Columna

Si el faro de la BBC se apaga

Richard Sharp asumió la presidencia del consejo de la televisión pública británica, y su nombramiento se ha interpretado como un golpe de timón que puede sacar a la corporación del rumbo que sigue desde 1922

La central de la BBC en Londres el pasado julio.WILL OLIVER (EFE)

Entretenidos como estábamos con RTVE, que solo acapara la atención del público cuando se anuncian los repartos de cromos en su consejo, ha pasado inadvertido algo importante que sucede en La Meca de las teles públicas. Hace unos días, Richard Sharp asumió la presidencia del consejo de la BBC, y su nombramiento se ha interpretado como un golpe de timón que puede sacar a la corporación británica del rumbo que sigue desde 1922.

Sharp es un banquero que donó 400.000 libras a los tories y fue asesor económico de Boris Johnson e...

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Entretenidos como estábamos con RTVE, que solo acapara la atención del público cuando se anuncian los repartos de cromos en su consejo, ha pasado inadvertido algo importante que sucede en La Meca de las teles públicas. Hace unos días, Richard Sharp asumió la presidencia del consejo de la BBC, y su nombramiento se ha interpretado como un golpe de timón que puede sacar a la corporación británica del rumbo que sigue desde 1922.

Sharp es un banquero que donó 400.000 libras a los tories y fue asesor económico de Boris Johnson en la alcaldía de Londres. No es la primera vez que una figura tan politizada preside la BBC, pero dicen los críticos, como Tom Mills, un destacado bebeceólogo (autor de The BBC: Myth of a Public Service), que Sharp es el primer presidente que no cree en una tele pública ajena al mercado. No peligra tanto la independencia política, algo muy asentado en la cultura británica, sino la idea de que la BBC debe regirse por criterios de excelencia ajenos al vulgo.

Si la BBC deja de ser ese faro que ilumina las teles del continente desde los acantilados neblinosos de Britania, ¿con quién se comparará el nuevo presidente de RTVE? ¿A qué podrá aspirar ese Pirulí tan triste? Pese a tener edad de jubilado, José Manuel Pérez Tornero llega al cargo con un cajón juvenil de buenas intenciones que desgranó en su examen en el Congreso, pero pronto descenderá a una realidad durísima de sindicalistas ceñudos, audiencias misérrimas y recaditos de Moncloa, y me pregunto cómo hará su trabajo si la luz de la BBC se apaga. ¿Dónde se fijará para coger fuerzas e inspiración? Me gustaría responder, a lo Miguel Ángel Aguilar: veremos. Pero me temo que, sin un giro copernicano, ver TVE, lo que se dice verla, la va a ver bien poca gente.

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