Apple TV se suma a la gran fiesta de Netflix en los Emmy 2021
La comedia ‘Ted Lasso’ roba protagonismo a ‘The Crown’ en una gala sobria y predecible. La edición con una mayor diversidad entre los nominados acabó siendo una de las menos diversas en cuanto a premiados
Con una gala tan distendida como sobria y predecible los organizadores de los Emmy 2021 dejaron claro que no querían correr riesgos. Tampoco lo hicieron sus votantes, que premiaron las propuestas más convencionales frente a las innovadoras Podría destruirte, The Mandalorian o Bruja escarlata y Vision. Con los ganadores del año pasado fuera de combate —Schitt’s Creek y Watchmen se han despedido definitivamente y Succession no estrenó temporada por la pandemia— ...
Con una gala tan distendida como sobria y predecible los organizadores de los Emmy 2021 dejaron claro que no querían correr riesgos. Tampoco lo hicieron sus votantes, que premiaron las propuestas más convencionales frente a las innovadoras Podría destruirte, The Mandalorian o Bruja escarlata y Vision. Con los ganadores del año pasado fuera de combate —Schitt’s Creek y Watchmen se han despedido definitivamente y Succession no estrenó temporada por la pandemia— en cada categoría las favoritas se hicieron con el premio: The Crown, que con su cuarta temporada le daba por primera vez el ansiado galardón en drama a Netflix; Ted Lasso, con cuatro estatuillas que otorgan a Apple TV un asiento en la mesa de los mayores, y Gambito de dama, que aunque ayer sonaba tan antigua como La casa de la pradera hace apenas 11 meses era la serie de la que todo el mundo estaba obligado a hablar.
La gala, conducida por el cómico Cedric the Entertainer, empezó con un emotivo número musical, el Just a Friend del rapero Biz Markie, fallecido en julio, interpretado, entre otros, por LL Cool J y Rita Wilson, una de las primeras celebridades que se implicaron en visibilizar la covid. Los Emmy recuperaron la presencialidad con una ceremonia que recordó a la informalidad de los Globos de Oro y con un tono menos político que en 2020, cuando la proximidad de las elecciones marcó los discursos de la noche.
Si el año pasado el apartado de comedia fue un paseo triunfal para Schitt’s Creek, este año ha quedado claro que tras su adiós hay banquillo. Ted Lasso, basada en un anuncio que rodó su protagonista, Jason Sudeikis, en 2013, cuando la NBC se hizo con los derechos de la Premier —si hay series sobre tuits como Las chorradas de mi padre y sobre podcasts, ahí está Homecoming, por qué no sobre un spot—, se hizo con los dos primeros premios de la noche. Hannah Waddingham, la artífice del inolvidable “¡shame!” de Juego de tronos, resultó galardonada como secundaria mientras el premio en categoría masculina recaía en Brett Goldstein, el colérico Roy Kent (llamarle Roy Keane habría sido demasiado obvio). Un premio con el que no estarán muy de acuerdo quienes creyeron que su personaje estaba generado por ordenador. El rumor televisivo más estrambótico de la temporada llevó al actor a lanzar un divertido comunicado para confirmar que era “un hombre humano normal completamente real”. Por supuesto también hubo premio para su protagonista Jason Sudeikis, el favorito absoluto.
La serie de Apple TV, un monumento a la alegría de vivir, compartió gloria con la cínica Hacks. La historia sobre una diva en decadencia y una guionista “cancelada” por un tuit le proporcionó el galardón a mejor actriz de comedia a Jane Smart, que a sus 70 años está viviendo una segunda juventud televisiva. La serie de Lucia Aniello, que recibió también los premios a mejor guion y mejor dirección de comedia, todavía no puede verse en España, pero imaginamos que será uno de los platos fuertes de HBO Max.
Smart pudo haber hecho doblete, pero fue su compañera en Mare of Easttown Julianne Nicholson, la sufridora en casa Lori Ross, quien se llevó el premio por su rol secundario en miniserie, al igual que Evan Peters, actor fetiche de Ryan Murphy, lo hizo en la categoría masculina gracias a su tierno y algo inepto detective Colin Zabel. La victoria de Kate Winslet, protagonista, productora y alma de la serie, tampoco pilló desprevenido a nadie, a pesar de que las casas de apuestas daban como favorita a Anya Taylor-Joy.
Fascinación por la monarquía
La confirmación de la fascinación de los estadounidenses por la monarquía británica la constatan las siete estatuillas de The Crown. La serie de Peter Morgan se hizo, además de con el premio al mejor drama, con los de mejor guion y dirección. También hubo estatuillas para Josh O’Connor por su papel de príncipe Carlos; Gillian Anderson, a quien su Thatcher le ha hecho ganar su segundo Emmy 24 años después de recibirlo por Expediente X, y para la oscarizada Olivia Colman, que dejó con la miel en los labios a su compañera Emma Corrigan. La serie de Netflix propició una de las sorpresas de la gala: la victoria de Tobias Menzies, el triunfo que despertó menos entusiasmo. Todos en la sala esperaban que el premio recayese en el recientemente fallecido Michael K. Williams por Territorio Lovecraft. Un Williams que jamás estuvo nominado a un Emmy por su Omar Little, uno de los papeles más emblemáticos de la televisión moderna. El premio a Menzies resultó tan anticlimático como el de Anthony Hopkins en los pasados Oscar, cuando todos esperaban escuchar el nombre de Chadwick Bosseman. Afortunadamente, los Emmy no cometieron la temeridad de dejarlo para el último momento buscando un final con las emociones en alto, pero probablemente temiéndose el desenlace le otorgaron el honor de cerrar el in memoriam. Que aparte del ninguneo a Omar a lo largo de sus cinco temporadas The Wire recibiese únicamente dos nominaciones a los Emmy ayuda a contextualizar la verdadera importancia de los premios.
Paradójicamente, los galardones más diversos por el número de nominados acabaron siendo una de los menos diversos en cuanto a premiados. Y quien sabe mucho de triunfar en un mundo poco plural es la galardonada con el Premio del Gobernador, Debbie Allen, a quien recibieron en el escenario Jada Pinkett Smith, Ava DuVernay, Michael Douglas y Ellen Pompeo, armados con el emblemático bastón de Lydia Grant y declamando su “Tenéis muchos sueños, buscáis la fama. Pero la fama cuesta”, su mantra en Fama, su serie más popular, pero solo una pequeña parte de una larga carrera que incluye créditos como directora, productora y coreógrafa.
Otra mujer polifacética, la británica Michaela Coel, se hizo con el premio al mejor guion de miniserie por Podría destruirte, la propuesta más arriesgada y valiente de la temporada, pero también una de las más desconocidas, lo que lastró sus posibilidades de alzarse con el premio que finalmente recayó en la mucho más convencional Gambito de dama.
Si los Emmy adoran a la corona británica también idolatran a la realeza de Hollywood, única explicación para el premio a Ewan McGregor por la irregular Halston, que aguó la fiesta a los marvelianos que soñaban con una distinción para Paul Bettany por Bruja Escarlata y Visión. La triste historia de amor entre la huérfana de Sokovia y la criatura de Ultrón se fue de vacío. Con las puertas de los premios cerradas también para la marciana Territorio Lovecraft y The Mandalorian, los Emmy dejaron claro que este año no había hueco para el elemento fantástico.
Tampoco fue una buena noche para El cuento de la criada, que batió un récord negativo tras no materializar ninguna de sus 21 nominaciones y mucho menos para las cadenas tradicionales, cuya principal representante, This is Us, se fue con las manos vacías. Lo contrario sí que hubiese sido una sorpresa.
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