‘La sangre helada’, terror y supervivencia bajo cero
La serie dirigida por Andrew Haigh, adaptación de una novela de Ian McGuire, grabó varias semanas en el océano Ártico, el punto más septentrional en el que se ha rodado jamás, en busca de realismo
Andrew Haigh quería que su serie fuera lo más realista posible. Por eso, para grabar La sangre helada —adaptación de la novela homónima que Ian McGuire publicó en 2016 (en España, Roca Editorial) y que sigue a un doctor que se embarca como cirujano en un ballenero rumbo al Ártico— a Haigh no se le ocurrió mejor idea que comenzar el rodaje, precisamente, en el Ártico. Hasta las aguas al norte del archipiélago de ...
Andrew Haigh quería que su serie fuera lo más realista posible. Por eso, para grabar La sangre helada —adaptación de la novela homónima que Ian McGuire publicó en 2016 (en España, Roca Editorial) y que sigue a un doctor que se embarca como cirujano en un ballenero rumbo al Ártico— a Haigh no se le ocurrió mejor idea que comenzar el rodaje, precisamente, en el Ártico. Hasta las aguas al norte del archipiélago de Svalbard, perteneciente a Noruega, se desplazó el equipo de la serie, al que se cree que es el punto más septentrional en el que se ha rodado jamás. Incluso trasladaron hasta allí una recreación de un ballenero del siglo XIX.
“Lo que más me gustaba del libro es que es muy arenoso, muy pegado a la tierra. Quería intentar hacer lo mismo con la serie, lo que por supuesto significaba que teníamos que rodar en condiciones muy difíciles. Mucha gente intentó persuadirme de que quizá no deberíamos hacer eso, que debíamos rodar en un estudio, con pantallas verdes…”, contaba Haigh a finales de agosto en una entrevista por videollamada. El resultado es la ficción de seis capítulos que el lunes 25 estrena Movistar+, en la que unos paisajes sobrecogedores envuelven la atmósfera tensa y oscura de la narración.
Jack O’Connell interpreta a Patrick Sumner, un cirujano marcado por los horrores de la guerra en la India que intenta dejar atrás sus fantasmas alistándose como médico en un ballenero. En la expedición se encontrará con el arponero Henry Drax (al que da vida Colin Farrell), un psicópata despiadado que complicará la convivencia en el navío. El viaje se convierte en una doble lucha por la supervivencia: contra las condiciones climáticas y contra los propios humanos. “La novela original es muy, muy oscura, sobre unos tiempos increíblemente sombríos. Aquí tuve que tener en cuenta la audiencia a la que me dirigía, por lo que la serie es quizá un poco menos violenta y menos gráfica que el libro”, explica Haigh.
Para el director de películas como Weekend y creador de la serie Looking, habituado a trabajar con historias intimistas y de temática LGTBI+, dirigir y escribir el guion de una producción de esta dimensión cargada de testosterona como La sangre helada podría parecer un gran cambio. Él encuentra vínculos entre toda su obra: “Siento que la mayoría de mi trabajo es sobre un individuo tratando de vivir en el mundo, tratando de manejar su propio dolor y de adivinar cómo vivir con él. Eso es lo que me gustaba de esta historia dramáticamente. En vez de ser sobre alguien intentando adivinar si seguir adelante con su matrimonio, es sobre un cirujano en un ballenero tratando de superar una situación increíblemente complicada”.
El director describe a los dos personajes centrales como “dos caras de una misma moneda: uno opta por no preocuparse por el mundo y el otro sí lo hace; uno usa su intelecto y el otro su instinto”. A medio camino entre la historia de aventuras, el género histórico y el criminal, Haigh cree que la serie es un reto para los espectadores. “No quería hacer una historia de aventuras tradicional, pero tiene elementos de eso. Tampoco estaba interesado en un drama criminal, pero tiene tintes de eso, de una historia detectivesca. Es un drama de supervivencia, y un thriller, y un drama existencial sobre lo que nos hace humanos. En la televisión esperas saber cómo va a ser un programa. Aquí no lo sabes. Me gusta jugar con esas ideas y dejar a la audiencia decidir”.
Un rodaje extremo
Y, por supuesto, está el Ártico. “Encontramos un montón de dificultades en el rodaje. Al principio estuvimos dos días sin poder grabar porque no encontrábamos hielo flotante”, ríe ahora. “Luego no podíamos abandonar el barco porque el clima podía cambiar en un minuto… Tienes que aprender a trabajar instintivamente. Podrías usar todo tu intelecto para intentar que funcione, pero al final tienes que dejarte llevar por tu instinto. Para mí fue aterrador, pero también muy emocionante”. Un rodaje así, para el que tuvieron que contar con un equipo de expertos en el terreno, que participaron en la serie como extras, y con vigilantes armados por si aparecían osos polares, supuso retos logísticos, físicos y también emocionales. Un barco rompehielos ayudaba a trasladar la réplica del ballenero y la nave en la que dormía el equipo. Actores y técnicos iban provistos de unos trajes especiales para no morir congelados si caían por accidente al agua. “Notas el miedo, sabes que estás muy lejos de cualquier ayuda médica, que si algo va mal, estás en problemas… Fue una experiencia increíble, pero creo que no lo haría otra vez”, reflexiona Haigh.
Para el director y guionista, un buen drama histórico refleja siempre algo del presente. ¿Cuál es la conexión entre La sangre helada y 2021? “Está el dato curioso de que una ballena que hubiera nacido en el tiempo en el que se ambienta esta historia todavía podría estar viva hoy”, apunta a modo de introducción a su respuesta. “Cuando ves cómo actúan esos hombres en ese barco, aunque la situación ha cambiado hoy, ves que la vida en realidad no ha cambiado tanto. La gente todavía está obsesionada por el poder, por dominar a los demás. Siempre hay un rico sentado en una oficina mientras los pobres salen a trabajar. Hay diferencias, pero no tantas, entre el propietario de un barco y los balleneros y el jefe de una compañía y la gente que trabaja en la fábrica. No creo que la vida haya progresado tanto como nos gusta pensar”.
Preguntado por las comparaciones entre La sangre helada y la primera temporada de The Terror (basada en una novela de Dan Simmons y que narra la última —y fatídica— expedición al Ártico del explorador sir John Franklin en busca del Paso del Noroeste), e incluso entre su serie y Moby Dick, Haigh destaca ante todo una diferencia: “La nuestra es una historia sobre un grupo de hombres en un barco yendo a trabajar. No hay héroes, no hay una gran búsqueda. Eso es lo realmente interesante, lo que no es habitual en un drama: ver a hombres normales yendo a trabajar y lo que ocurre con ellos”.
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