Inés Rodríguez, logopeda con parálisis cerebral y ‘tiktoker’: “A la gente le encanta dar su opinión y creo que no hace falta”
La joven tinerfeña divulga en TikTok sobre discapacidad bajo el nombre de @inusu_al y es la nueva colaboradora de ‘El Intermedio’
“A la próxima persona que me llame campeona, la apuñalo”. Así comenzaba el vídeo que la neurologopeda Inés Rodríguez Martínez (Tenerife, 25 años) subió a su cuenta de TikTok (@inusu_al) el pasado febrero. “Por si no te has dado cuenta, tengo discapacidad y me pasa que voy por la calle y alguien me dice, eres una campeona, puedes con todo, a tope contigo”, continuaba la joven, que tiene parálisis cerebral y está harta de que la feliciten por existir. La red social hizo lo suyo, el boca a boca también y el vídeo explotó. Más de 5,2 millones de reproducciones, 5.082 comentarios y siete meses después, Rodríguez se ha estrenado como colaboradora en la nueva temporada de El Intermedio. En su sección, que se llama como ella en las redes sociales, Inusual, cuenta con mucho humor cómo es el día a día de una persona con discapacidad: de las barreras arquitectónicas que se encuentra a las cinco cosas que bajo ningún concepto le debes decir a alguien que tiene algún tipo de diversidad funcional.
Esta colaboración es la última oportunidad que le ha surgido, pero Rodríguez lleva desde 2021 publicando vídeos en TikTok, tarea que ha compaginado con su trabajo como logopeda. Practica lo que llama “costumbrismo adaptado”, donde muestra su realidad y cómo vive una persona con discapacidad. “Creo que soy bastante entretenida de ver”, bromea. “A veces me pasaban cosas, me reía sola y pensaba, si me viera alguien…”, recuerda la divulgadora a EL PAÍS. Y un día decidió que sí, que la vería alguien. O miles de personas. O millones. Colocó el móvil y le dio a grabar. Comenzó en YouTube y luego se pasó a TikTok, plataforma en la que cuenta con 170.000 seguidores. “Creo que el primer paso dentro de cualquier movimiento social es visibilizar, que se sepa que existes”, sostiene.
En sus vídeos, Rodríguez corta col, pasea por la calle con su triciclo, hace surf, se maquilla, toca la guitarra, prepara café, se ata los cordones, practica escalada en un rocódromo y, mientras tanto, reflexiona sobre discapacidad y divulga sobre la parálisis cerebral, condición que tiene desde que era un bebé a consecuencia de una hipoxia perinatal, es decir, la falta de oxígeno durante el parto. “A los cuatro o cinco meses de nacer, mis padres me compararon con una prima de mi edad y vieron que yo no hacía cosas que debería hacer”, recuerda. La llevaron al médico y empezaron las exploraciones. “A mí me duele mucho que a mis padres nunca les dijeron el diagnóstico, se tuvieron que enterar leyendo informes. Nadie les sentó a explicarles absolutamente nada, ni les dio ninguna facilidad”, añade.
Rodríguez remarca la “inmensa suerte” que tuvo de crecer en una familia que contó con las ganas, la motivación y, sobre todo, los recursos para darle la atención que necesitaba. “Agradezco que no me pusieran límites a mis capacidades. Mis padres me cuentan que me quería apuntar a todas las actividades extraescolares y una vez les pedí ir a tiro con arco. Ellos dijeron, dónde va esta niña, pero me apuntaron. Pensaron que ya me daría cuenta. Cuando vi que no podía, me fui, y ya está. Los límites al final ya te los pone la vida, pero a mí esto de ‘no lo puedes hacer’ no me lo ha dicho nadie nunca”, reflexiona.
Rodríguez ha conseguido en su parcelita de Internet algo de lo que no pueden presumir muchos creadores de contenido: una comunidad en la que apenas hay espacio para el odio. “Tengo un público maravilloso, casi no tengo haters y, si hay alguno, la gente se le echa encima. No tengo ni que mover un dedo”, cuenta. ¿Cuál es el secreto? Para ella, hay varios factores que juegan a su favor. Uno de ellos es el humor, una herramienta que considera “superútil” para hablar de cualquier tema. También cree en divulgar desde el cariño, algo que se esfuerza en aplicar en sus vídeos: “Entiendo que no sepas, porque nadie te ha explicado nada”. “A veces me enfado y me molesta, como en el vídeo que se me viralizó, pero igual que yo tengo derecho a enfadarme, tú también tienes derecho a no saber. Intento mantener el equilibrio entre la crítica social, el ‘por favor, déjame en paz’, y el ‘te voy a explicar por qué necesito que me dejes en paz”, cuenta. Y argumenta: “Las personas con discapacidad somos supernuevas en sociedad. Supongo que a la primera mujer que se puso pantalones, alguien la llamaría campeona también por enfrentarse a toda esta gente que solo le ponía pegas. En ese sentido, lo entiendo perfectamente. Lo que he defendido es que no hace falta que me lo digas, te puedes callar y ya está”. Porque como resume Rodríguez: “A la gente le encanta dar su opinión y yo creo que no hace falta. Casi nunca hace falta”.
Entre los vídeos que más triunfan en su perfil se encuentran aquellos en los que la sale cocinando porque, como explica, son muy “entretenidos”, aunque también tensos de ver. En ellos, corta repollo con un cuchillo descomunal, pela ajos o pica cebolla, mientras se pregunta con mucho humor por qué tienen que ser redondas estas hortalizas. “Los veo y digo, madre mía es que vaya personaje”, se ríe.
Otros que funcionan muy bien son los de maquillaje. Para Rodríguez, ambas temáticas son muy buenas herramientas para introducir un discurso y que la gente escuche, mientras muestra alternativas a cómo hacer las cosas. También habla sobre la meritocracia, se abre sobre sus inseguridades o reflexiona acerca de por qué no considera un complejo su discapacidad. “Me parece una pérdida de tiempo, ¿sabes? Tengo preocupaciones mucho más elevadas que esto, que es algo que no puedo cambiar. Convivo con ello desde siempre, así que tampoco conozco otra cosa. A veces me molesta, pero ¿qué hago?¿me mato? Pues no”, explica.
Rodríguez, como tantos otros niños con discapacidad, creció con falta de referentes en medios de comunicación, cine y televisión. Una situación que, poco a poco, está cambiando. “Hace unas semanas se estrenó una peli de animación chulísima, Buffalo Kids, donde sale un niño con discapacidad”, cuenta y recuerda que la “normalización es muy importante, sobre todo desde pequeños. A los niños no les cuesta trabajo asimilarlo, no tienen que deconstruir nada porque se están construyendo”. Y propone: “Me parece fundamental educar en la inclusión”.
Sobre si se siente un posible referente para las nuevas generaciones y cómo afronta esa responsabilidad, Rodríguez lo tiene claro: “Me equivoco y me equivocaré, pero estoy tranquila. Creo que lo estoy haciendo lo mejor que puedo y, sobre todo, lo más natural que puedo. Simplemente, estoy viviendo mi vida y exponiéndola”. Esta creadora de contenido también bromea con su trabajo: “Cómo estará de mal la cosa para que una muchacha aleatoria cortando cebolla sea un referente”. Y aunque sabe que aún queda mucho por hacer, se siente muy afortunada por formar parte de este cambio.
¿Y cómo encara ella este año en el que su vida ha cambiado tanto? De momento, va a empezar a estudiar interpretación. ¿Algún sueño? “Me encantaría ir a La Revuelta, sé que me lo pasaría superbién”. Broncano, toma nota.