Trump da marcha atrás en la prohibición que dejaba a los migrantes menores no acompañados sin representación legal

En 48 horas se enviaron más de 15.000 cartas al Congreso para recuperar el derecho de los niños a tener un abogado que defienda sus casos de asilo

Niños migrantes en un refugio, en Tapachula, Chiapas, el 16 de octubre de 2024.Nayeli Cruz

La Administración Trump ha dado marcha atrás en una de las medidas recientes más controvertidas de su campaña antiinmigración. Solo tres días después de que el Gobierno anunciara el fin del programa que ofrecía representación legal a los menores indocumentados que cruzaron solos la frontera, ha decidido continuarlo.

“Damos la bienvenida a la noticia de que se ha levantado la orden de suspender el trabajo en el Programa de Niños No Acompañados de Acacia”, declaró Shaina Aber, directora ejecutiva del Centro para la Justicia Acacia, en un comunicado. “Continuaremos trabajando junto con el Departamento de Salud y Servicios Humanos para garantizar que estos servicios críticos que defienden los derechos básicos del debido proceso de los niños vulnerables se restablezcan por completo y que nuestros socios en el campo legal (salvavidas legales que salvaguardan los derechos y el bienestar de los niños que buscan seguridad) puedan reanudar su trabajo sin interrupciones o demoras futuras”.

Las alarmas saltaron el martes pasado en esta organización, que gestiona la red de ayuda legal que se provee a los niños que llegaron solos, al recibir un correo electrónico del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que les instaba a interrumpir su actividad, cortando los fondos públicos designados para ello. El Gobierno aportaba unos 200 millones de dólares para dar asistencia legal a los menores, muchos de los cuales son enviados por sus padres con la esperanza de que así tengan más posibilidades de conseguir el asilo y puedan permanecer en Estados Unidos.

Sin dar más explicaciones, hoy viernes, otra carta enviada por correo electrónico, anula la anterior y da luz verde para que continúen su actividad.

Acacia representa a unos 26.000 niños que se encuentran bajo custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR). Los hay incluso que solo cuentan con dos años de edad y la interrupción de su trabajo dejaba a los menores solos para defender sus casos de asilo delante de un juez. Además de proveerles de abogados, la organización ofrece servicios de intérpretes y entrenamiento a los niños más mayores para que conozcan sus derechos.

“Los niños que llegan a Estados Unidos sin la compañía de sus padres o tutores legales a menudo han sobrevivido a actos de violencia, abuso, persecución o trata. Es inconcebible pensar que se los debería obligar a representarse a sí mismos en un tribunal de inmigración, contra un abogado gubernamental capacitado en una audiencia ante un juez, sin siquiera una orientación adecuada para los niños o sin comprender sus opciones legales”, añade Aber.

La inicial orden del DHS provocó una oleada de críticas de los defensores de los menores por todo el país. Acacia agradece a todas las personas que se manifestaron en contra y, en menos de 48 horas, enviaron más de 15.000 cartas a miembros del Congreso para pedir la restauración de los servicios de defensa legal de los niños.

Los procesos para conseguir el asilo pueden durar décadas. Cuando cruzan la frontera sin acompañante, los menores son recibidos por la Patrulla fronteriza, que los trasladan a la ORR, dependiente del Departamento de Salud y Servicios Sociales (HSS). Los menores permanecen bajo custodia de las autoridades estadounidenses antes de ser transferidos a un patrocinador, generalmente familiares o conocidos cercanos, que residen en el país y se hacen cargo de ellos.

El Gobierno acaba de exigir que se tome las huellas digitales y la información de todos los adultos que residan en la casa de acogida de los menores, lo que se prevé desaliente a muchos familiares que pueden ser indocumentados a hacerse cargo de los niños.

“Con este levantamiento de la orden de suspensión del trabajo, nuestra labor está lejos de terminar: estamos en un momento crítico para garantizar que ningún niño se vea obligado a navegar solo por nuestro sistema de inmigración”, sostiene Aber.

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