No salimos mejores ni más fuertes, sino idénticos
Vuelven los turistas, y para celebrarlo, se estrena ‘The Mallorca Files’. El gobierno balear la tiene por un gran activo propagandístico: a la gente le gusta veranear en sitios que se presentan como el lodazal del hampa
Suponiendo que estemos saliendo ya de esta peste, no lo hacemos ni mejores ni más fuertes, sino idénticos. Más o menos. Ni esa incertidumbre ni esa fragilidad que tanto se invocaron en marzo de 2020 han hecho que los gritos devengan titubeos ni las certezas, dudas. La prueba es que retomamos los debates políticos donde los dejamos: Cataluña de primero, Cataluña de segundo y, si queda espacio, Cataluña de postre.
Los únicos ajenos al cac...
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Suponiendo que estemos saliendo ya de esta peste, no lo hacemos ni mejores ni más fuertes, sino idénticos. Más o menos. Ni esa incertidumbre ni esa fragilidad que tanto se invocaron en marzo de 2020 han hecho que los gritos devengan titubeos ni las certezas, dudas. La prueba es que retomamos los debates políticos donde los dejamos: Cataluña de primero, Cataluña de segundo y, si queda espacio, Cataluña de postre.
Los únicos ajenos al cacareo son los guiris que empiezan a llegar a sus cuarteles de verano. Ellos sí que abrazan la incertidumbre y la fragilidad con el mismo entusiasmo con el que abrazan las farolas o se dejan caer desde los balcones de Magaluf. Hace un par de semanas, en el centro de Málaga, tuve que ceder el paso a dos ejemplares de Británicus etílicus que, poseídos por el don divino de la ebriedad, se derrumbaban y entraban al hotel a gatas. La normalidad ya está aquí, comentaron mis amigos malagueños, que se habían hecho ilusiones de anormalidad.
Vuelven los turistas por millones, y para celebrarlo, este martes se estrena The Mallorca Files (Cosmo), una serie que, dicho en lenguaje poético, lo peta en el Reino Unido brexitizado. La cosa va de dos policías (ella, inglesa; él, alemán) que ayudan a los polis españoles a resolver crímenes en la Mallorca anglo y germanohablante. Les siguen ocho millones de espectadores y el gobierno balear, que entiende las paradojas mejor que muchos filósofos, la tiene por un gran activo propagandístico: a la gente le gusta veranear en sitios que se presentan como el lodazal del hampa. Ya saben muchos alcaldes que la mejor forma de promocionar su pueblo es tener su propio noir, con asesino en serie y casquería. Mejor que el románico o los balnearios.
Así estamos, ni mejores ni más fuertes, pero entretenidos.
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