La camaradería rock de los mil fanáticos que homenajearon a Foo Fighters

El fallecimiento del batería Taylor Hawkins poco después de posar para sus seguidores dota de nuevos significados al documental ‘Rock por mil’, que recuerda la inusual invitación que recibió la banda para tocar en una pequeña ciudad italiana

Un momento de la grabación del vídeo viral que atrajo a Foo Fighters a Cesena (Italia) en 2015. En vídeo, tráiler de 'Rock por mil'.

Las últimas imágenes con vida de Taylor Hawkins, el batería de Foo Fighters, se tomaron a las puertas del hotel colombiano en el que perdió la vida a finales de marzo. El músico había acudido al encuentro de sus seguidores horas antes de una actuación en Bogotá que nunca llegó a celebrarse. Una escena similar pudo verse unos días antes en Asunción (Paraguay). Emma Sofía, una niña de nueve años admiradora del grupo, se pla...

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Las últimas imágenes con vida de Taylor Hawkins, el batería de Foo Fighters, se tomaron a las puertas del hotel colombiano en el que perdió la vida a finales de marzo. El músico había acudido al encuentro de sus seguidores horas antes de una actuación en Bogotá que nunca llegó a celebrarse. Una escena similar pudo verse unos días antes en Asunción (Paraguay). Emma Sofía, una niña de nueve años admiradora del grupo, se plantó junto a su padre en el hotel del estadounidense con su propia batería. Quería tocar para su ídolo. Al escuchar un sonido tan familiar para él, Hawkins localizó a la joven paraguaya y terminó haciéndose una fotografía con ella. Esa conexión entre dos desconocidos, fugaz, inmediata y profunda, se multiplica de forma exponencial en Rock por mil (We Are The Thousand), el documental de DocsBarcelona que recorre España en abril con proyecciones puntuales en varias salas del país —por ejemplo, el 8 en el Auditori de Sant Martí de Barcelona; el 12, en la Cineteca de Madrid; y el 18, en la Casa das Campás de Pontevedra—. También puede verse a partir de este viernes 8 en Filmin.

Fabio Zaffagnini, geólogo de profesión, buscaba en 2015 la forma de convencer a sus idolatrados Foo Fighters para que ofrecieran un concierto en Cesena (Italia), una ciudad de menos de 100.000 habitantes cercana al mar Adriático. Sabía que un simple vídeo en internet no iba a llamar su atención. Por eso decidió grabar una gesta milagrosa: reunir en un mismo lugar a 1.000 músicos, entre guitarristas, baterías, bajistas y cantantes, para interpretar a la vez uno de los temas de la formación, Learn to Fly. Los roles se cambiaron por un día. Una multitudinaria audiencia tocó para los seis miembros de un grupo, convertidos esta vez en espectadores. “Ahora, estoy mirando al cielo para salvarme / Buscando una señal de vida / Buscando algo que me ayude a quemarme de forma gloriosa”, cantaron juntos para la banda. El emotivo homenaje de siete minutos y medio de duración ha logrado en estos años casi 60 millones de reproducciones en YouTube. Y que Dave Grohl y compañía actuaran finalmente en un lugar en el que nunca hacen parada las estrellas de la música.

Anita Rivaroli (38 años), la directora del documental, entabló en su adolescencia una amistad con Fabio que se ha forjado a lo largo de los miles de kilómetros que han recorrido juntos en coche para ver a sus grupos favoritos en directo. “Hasta que un domingo, estábamos en la playa y Fabio dijo que, por una vez, tenía que ser al contrario”, recordaba la italiana el viernes pasado a través de Zoom. Sin tener mucha fe en la ambiciosa ocurrencia de su amigo, se comprometió a grabar el vídeo de YouTube con el que invitar a los estadounidenses a su ciudad. “Cuando vi que tantas personas venían a grabarlo, por sus propios medios y desde todos los rincones del país, y que tenían sus propias historias que contar, decidí que este relato merecía explicarse con más tiempo y más energía, sin saber si íbamos a sacar la idea adelante”, comenta.

Imagen tomada el 18 de marzo de 2022 del baterista de Foo Fighters, Taylor Hawkins, y el vocalista Dave Grohl en el escenario, en el festival de música Lollapalooza 2022 en Santiago.Foto: JAVIER TORRES (AFP)

De repente, Rivaroli se vio envuelta en una doble grabación, la del vídeo de homenaje y la del documental. Y tenía que hacerlo sin entorpecer el complicado objetivo de sincronizar cientos de instrumentos. Los organizadores no lograron un sonido óptimo hasta que idearon un sistema de señales luminosas, similares a las de un semáforo, que funcionaran a modo de metrónomo para ayudar a los participantes a mantener el ritmo. “El reto común de lograrlo antes de que se fuera el sol y el hecho de estar haciéndolo sin apenas medios despertó un mágico sentimiento de comunidad que ahora echo de menos”, comenta la directora.

Todavía más milagroso es que este tributo diera pie a que muchos de sus participantes mantuvieran el contacto y crearan una comunidad digital de músicos aficionados y profesionales. Siguen aceptando miembros, siempre que demuestren aptitudes e interés por la música en directo. “Ya han pasado más de 20.000 personas por el proyecto”, recuerda Rivaroli. Ese mismo año de la visita de Foo Fighters comenzaron a ofrecer conciertos por toda Europa bajo el nombre de Rockin’ 1000 y por eso se han convertido en la banda más grande del mundo. Tras el parón obligado de dos años por la crisis del coronavirus, volverán a mediados de este mes de mayo a los escenarios —en realidad a los estadios, el único lugar que puede alojar a tal cantidad de músicos—. Lo harán con un recital en el Stade France de París.

Anita Rivaroli, directora del documental.

Luz tras la tragedia

Foo Fighters es el grupo que nació de una tragedia. El suicidio de Kurt Cobain en 1994 desintegró Nirvana. Grohl, el batería del trío, decidió convertirse en el cantante y líder de su propia banda, abrazando un sonido mucho más enérgico y luminoso que las melodías grunge de su anterior etapa. Uno de sus primeros éxitos omnipresentes en la parrilla de MTV, Big Me, está mucho más cerca de The Beatles que de Nirvana. En sus casi 30 años de trayectoria, los Foo Fighters se han convertido en los grandes ídolos de la última generación que ama el rock. Son capaces de congregar a multitudes en tiempos de reguetón y música urbana, en los que ya apenas suenan guitarras en las listas de éxitos.

“La música no solo ha cambiado de género en los últimos tiempos, también en la forma en la que se vive. Los que hemos nacido en los ochenta todavía nos acordamos de escucharla y de tocarla juntos, en grupo. Ahora, si tienes un ordenador, puedes hacerlo todo tú solo desde casa. Aunque, por otro lado, sin herramientas tecnológicas como las redes sociales este milagro nunca hubiera ocurrido”, defiende Anita Rivaroli.

Dave Grohl durante el concierto ofrecido en Cesena (Italia).

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