La artista Liniker debuta como actriz dando vida a una mujer trans como ella
La serie brasileña ‘Mañanas de septiembre’, que Amazon Prime Video lanza el próximo viernes en 140 países, cuenta la historia de Cassandra, que sueña con ser cantante
Amazon Prime estrena el viernes 25 de junio en 140 países la serie Mañanas de septiembre, debut interpretativo de la cantautora Liniker (Araraquara, Brasil, 25 años). En ella da vida a Cassandra, un personaje trans, como la propia artista, que trabaja de repartidora y aspira a ser cantante en São Paulo (Brasil), donde sueña y construye su independencia, comenzando por su propio techo: un apartamento de dos habitaciones en un viejo edificio en el centro de la ciudad. Al igual que el personaje, Liniker ...
Amazon Prime estrena el viernes 25 de junio en 140 países la serie Mañanas de septiembre, debut interpretativo de la cantautora Liniker (Araraquara, Brasil, 25 años). En ella da vida a Cassandra, un personaje trans, como la propia artista, que trabaja de repartidora y aspira a ser cantante en São Paulo (Brasil), donde sueña y construye su independencia, comenzando por su propio techo: un apartamento de dos habitaciones en un viejo edificio en el centro de la ciudad. Al igual que el personaje, Liniker también dejó su pueblo para perseguir el deseo de ser artista. “Salí de mi ciudad para estudiar teatro y ser actriz. Me alegré muchísimo de recibir la invitación para hacer una prueba para la serie”, dice en una entrevista para EL PAÍS.
La invitación llegó en 2019, cuando ella y el grupo musical Liniker & Os Caramelows, que dejó para seguir una carrera en solitario, estaban en medio de una gira internacional. “Me encontraba en un momento de buscar nuevos caminos, así que acepté”, dice. Con cinco episodios de aproximadamente media hora cada uno, Mañanas de septiembre sigue la rutina de Cassandra, quien a los 30 años vive enamorada de Ivaldo (Thomas Aquino), acaba de conseguir un lugar para vivir sola (y finalmente puede mudarse del sofá de su amiga) y se turna para trabajar y ensayar los conciertos en el bar donde actúa por la noche. En su repertorio, destacan temas de Vanusa, una mujer que se atrevió a componer y a cantar sus propias canciones en Brasil en los años sesenta y setenta y que Cassandra tiene como ídolo. “Trabajé durante meses con la producción musical de la serie para conocer más a fondo la obra de Vanusa, una artista gigantesca y una mujer muy adelantada a su tiempo. Fue muy bonito conectar con su trabajo”, cuenta Liniker, quien se preocupó por aprender una nueva forma de hacer sonar su voz de graves potentes para que Cassandra “tuviera la suya propia” en el escenario.
Una mujer fuerte y decidida, el personaje no pierde el foco de su carrera musical incluso cuando Leide (interpretada por Karine Teles), una amiga con la que Cassandra mantuvo una relación casual hace una década, reaparece en su vida con el hijo de ambas, Gersinho (interpretado por el actor Gustavo Coelho, de 10 años). La protagonista no duda en “despachar el paquete”, como se refiere al niño, a quien ve como un obstáculo en su camino —poco a poco se descubre que Cassandra fue abandonada por su propia madre, quien, se intuye, la dejó para seguir sus propios sueños—.
”Eres muy guapa, papá”. Así reacciona Gersinho en un momento de la serie ante la mirada dura y distante de su madre, que lo contempla, al principio, sin cariño. La maternidad, en sus múltiples formas y desafíos, es el hilo conductor de la obra dirigida por Luis Pinheiro y Dainara Toffoli: allí están representadas la madre que se prostituye para mantener a su hija, la que vende bocadillos y dulces (y en ocasiones roba ropa) en la calle para sobrevivir y la que, como Cassandra, va aprendiendo poco a poco el compromiso y el amor que implica el arte de cuidar y educar a un ser humano. “Leide trae un pasado que, de hecho, no le pertenece a Cassandra, mientras que Gersinho representa un futuro para el que ella no estaba preparada”, explica Liniker. Para empeorar las cosas, Leide invade su vida con toques de violencia transfóbica, insistiendo, por ejemplo, en usar el nombre de pila de nacimiento de Cassandra o acusándola de ser una mala influencia cuando el niño aparece con un vestido.
Las agresiones simbólicas también ocurren en la calle, cuando Cassandra recibe miradas irrespetuosas o escucha que “incluso parece una mujer de verdad”. Pero uno de los puntos fuertes de la serie es que no se centra en el dolor, a pesar de que allí están representados muchos dolores sociales, como por ejemplo, la pobreza. Cassandra es una mujer que trabaja, que ríe, llora, ama, disfruta, canta, grita, baila con su gente. En el país en donde más personas trans y travestis son asesinadas en el mundo, ella vive rodeada de cariño. Sus amigos, entre ellos la pareja Décio (Paulo Miklos) y Arístides (Gero Camilo), son su familia.
“Las posibilidades plurales de las familias son uno de los pilares de la serie, que legitima el lugar de las familias LGTBI y de personas negras, quienes muchas veces, especialmente en Brasil, son excluidas de esos núcleos de cariño. El hecho de que Cassandra esté sola en São Paulo, pero, al mismo tiempo, haya construido una potente red afectiva es lo que le hace seguir en medio de la dureza de la vida”, comenta Liniker.
Las actrices y actores de la serie realizaron las lecturas de guion y los ensayos de manera virtual durante casi un año, debido a la pandemia del covid-19. Liniker dice que, después de tanto contacto digital, el primer encuentro en persona sucedió de una manera “muy natural”, con una compenetración del equipo que se refleja en cada escena. Para ella, el “mayor regalo” fue el pequeño Gustavo Coelho, quien interpreta a su hijo Gersinho en la serie. “De repente, me vi jugando con él en el columpio, o haciendo música juntos… Y poco después entrábamos en escena y adoptábamos esa extrañeza que marca la relación entre Cassandra y su hijo”, recuerda.
Liniker dice que su deseo de ser madre ya existía, pero fue agudizado por la serie. “No romantizo la maternidad, pero tengo muchas ganas de poder ser madre en un contexto donde mi hijo o hija sea apoyada con amor, cariño y respeto. Veamos, tal vez algún día...”. A diferencia de Cassandra, ella puede imaginarse conciliando este deseo con sus metas profesionales. “Quiero hacer muchas cosas en el audiovisual, incluida la dirección y el trabajo con equipos plurales, en platós donde las personas negras y LGTBI no solo estemos frente a las cámaras, sino también escribiendo, produciendo, creando en todos los ámbitos”. La artista tiene la intención de abrir cada vez más puertas de par en par, pero no quiere hacerlo sola.
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