Columna

Madrileños por el mundo de antes

Ya no es soñar la vida que no tuviste, ya no es conocer sitios a los que no fuiste. Es volver a ese mundo que se nos esfumó en marzo de 2020

El reportero Miguel Valle Castaño, en un tren en Sri Lanka en un capítulo de 'Madrileños por el mundo' de 2018.TELEMADRID

Muchos españoles han soñado con probar suerte en el extranjero, sobre todo las generaciones políglotas azotadas por una crisis tras otra. Algunos se atrevieron y los demás vemos sus historias de éxito en Españoles en el mundo, Madrileños por el mundo y sus réplicas de extremeños, vascos, asturianos o andaluces, porque el formato ha ido cuajando en cada uno de los canales autonómicos.

El original es ...

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Muchos españoles han soñado con probar suerte en el extranjero, sobre todo las generaciones políglotas azotadas por una crisis tras otra. Algunos se atrevieron y los demás vemos sus historias de éxito en Españoles en el mundo, Madrileños por el mundo y sus réplicas de extremeños, vascos, asturianos o andaluces, porque el formato ha ido cuajando en cada uno de los canales autonómicos.

El original es Madrileños por el mundo, en Telemadrid desde 2005 y uno de sus grandes ganchos. Tanto que se emiten los capítulos de tres en tres, gracias a un enorme archivo que envejece bien y atrapa al que zapeaba por ahí. El objetivo inicial era mostrar la cara amable de la emigración: solo quien puede vender una historia feliz se presta a desnudar su vida ante la cámara. Se suma otro atractivo: viajar cuando no puedes viajar, recorrer países de la mano de un guía español al que ya no sorprenden las cosas que le rodean, pero sabe que te sorprenderán a ti.

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Sigues el rastro a quien podría ser tu vecino en Tokio, Bruselas, Río, Goa, una isla de Tailandia o la fría Groenlandia. Te sitúas enseguida en el tiempo: nadie usa mascarilla, la gente se aglomera sin miedo, se dan abrazos o dos besos, que era una cosa muy española. El ingrediente definitivo: ya no es soñar la vida que no tuviste, ya no es conocer sitios a los que no fuiste. Es volver a ese mundo que se nos esfumó en marzo de 2020, y que no sabemos si volverá.

Tras un largo parón, Madrileños por el mundo ha vuelto a rodar capítulos —Perpiñán, Venecia, São Paulo— en este nuevo planeta aséptico y distanciado. No los disfruto tanto. Salvo el de Tanzania: mucha naturaleza salvaje y nada de taparse la boca; el presidente del país era negacionista de la pandemia y murió, no se sabe si de covid. Un mal ejemplo, vale, pero el reportaje engancha. Porque se parece mucho a los viejos episodios reprogramados una y otra vez.

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