¿Hay demasiadas series a la vez?
Cuando algo triunfa, le salen mil copias, y cada vez cuesta más encontrar chispas originales. Demasiadas cosas parecen ya vistas
Está de moda quejarse por la sobreabundancia de series, como también dicen que se publican demasiados libros. Quizá estos agobiaditos añoren los tiempos del UHF y del VHF, y les gustaría que se publicase un solo libro (el suyo, porque muchos de los que se quejan son escritores), pero yo no entiendo la sobreabundancia como tragedia. Sería como llorar por tener la nevera llena y que me costara elegir qué cenar. Una pareja aplastada en el sofá subiendo y bajando el catálogo de una plataforma sin decidirse por ninguna serie es la...
Está de moda quejarse por la sobreabundancia de series, como también dicen que se publican demasiados libros. Quizá estos agobiaditos añoren los tiempos del UHF y del VHF, y les gustaría que se publicase un solo libro (el suyo, porque muchos de los que se quejan son escritores), pero yo no entiendo la sobreabundancia como tragedia. Sería como llorar por tener la nevera llena y que me costara elegir qué cenar. Una pareja aplastada en el sofá subiendo y bajando el catálogo de una plataforma sin decidirse por ninguna serie es la metáfora contemporánea del tedio y el vacío existencial. Quienes así lo sientan deberían recordar que el tedio y el vacío se llevan por dentro, y que ni las series ni los libros tienen la culpa de que seas un muermo indeciso.
Hay un efecto pernicioso de la superabundancia que conviene reconocer: la hiperproducción fomenta lo clónico. Cuando algo triunfa, le salen mil copias, y cada vez cuesta más encontrar chispas originales. Demasiadas cosas parecen ya vistas. Pero, de nuevo, tan solo hay que afinar la puntería, pues la abundancia clónica también esconde tesoros que, en épocas de escasez, serían impensables.
Por ejemplo: en los tiempos de las networks, cuando solo había una serie importante por cadena y temporada, sería inconcebible una maravilla como Solo asesinatos en el edificio, que acaba de estrenar segunda temporada en Disney+. Esta genialidad se inspira en el delirio hiperexcitado moderno y es un repertorio inagotable de metatelevisión y guiños a las obsesiones contemporáneas, con el fracaso y la fama histérica de las redes sociales como música de fondo. No he visto ni el 3% de las series en cartel (hay unas 5.000, ojo, hacen falta varias vidas), pero me juego el prestigio que no tengo a que no encuentran nada más divertido, inteligente, gamberro y original en ningún sitio.
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