Ya no hay marcha atrás: las series de televisión han cambiado a los festivales de cine para siempre
Programadores y productores hablan de la cada vez mayor presencia de ficciones televisivas en los certámenes internacionales, hasta ahora centrados en las mejores películas de la temporada
Por primera vez en su carrera, el veterano Marco Bellocchio ha recurrido este año al formato de miniserie en Esterno Notte. Con ella retoma el secuestro y asesinato del ex primer ministro italiano Aldo Moro, que ya contó hace casi 20 años en el largometraje ...
Por primera vez en su carrera, el veterano Marco Bellocchio ha recurrido este año al formato de miniserie en Esterno Notte. Con ella retoma el secuestro y asesinato del ex primer ministro italiano Aldo Moro, que ya contó hace casi 20 años en el largometraje Buenos días, noche. El festival de cine de Cannes, aunque en guerra permanente con el contenido en plataformas, la incluyó este mes de mayo en su programa. No rompió su propia regla. Semanas antes de su estreno de este lunes en la cadena pública Rai y la plataforma Raiplay, el relato llegó a las salas de cine de su país dividido en dos tandas. Ya no hay gran festival de cine que no sucumba a las series de televisión. Hacerlo atrae a nuevos espectadores a sus proyecciones, expande y da coherencia a la labor de sus programadores y sirve de apoyo a los creadores.
Venecia empezó también con miniseries como Mildred Pierce y ha continuado con títulos como The Young Pope / The New Pope y con la española 30 Monedas, de Álex de la Iglesia. Sundance lo hizo con una producción de su canal de televisión hermano, Top of the Lake, de Jane Campion, y ahora tiene su propia sección de series. Y otro festival de clase A, el de San Sebastián, lleva desde 2017 incluyendo de forma regular títulos españoles en su sección oficial fuera de concurso. Antidisturbios, La peste y Apagón son algunas de ellas.
Para Rowan Woods, responsable de la incipiente sección de series del Festival de cine de Londres, la ficción televisiva ha llegado a los festivales de la mano de sus autores. “Ha sido una sucesión natural. Muchos de los cineastas que estábamos acostumbrados a programar se han pasado a la televisión y no tendría sentido ignorar ahora sus trabajos”, comentaba en octubre por teléfono desde la capital británica. “Al principio, era un suceso especial que Park Chan-Wook [Little Drummer Girl] o David Fincher [Mindhunter] hicieran series. Y por eso lo mostrábamos. Ahora, la distancia dramática entre las narraciones en pantalla pequeña y las de cine se ha acortado tanto y ambos mundos comparten tantos profesionales delante y detrás de la cámara que lo lógico es seguir los pasos hacia donde se dirige la industria. Nuestra labor de curadores es la misma que en nuestras 65 ediciones anteriores”, prosigue.
Con un palmarés no tan prestigioso como el Cannes o Venecia, esta cita se centra en el público y los medios de comunicación. Congrega para ellos cada mes de octubre los grandes estrenos de la temporada de premios, como hace el festival de Toronto en Norteamérica. En su sección oficial televisiva de este 2022, ha avanzado lo mejor del año en todo el mundo, como el estreno de la tercera temporada del clásico danés de Lars von Trier, The Kingdom Exodus, la canadiense High School, basada en las memorias del dúo pop Tegan and Sara, y dos de las principales apuestas de Amazon Prime Video: The English, western protagonizado por Emily Blunt (y que por cosas de la guerra del streaming ha llegado este viernes a España a través de HBO Max), y Mammals, con James Corden regresando a su faceta de actor.
Hacer industria
Para el festival de cine de Salónica, referente griego de los certámenes de cine de autor, el salto a la televisión es una cuestión más relacionada con las áreas de industria y el mercado. El país ha logrado exportar a todo el mundo en los últimos 15 años a toda una oleada de cineastas con la Greek Weird Wave y Canino, de Yorgos Lanthimos, Miss Violence, de Alexandros Avranas, y Attenberg, de Athina Rachel Tsangari, a la cabeza. Ahora, busca repetir el fenómeno con sus series. En su programa de su reciente edición de 2022, celebrada a principios de noviembre, han dedicado un día entero a charlas, encuentros y proyecciones en torno a la ficción televisiva de profesionales griegos e internacionales.
Angeliki Vergou, responsable de Agora, la sección relacionada la distribución y con el apoyo a proyectos de nuevos talentos en la que se engloba Agora Series, explica que, en su caso, esta nueva programación de series ha llegado por necesidad. “Antes de la crisis económica de 2008, las series griegas también tenían buena reputación. Pero, desde ese momento, la parrilla se llenó de comedias vacías. Había que compensar toda esa tormenta de malas noticias que plagaban la televisión. Necesitamos volver a crear relatos de peso para sumarnos a la nueva realidad que han impulsado las plataformas de streaming, en la que series escandinavas de nordic noir pueden triunfar en todo el mundo y en la que el espectador exige altos estándares de calidad”, apunta en la sede del certamen, en Salónica.
Niki Xenou, responsable de esta subdivisión televisiva en el evento griego, destaca otras razones para impulsar esta unión: “Durante la pandemia, la producción de series se ha disparado, haciendo todavía más evidente el salto de grandes cineastas a este otro medio. La movilidad también lo ha hecho, por lo que Grecia podría alojar rodajes de producciones de cualquier parte del mundo. Queremos unir a canales, plataformas, productores y creadores en un mismo espacio para impulsar más proyectos originales y coproducciones”, dice. La de este año ha sido una experiencia piloto que esperan que siente las bases para un programa más ambicioso a partir de 2023.
Más público para los festivales
Esta apuesta de los festivales por las series no funcionaría si se limitara solo a proyecciones en pantalla grande. “Entre los retos más complejos está el de saber que no podemos ofrecer el contenido íntegro a la audiencia, tan solo capítulos iniciales. Por eso, que una serie sea excelente no es suficiente para que decidamos proyectarla. También analizamos si los episodios que vamos a mostrar pueden ofrecer una experiencia satisfactoria al espectador, aunque sea incompleta”, comenta Woods. En cualquier caso, confirma que las series están atrayendo a más público a los festivales. Las entradas para las sesiones televisivas de esta edición del festival de cine de Londres se agotaron en su mayoría de pases en su primera semana a la venta, asegura. “Llegan espectadores que nunca habían pasado por el festival y, al mismo tiempo, mostramos a los de siempre nuevas formas de narrar en pantalla”, celebra. La programadora avanza que en los próximos años su espacio también reforzará su oferta centrada en industria, aumentando los paneles y charlas públicas con profesionales del sector, como ocurre en Salónica.
Ran Tellem, responsable de Desarrollo de Contenido Internacional de The Mediapro Studio, es ejemplo de esa globalización de la que hablan las responsables de Agora Series. La productora española ha vendido los derechos de The Head, con reparto y equipo técnico internacional, a decenas de países de todo el mundo. Y ha creado curiosas coproducciones como la hispano-finlandesa Kosta (The Paradise), rodada en ambos países. El productor ha participado en eventos paralelos en festivales como el de Berlín para impulsar estos proyectos. “El mercado está cambiando. El papel de televisión ha crecido tanto en la industria de la cultura y el entretenimiento que los festivales de cine no han tenido más remedio que adaptarse a esa realidad. No pueden ignorar que la profundidad que alcanzan algunos relatos y personajes televisivos es algo que no se puede lograr en los 90 o 120 minutos que dura una película”, argumenta.
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