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Sospecho que somos muchos los lectores de Vargas Llosa que alguna vez nos hemos preguntado a nosotros mismos: “En qué momento te jodiste”

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa junto a la réplica de ella en cera.Víctor Sáinz

Percibo un bajón de interés en las televisiones generalistas hacia la tragedia de los pobrecitos ucranios. La tragedia ya les dura mucho, no tiene pinta de acabar y nosotros seguimos con calefacción aunque el precio sea salvaje. Su machacón interés se centra ahora en una indescriptible y corneada señora, de nombre Tamara, que ha perdonado a su libertina pareja y que vuelven a estar dispuestos para el matrimonio. También en la ...

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Percibo un bajón de interés en las televisiones generalistas hacia la tragedia de los pobrecitos ucranios. La tragedia ya les dura mucho, no tiene pinta de acabar y nosotros seguimos con calefacción aunque el precio sea salvaje. Su machacón interés se centra ahora en una indescriptible y corneada señora, de nombre Tamara, que ha perdonado a su libertina pareja y que vuelven a estar dispuestos para el matrimonio. También en la ruptura de su sofisticada y mundana madre con un príncipe de la inteligencia por los celos de este. O vaya usted a saber. Sospecho que somos muchos los lectores de este hombre, autor de tres novelas excepcionales como La ciudad y los perros, Conversación en la catedral y La fiesta del chivo, que alguna vez nos hemos preguntado a nosotros mismos: “En qué momento te jodiste”, memorable arranque de una de ellas. También parlotean de la muerte de un antiguo Papa, un tipo tan suave como inquietante. Y de la Pascua militar.

Buceo desganadamente en las series. Y me planteo si aquellos que las financian exigen certificado de progresismo en los guiones. O sea, empoderamiento, feminismo, sexualidades abiertas, interracialidad, cosas legítimas pero no a condición de que sean obligatorias en la presunta creación de arte o de entretenimiento. ¡Ay de las subvenciones, del tributo a la moral dominante!

Pero constato que la ha palmado Enzensberger y no veo su defunción en los informativos. Qué pereza, a lo peor era un intelectual de verdad, de esa inútil raza que lo cuestiona todo. Y me vuelvo a arrullar con una de sus poesías para los que no leen poesía: “El que no puede comprarse una isla, el que espera a la reina de Saba frente a un cine, el que da de comer a las ardillas, el que no hace nada”.

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