Columna

Otro concepto de la libertad

Cualquiera que por abogue subordinar la libertad creativa a la promoción de unos valores asentirá ante este argumento: la sociedad es más importante que el capricho expresivo de un individuo

Mijaíl Suslov en 1958Howard Sochurek (The LIFE Picture Collection via )

“Nosotros tenemos otro concepto de la libertad. No entendemos la libertad (…) como el derecho a hacer lo que uno quiera, sin tener en consideración los intereses de la sociedad. Solo los imperialistas y los millonarios necesitan esa libertad. Nuestro escritor (…) solo debe producir lo que es necesario para el pueblo y útil para la sociedad”.

Pone “nuestro escritor”, pero la cita admite cualquier disciplina que se dirija a un público: cineasta, columnista, presentador de televisión, cómico, pintor... El entrecomillado resume buena parte de los reproches que algunos activismos hacen al le...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

“Nosotros tenemos otro concepto de la libertad. No entendemos la libertad (…) como el derecho a hacer lo que uno quiera, sin tener en consideración los intereses de la sociedad. Solo los imperialistas y los millonarios necesitan esa libertad. Nuestro escritor (…) solo debe producir lo que es necesario para el pueblo y útil para la sociedad”.

Pone “nuestro escritor”, pero la cita admite cualquier disciplina que se dirija a un público: cineasta, columnista, presentador de televisión, cómico, pintor... El entrecomillado resume buena parte de los reproches que algunos activismos hacen al lenguaje de los medios de comunicación y a las artes. Cualquiera que abogue por una cultura que subordine la libertad creativa al uso de un lenguaje determinado y a la promoción de unos valores, asentirá ante la pulcritud del argumento: la sociedad (o algunos colectivos) es más importante que el capricho expresivo de un individuo. En los últimos tiempos hemos leído muchas opiniones en ese sentido, a propósito de J. K. Rowling, de Woody Allen, del manifiesto de los intelectuales de Estados Unidos o de cualquier polémica de usar y tirar a partir del chiste del último cómico del programa menos visto de la tele.

La cita, por desgracia, no alude a ningún episodio actual. Se pronunció el 23 de julio de 1961 y su autor fue Mijáil Súslov, miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, responsable con Stalin del departamento de agit-prop, y antes de eso, supervisor de deportaciones masivas de chechenos. Le llamaban “el Cardenal Gris”.

Con esas palabras explicaba a Vasili Grossman no solo por qué el KGB había secuestrado el manuscrito de su novela Vida y destino, sino por qué no se lo iban a devolver. Grossman no quedó muy convencido, quizá porque manejaba un concepto de libertad que hoy muchos creen caduco.

Sobre la firma

Archivado En