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Gala 5 de ‘Operación triunfo’: queremos tanto a Leire Martínez

Ha sido anunciar La Oreja de Van Gogh que vuelven y volcarse ‘OT’ con su jurado. Y tras ellos, España entera, al fin y al cabo qué nos gusta más que tomar partido ya sea entre el BBVA y el Sabadell, el horario de invierno o el de verano o el Instituto Cervantes y la RAE

Empiezo esta crónica pidiendo disculpas; la semana pasada me traicionó el subconsciente y nominé por mi cuenta a Max. Me lo puntualizaron con cordialidad —algo que agradezco, ya que cuanto más fútil es el tema del que se habla, más se suele soliviantar la gente—, conscientes, c...

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Empiezo esta crónica pidiendo disculpas; la semana pasada me traicionó el subconsciente y nominé por mi cuenta a Max. Me lo puntualizaron con cordialidad —algo que agradezco, ya que cuanto más fútil es el tema del que se habla, más se suele soliviantar la gente—, conscientes, como yo, de que se lo merecía. Todos queremos que Max, con esa mirada pura que te relaja más que el añorado Myolastan, sea feliz, pero también que lo sean sus compañeros.

Pero olvídense de los concursantes, esta ha sido la gala de Leire (Hear Me Tonight —¿solo yo me acuerdo del éxito de Modjo cada vez que alguien dice su nombre? Si es así, disculpen el chascarrillo). Ha sido anunciar La Oreja de Van Gogh, nuestros Fleetwood Mac patrios —más por el drama que generan que por su relevancia musical—, que vuelven con Amaia Montero al frente, y volcarse OT con su jurado. Y tras ellos, la España guardesa de las esencias de lo intrascendente. Al fin y al cabo, ¿qué nos gusta más que tomar partido, que decantarnos, que elegir, ya sea entre el BBVA y el Sabadell, el horario de invierno o el de verano o el Instituto Cervantes y la RAE?

OT se ha posicionado hasta el punto de elegir para la actuación grupal, más acertada de lo habitual, el éxito de Leire Martínez Mi nombre. Un tema en el que saca fuera todos sus sentimientos acerca de la salida del grupo. O sea que cuando canta “¿Dónde firmo para que te cobren las mentiras que tan bien escondes?”, no canta al amor y ya sé que es una decepción. No te puedes poner en plan desgarrado cuando estás tratando una cuita que podría dilucidar el cuerpo de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social.

Parece que la tecnología también ha tomado posición y el día que Leire reinaba en el reality de Amazon, la nube de la propia Amazon se cayó y provocó un retraso en la venta de las entradas de la gira histórica de La Oreja de Van Gogh. ¿Casualidad? Seguro, pero apelo a la conspiranoia porque hemos pasado de mirar el mundo con las gafas violeta de Gemma Lienas a observarlo de reojo con las amarillas de Marcos Llorente. Y por si no ha quedado claro que OT va a muerte con Leire, que apareció victoriosa en la actuación grupal, tras las actuaciones en solitario de las dos nominadas, Chenoa soltó un “en vez de estar en la rivalidad, se han puesto en el apoyo mutuo, han sido muy buenas amigas”. Cómo decirlo todo, diciendo tan poco. No quiero dármelas yo de Esperanza Gracia, pero dudo que en esta edición vayamos a escuchar muchas canciones de Amaia Montero.

Una vez recuperada la operatividad de la web de Amazon, la velocidad con la que se han vendido las entradas deja claro que el amago de boicot al grupo de San Sebastián que han pedido algunos no ha funcionado demasiado, porque muy mal cómo tratan a sus cantantes, pero vaya subidón cuando suene Rosas.

La de LODVG no es una excepción en el mundo de la música; ha habido otros grupos que han acabado como el rosario de la aurora. Tampoco estuvo exento de drama el fin de La quinta estación. De su cantante Natalia Jiménez interpretó Lucía Creo en mí. Y también creyeron los espectadores que por unas décimas permitieron que se quedase en la academia antes que Judit, que con Ciudad de papel de Malú hizo una interpretación magnífica y con aires de diva que gana Eurovisión representando a Azerbaiyán. Estuvo digna de una gala nueve o diez, pero, como suele ser habitual, no sirvió de nada porque todo el pescado estaba ya vendido.

Esta semana ha habido algunas actuaciones de las que supuestamente hacen historia. Por ejemplo, Guillo Rist y Tinho desmelenándose con I Wanna Be Your Slave de Måneskin, un número que debería haber sido sexi, pero recordaba más a tomar demasiado licor café en un mercado medieval o a un capítulo especial de Forjado a fuego. Con todo, Guillo Rist, con ese nombre que parece un anagrama, y Tinho, que cada semana carga con el odio indisimulado del departamento de vestuario, le sacaron todo el partido posible. Tal vez esa abuela maravillosa de Tinho que pudimos intuir brevemente en el vídeo de los familiares, pueda hacer una llamadita y ablandar a Rosa de vestuario, o a quien ahora mismo sea su representante en la tierra, porque lo que le hacen gala tras gala a su nieto no tiene nombre.

Histórica también se preveía Téyou; la favorita llegaba con una canción de Stromae, el autor de uno de los “martinazos” de la edición de 2023, Alors on dance. A ella le tocó Papaoutai, un homenaje al padre del cantante, víctima del genocidio de Ruanda, uno de esos genocidios que nadie teme denominar como tal, igual porque está muy lejos o porque no implica intereses económicos. Téyou estuvo correcta, pero con su nivel podría haber estado excelsa. Tampoco dejaron huella Crespo y Claudia Arenas con el Nada valgo sin tu amor de Juanes.

A veces el tema no ayuda, tampoco los sempiternos fallos de sonido. Los pobres sonaban como una cinta de noventa minutos regrabada demasiadas veces. Las deficiencias en el audio son ya un clásico al que esta semana se sumaron problemas de realización. Solo ser el nuevo favorito salvó a Crespo de la nominación; Claudia no tuvo tanta suerte. Tampoco pasarán a la memoria colectiva del formato Guille Toledano y Max con el I Was Born to Like You de Freddie Mercury, ni María Cruz y Olivia con el Yes, And, —muy bien coreografíada por Vicky, a quien hay que reivindicar siempre—.

Una versión de Vogue de Madonna, aunque habrá quien escuchando ese Vogue piense que Madonna ha plagiado a Ariana Grande. Cristina y Laura Muñoz, por su parte, interpretaron La mala costumbre de Pastora Soler y sin ninguna conexión con el excepcional libro de Alana S. Portero. Fue un estupendo ejemplo de acting y eso que llaman empastar; aunque la palabra de esta semana ha sido “constricción”, no paramos de aprender, pero por una de esas boutades que tanto gustan a los jurados, decidieron nominar a Cristina, a la que luego salvaron los profesores porque solo faltaba. Los compañeros salvaron a Claudia y Lucía vuelve a estar nominada, al lado de, y esta vez no estoy proyectando, Max. De nuevo nos toca posicionarnos, pero nada nos gusta más.

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