Roberto Brasero: el hipermotivado hombre del tiempo
No hay día que alguien no le pregunte cómo va a hacer, pero el presentador, una de las estrellas de Atresmedia, pone siempre su mejor cara
Roberto Brasero (Talavera de la Reina, 53 años recién cumplidos) entra en la sala de maquillaje central de la sede de Atresmedia. A esa hora, como casi a cualquier otra, hay bullicio, gente que cruza de un lado a otro en busca del milagro facial y capilar del día, sabiendo que nunca se sale de ahí peor de cómo se llegó.
Brasero es de esos que se hace notar a su llegada, da unos buenos días enérgicos, saluda al personal, hace alguna ...
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Roberto Brasero (Talavera de la Reina, 53 años recién cumplidos) entra en la sala de maquillaje central de la sede de Atresmedia. A esa hora, como casi a cualquier otra, hay bullicio, gente que cruza de un lado a otro en busca del milagro facial y capilar del día, sabiendo que nunca se sale de ahí peor de cómo se llegó.
Brasero es de esos que se hace notar a su llegada, da unos buenos días enérgicos, saluda al personal, hace alguna chanza y siempre hay alguien que la recibe y responde. Es de esas personas que parece que jamás ha dormido pocas horas, de esas que parece que la vida le sonríe 24/7. Brasero es de esos que aterrorizan a los que necesitan dos horas desde que se levantan para empatizar con la humanidad. “¡Buenos días!”, dice en voz muy alta e hipervitaminada cada vez que entra en esa sala, y una intuye que en el resto de las estancias en las que entró, entra y entrará a lo largo de su vida.
El hombre del tiempo de Antena 3 está acostumbrado a que le pregunten siempre qué tiempo va a hacer justo el día de la comunión del niño, del sábado escogido para darse el tinte, reservar el camping o el próximo puente, pero no parece estar harto. Es simpático, dicharachero, hacedor de un estilo propio a la hora de explicar las cosas del clima. Mucho antes de que alguien haga una broma, ya está él dispuesto a elaborarla. Así arrancó su intervención en el Club de la Comedia hace unos años: “Muy buenas noches, ustedes no se imaginan lo difícil que es ser Roberto Brasero, hombre del tiempo. Que te anuncien en pleno agosto diciendo: “Y ahora el tiempo con Brasero”. Con dos cojones, ¡toma cambio climático!”. El público del teatro ya se estaba riendo tras la primera frase.
El talaverano empezó su carrera profesional como becario en la misma empresa para la que ahora trabaja, marchó a Telemadrid y volvió a Antena 3 para convertirse en una de las estrellas de la tele. Es un tipo que lo mismo rapea para explicarte Filomena —“¿y si doy la previsión en rap?”, pensó, y lo hizo—, que imita a Carlos Baute porque una vez puestos, ya se sabe. Que se divierte con Trancas y Barrancas, cuando Carlos Latre aparece en escena caracterizado como él, que se pone serio cuando toca pero que siempre, o casi siempre, destila campechanía.
“Es tal cual lo ves en la tele. Habla sin parar, con todo el mundo. Es tan divertido… y superentregado”, cuenta un compañero que lo trata dentro y fuera de las instalaciones de San Sebastián de los Reyes, donde se encuentra la sede de Atresmedia.
Ha ganado la Antena de Oro, el premio especial de la AEMET y es hijo predilecto de Castilla La Mancha. “Tú me propones unas vacaciones en el Caribe y yo te digo: ¡pero si yo he sido feliz en Tomelloso!”, le contó a Mara Torres aquella vez que hizo de Gatopardo en el programa El faro, de la Cadena Ser.
El responsable de Meteorología en A3 Noticias nació en un cuartel de la Guardia Civil por la profesión de su padre, una época de su vida que recuerda con cariño. Tanto, que no pudo evitar bajar la guardia y mostró las costuras en la sorpresa que le dedicó Susanna Griso en el Espejo público del 19 de marzo, cuando le tocó recordarse a sí mismo, el menor de cuatro hermanos, y a su progenitor, fallecido a los 91 años en noviembre de 2021. “Tuve una infancia feliz y un gran padre. Me acuerdo todos los días de él, fue un padre fantástico y un gran abuelo. Una suerte”, le contó a la presentadora.
A Brasero le encantan Los lobos negros, grupo musical de su Talavera natal, vivió en una residencia de estudiantes de la madrileña calle de Príncipe de Vergara y antes de que nos explicara qué demonios significa la palabra ciclogénesis y la gota fría, trabajó como agente censal. “El buen tiempo es el tiempo que hace en su tiempo”, repite siempre que puede.
Pero no todos le ven como “el hombre más simpático de todos los premios”, el de “las certeras previsiones” y el de la “deslumbrante personalidad”. O sí, pero también algunas de sus aristas. “Es absolutamente imprevisible, y aunque se empeñe en mostrar la imagen de hombre ideal, no es así. Tiene un pronto malo, sin darte cuenta o sin que pase nada concreto asoma malas formas y grita a la gente, porque depende de la hora en la que lo pilles”, cuenta una persona que trabaja en Atresmedia desde hace años.
Saraos
Otros hablan de su dispersión trabajando, de que alterna la broma con la generosidad, de que el fracaso de su programa Mundo Brasero —la cadena lo retiró sin previo aviso tras los bajos índices de audiencia— le ha dolido más de lo que muestra, que siempre es el que cierra los saraos que organiza el grupo para el que trabaja. “Es una referencia para todos nosotros, siempre aguanta más que el resto”, bromea otro de sus compañeros.
Esa entrega que se traduce también en fervor hacia su trabajo. “Nunca dice que no a nada, está en todas partes. No sé si lo tiene por contrato o sencillamente es que es así, pero no hay cosa que organice la casa en la que no participe, y eso lo valoro mucho. Es un estrellón, que no se nos olvide, y otros no hacen eso”, cuenta otra de las estrellas del grupo que prefiere no decir su nombre, de los que se prefieren recogerse pronto en casa. Justo cuando empieza la hora buena de Brasero. Ese al que nunca parece gastársele la pila.
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