Objetivo de ‘El precio justo’: renovarse sin cambiar
La vuelta del concurso pone a prueba la capacidad de adaptación de un formato televisivo con 65 años de antigüedad
En televisión, todo puede regresar y todo es cíclico. Series que concluyeron hace años vuelven a la vida, y programas del pasado retornan bajo nuevas formas. Algunos formatos parecen destinados a no morir nunca. Tienen tanta fuerza que se extienden de país en país y atraviesan los años y las décadas sin desfallecer. El más icónico, el clásico entre los clásicos, es El precio justo, que regresa a la televisión española en un momento en el que los espectadores están más dispuestos que nunca a refugiarse en títulos del pasado, lugares familiares donde sentir que no todo está patas arriba, ...
En televisión, todo puede regresar y todo es cíclico. Series que concluyeron hace años vuelven a la vida, y programas del pasado retornan bajo nuevas formas. Algunos formatos parecen destinados a no morir nunca. Tienen tanta fuerza que se extienden de país en país y atraviesan los años y las décadas sin desfallecer. El más icónico, el clásico entre los clásicos, es El precio justo, que regresa a la televisión española en un momento en el que los espectadores están más dispuestos que nunca a refugiarse en títulos del pasado, lugares familiares donde sentir que no todo está patas arriba, digan lo que digan los informativos.
“En todas las cadenas del mundo están volviendo los grandes concursos”, dice Algerino Marroncelli, director de I+D de la productora Fremantle España. “Es algo que suele pasar en periodos de crisis económica o social. Las grandes cadenas apuestan por programas escapistas en el sentido de que te permite alejarte de la realidad, del día a día. Además, los concursos son más fáciles de producir con las restricciones que hay”. Quizá por eso, aunque la productora de programas como Got Talent o Mask Singer llevaba seis años intentando convencer a Mediaset de recuperar el veteranísimo formato —nacido en 1956, lo que le convierte en el más longevo de la televisión mundial—, será ahora cuando regresará. Mario Briongos, director de Entretenimiento de Fremantle España, se agarra a los datos de las pruebas de selección para asegurar que este es su momento: solo dos días después de abrir la convocatoria recibieron 3.000 solicitudes, y ya han superado las 11.000 personas apuntadas para participar.
El precio justo aterrizó en España en 1988 en TVE, entonces la única cadena. Joaquín Prat llamaba a los concursantes, elegidos de entre el público presente en plató, con su icónico “¡a jugar!”. Los cuatro elegidos tenían que tratar de adivinar, sin pasarse, el precio de un objeto para avanzar a la ronda de los juegos. Esa mecánica, incluido el emblemático Escaparate Final (con coches, joyas, barcos, motos, y que en 1989 incluso incluyó un viaje al espacio), se mantendrá en la nueva versión que Telecinco estrenará después de Semana Santa. El concurso ha grabado varias entregas para horario de máxima audiencia y ahora prepara programas para su emisión diaria. Aunque Mediaset aún no ha confirmado su estrategia de programación, es probable que se convierta en su nueva arma para tratar de hacer frente al ahora imbatible Pasapalabra justo antes del informativo nocturno.
Esa primera vida del programa en España duró hasta 1993, pero su recorrido no acabó ahí, y en 1999 La 1 decidió recuperarlo con Carlos Lozano como presentador, etapa que duró hasta 2001. Todavía volvería una vez más, en este caso en Antena 3 en 2006, con Juan y Medio al frente y en horario de sobremesa. Ahora el reto es lograr que un formato que todavía permanece con tanta fuerza en la mente de los espectadores regrese sin perder su esencia pero sin olor a naftalina. “La adaptación que se ha hecho es básicamente estética, de decorado, tono...”, dice Mario Briongos. “Pero los juegos mantienen ese aire vintage que es tan propio de este formato. No lo tienes que transformar en algo galáctico y ultramoderno, porque el espectador no lo reconocería, pensaría que este no es El precio justo que recordaba”, completa en una entrevista por videollamada.
Para combinar modernidad estética y cierto aire retro, se ha mantenido el sentido mecánico de los juegos clásicos del formato. “Tuvimos claro que teníamos que juntar pruebas míticas que todo el mundo conoce y otras que se han incorporado a lo largo de los años”, tercia Algerino Marroncelli. Para ello, pudieron elegir entre unos 80 juegos del catálogo del formato en todo el mundo, a los que esperan añadir algunos de creación propia si el programa se mantiene el tiempo suficiente. “Ha sido un salto al pasado para modernizar algunas cosas de esos juegos, pero la esencia es la misma. El desafío era mantener la esencia vintage, trabajar la estética y que los productos con los que se juegue sorprendan”, añade Marroncelli. De que no se perdiera la identidad y que todo fuera más rodado se han encargado también el director Elías Segovia y el productor Fernando Rodríguez, que ya se ocuparon del programa en etapas anteriores en España.
Esa mezcla de renovación sobre algo conocido la encarnan también Carlos Sobera como nuevo presentador de El precio justo y Luis Larrodera como la voz del programa, en esta ocasión presente en el plató. Ambos tienen tablas en concursos míticos, como ¿Quién quiere ser millonario? o Un, dos, tres. Sobera decidió, por iniciativa propia, incorporar el mítico “¡a jugar!” como homenaje a Joaquín Prat. ¿Es la sombra de Prat demasiado alargada para los siguientes presentadores de El precio justo en España? “Tuve siempre un tremendo respeto por Joaquín porque me parecía un comunicador excepcional. Tengo la gran fortuna de hacer un formato que hizo él y que gracias a él quedó en el buen recuerdo de los espectadores, eso me va a beneficiar, no a perjudicar. No creo que la gente me vaya a comparar, sino que la gente va a decir, ‘ah, El precio justo, ¡qué buen programa aquel que hacía Joaquín Prat!”, contesta en conversación telefónica.
Sobera conocía bien el formato, que siguió como espectador en la etapa de Prat y contra el que se enfrentó, cuando Carlos Lozano estaba al frente, mientras él presentaba ¿Quién quiere ser millonario? en Telecinco. “Hay formatos, ideas, programas, que son capaces de pasar la barrera del tiempo y ser transgeneracionales, y este es uno de ellos. Es una especie de curiosidad permanente que el ser humano tiene, qué cuestan las cosas. Aunque no tengas interés en comprarlas, te lo preguntas”, reflexiona el presentador sobre las razones por la que un formato con tantos años a sus espaldas sigue vivo. “Crea muy buen rollo, y cualquier persona, independientemente de su condición cultural, puede participar. En momentos como los que vivimos, formatos alegres, transmisores de alegría, nos vienen muy bien, son curativos para el alma”, completa Sobera.
“Hay productos del pasado, como El millonario o El precio justo, que juegan al doble factor de la nostalgia, recuperar un público que lo vio en su momento y lo recuerda, y que son nuevos para quienes no lo han visto nunca. Además, permiten apostar sobre seguro en momentos de crisis”, añade Marroncelli. Ahora al programa solo le falta volver a jugar para demostrar si esa mezcla de modernidad y nostalgia televisiva todavía logra acercarse, sin pasarse, a su precio justo.
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