Una nueva televisión explica el pasado y el futuro
Una hornada de programas de divulgación histórica y científica usa armas del entretenimiento para acercarse al público
Recreación en tres dimensiones, realidad aumentada, humor, lenguaje youtuber… Las armas son diversas, pero el objetivo es común: que asuntos como la historia o la ciencia no expulsen a los espectadores de la televisión. La divulgación se reinventa para pedir vez en sitios tan codiciados como el horario de máxima audiencia en las cadenas generalistas, o entre un público, el joven, que ni siquiera ve ya esa televisión tradicional. Para ello, nuevos espacios combinan divulgación y entretenimiento para intentar dar con el tono correcto mientras que explican el pasado e incluso el futuro de ...
Recreación en tres dimensiones, realidad aumentada, humor, lenguaje youtuber… Las armas son diversas, pero el objetivo es común: que asuntos como la historia o la ciencia no expulsen a los espectadores de la televisión. La divulgación se reinventa para pedir vez en sitios tan codiciados como el horario de máxima audiencia en las cadenas generalistas, o entre un público, el joven, que ni siquiera ve ya esa televisión tradicional. Para ello, nuevos espacios combinan divulgación y entretenimiento para intentar dar con el tono correcto mientras que explican el pasado e incluso el futuro de la sociedad.
“Puedes divulgar sin tener que machacar, sin ser tedioso”, promete Marcos Barrios, director y productor ejecutivo de Desmontando Madrid. El programa, presentado por Rocío Delgado, que Telemadrid emite los domingos en horario de máxima audiencia, se ha hecho un hueco en la parrilla de la cadena pública madrileña tras su buen rendimiento en la autonómica gallega con Desmontando Galicia y ya prepara nuevas versiones e incluso el salto internacional. El programa repasa cómo era la Comunidad de Madrid en diferentes momentos de la historia mediante entrevistas con expertos y recreaciones con infografía en 3D.
Pero la fórmula de Desmontando Madrid tiene más ingredientes, como explica Barrios: un ritmo ligero con la mezcla de entrevistas y recreaciones virtuales, infografías con un estilo moderno, música actual y una voz fuera de plano que “no lee, habla”. A la dificultad de dar con el tono correcto, se suma la complejidad técnica de la animación 3D. “Lo que busca es que no reconozcas lo que es real de lo que no”, explica Barrios. El resultado atrae, pero suma dificultad a la hora de grabar, porque obliga a tener en cuenta la posición de la cámara, la óptica, el movimiento… para que todo encaje a posteriori.
La divulgación histórica también se ha hecho un hueco en La 2 gracias a El condensador de fluzo. El espacio, presentado por Juan Gómez-Jurado en las noches de los jueves, combina el rigor con el entretenimiento. Para ello, según Raúl Navarro, productor ejecutivo del formato, la clave está en sus colaboradores, apasionados de la historia. Navarro pone como referente otro espacio divulgativo de La 2, en este caso científico: Órbita Laika. “Al final es gente contando historias. Y si tienes a buenos narradores, es más fácil enganchar”, dice Navarro, y cita a Mary Beard y sus programas en la BBC como un ejemplo de “narradora que te hipnotiza” mientras explica la historia.
Barrios destaca la complicación de encontrar este tipo de divulgación en España fuera de la televisión pública. “En las privadas, lo que tratan como divulgación no está muy contextualizado con los tiempos que corren. En Estados Unidos y Reino Unido son pioneros en esto, hacen una divulgación mucho más actual, más cómoda”, dice. Coincide con él Beatriz Pérez de Vargas, creadora y productora ejecutiva de Whaat!?, formato que RTVE ha estrenado recientemente en su plataforma Playz. Ella cita entre sus referentes la divulgación de las cadenas públicas británica y australiana, además del icónico Redes, que entre 1996 y 2013 dirigió y presentó Eduard Punset. La divulgadora y youtuber Rocío Vidal (conocida como La Gata de Schrödinger) y el físico Javier Santaolalla presentan el programa, que se adentra en temas como la ciencia, la tecnología, la filosofía, la psicología o la sociología para hacerse preguntas sobre el futuro. En su caso, el toque diferencial es una estética y un lenguaje más cercano al de los youtubers que a los divulgadores científicos al uso.
“En Playz conocemos bien el público más joven, las generaciones Z y millennial. Como servicio público es muy interesante poder contar historias desde su código y poder llegar a ese tipo de audiencia. Tiene una narrativa con un tempo de edición muy rápido, que se puede consumir en un entorno móvil, y con temas que interesaran al público para que puedan ver que la divulgación puede ser interesante y que mola”, dice Pérez de Vargas. Graban mucho en exteriores, usan un tono coloquial, “como si te lo estuviera contando un amigo en un bar”, y apuestan por una estética cyberpunk mientras explican qué es el bitcoin o se plantean cuál será el modelo educativo del mañana.
El condensador de fluzo y Desmontando Madrid son raras avis en una televisión española en la que no abunda la divulgación histórica. “Ha encontrado hueco en otros medios antes, revistas, radio, YouTube… Pero, a priori, historia y televisión son dos conceptos que, hasta que no los ves juntos, te suenan a algo aburrido”, dice Raúl Navarro, que defiende que la televisión pública es el hogar apropiado para este tipo de contenidos. “Fuera de ahí, quizá en alguna plataforma, pero en una generalista privada me parece complicado. Y hablo de historia, ciencia, literatura…”. Para Marcos Barrios, “es difícil que visualices en prime time en Antena 3 o Telecinco un programa de divulgación, pero se están dando cuenta de que puedes tratar la divulgación con entretenimiento si sabes jugar bien con ella”. Barrios defiende que hay que tener en cuenta el horario en el que se emitirá el programa: “la gente que llega a las nueve de la noche no quiere pensar demasiado, tienes que dárselo masticado. La divulgación tiene que tener un trabajo más matizado que otros formatos, porque en el momento en el que me haces pensar, como sé que en la competencia no me hacen pensar, cambio. Si llevo un día trabajando, no me interesan hacer memoria de quién era Felipe IV, pero si me pones una recreación del sitio en el que vivía, me entretienes”.
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