‘The Capture’, dos temporadas de alarde audiovisual

La serie británica exige a los espectadores una especial atención para entender buena parte de los diálogos sobre la manipulación de vídeos y su correspondiente jerga. Y pese a ello, resulta muy entretenida, incluso adictiva

Holliday Grainger, protagonista de 'The Capture'.NICK WALL

Hay una regla no escrita que señala que los que hemos sido educados en lo que McLuhan llamó la Galaxia Gutenberg tenemos que delegar en los hijos o nietos para el uso correcto de los aparatos de la cultura audiovisual. Algo de eso hay para la cabal comprensión de las dos temporadas de ...

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Hay una regla no escrita que señala que los que hemos sido educados en lo que McLuhan llamó la Galaxia Gutenberg tenemos que delegar en los hijos o nietos para el uso correcto de los aparatos de la cultura audiovisual. Algo de eso hay para la cabal comprensión de las dos temporadas de The Capture, que se exhiben en Movistar Plus+, y que exigen a los espectadores una especial atención para entender buena parte de los diálogos sobre la manipulación de vídeos y su correspondiente jerga. Y pese a ello, las dos temporadas de la serie británica resultan muy entretenidas, incluso adictivas. Todo depende del horario en que se vean, desaconsejando, eso sí, la primera horas de la tarde por la modorra que suelen provocar las digestiones. Si ya se le exige al espectador una especial atención por lo complicado de la trama, una cabezada a destiempo puede ser un serio riesgo para la comprensión de cualquiera de los 12 capítulos de las dos temporadas.

Dicho lo cual, las indagaciones de la agente Rachel Carey para tratar de descubrir a los responsables de varios asesinatos de policías, pese a que ha sido transferida al departamento de Antiterrorismo de la primera a la segunda temporada y, por lo tanto, esos crímenes no son exactamente de su competencia ya que son de índole doméstica —al menos aparentemente—, desembocarán en un alarde de manipulación de vídeos en el que los servicios especiales de la policía británica, un selecto grupo de miembros de la CIA y la muy poderosa BBC enmarcan los actos de un destacado político, Isaac Turner, epicentro de una malvada organización, con una finalidad: destruirlo políticamente.

Naturalmente, toda serie policíaca que se precie no puede, o no debe, tener un desarrollo lineal. Se necesitan varias vueltas de tuerca para que quien la contemple no descubra fácilmente al malvado. La sorpresa es la clave, algo que en las dos temporadas de The Capture se cumple sobradamente al pasar de un sospechoso a otro, de una presunta mafia a otra, en un Londres contemporáneo en el que todo reluce más que el sol. Son las ventajas de quien creó la serie, Ben Chanan, que si por una parte muestra una ciudad impecable, de otra señala que esta ficción resulta ser muy relevante ya que advierte sobre los peligros de las inteligencias artificiales. Lo dicho: no la vean después de comer.

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