Los Emmy 2020 se reinventaron, arriesgaron y triunfaron
La gala de entrega de premios celebró el enorme poder de la televisión
“¿Qué podría salir bien?”. Jimmy Kimmel lo tenía claro. Más de 100 conexiones en directo desde 10 países diferentes. Repartidores de premios en las puertas de algunos de los nominados... Como reconoció su presentador, todo podía salir mal en ...
“¿Qué podría salir bien?”. Jimmy Kimmel lo tenía claro. Más de 100 conexiones en directo desde 10 países diferentes. Repartidores de premios en las puertas de algunos de los nominados... Como reconoció su presentador, todo podía salir mal en la ceremonia de entrega de los Emmy 2020. Y sin embargo, la primera gran gala de premios de la era de la pandemia salió muy bien, dadas las circunstancias y a pesar de los datos de audiencia, que han marcado un nuevo mínimo histórico con apenas 5,1 millones de espectadores.
“Lo que va a ocurrir esta noche no es importante. No va a parar la covid. No va a apagar los incendios. Pero va a ser divertido, y ahora necesitamos diversión. Dios, claro que necesitamos diversión. Ha sido un año terrible. Ha sido un año de división, injusticia, enfermedad, escuela por Zoom, desastre y muerte. Hemos estado confinados en cuarentena. Hemos estado confinados en nuestras casas como prisioneros en un oscuro y solitario túnel. ¿Y qué hemos encontrado en ese oscuro y solitario túnel? Una amiga que estaba las 24 horas del día, nuestra vieja compañera la televisión”. Entre algún que otro chiste, el monólogo de Kimmel de apertura de los premios era un reconocimiento a esa imprescindible cualidad del medio televisivo como compañía en tiempos difíciles.
Los Emmy fueron la gran celebración del enorme poder de la televisión en directo y en abierto (aunque los premios principales los acaparen cadenas y plataformas de pago). Fue inevitable sentir un pellizco en el corazón cuando la pantalla mostraba que las imágenes de reacciones del público a los chistes de Kimmel en su monólogo no eran reales sino grabadas y que el patio de butacas estaba vacío.
A pesar de que una gala con docenas de conexiones por videoconferencia y sin público en directo corría el peligro de resultar fría (y en ocasiones lo fue un poco), la organización se las apañó para que el resultado fuera ágil y entretenido. El papel del presentador, tan secundario en la mayoría de las entregas de premios, fue clave en esta ocasión, con mucha más presencia y aportando el necesario hilo conductor para que el programa no resultara una sucesión de conexiones con casas de famosos. Los ganadores no tenían que caminar hasta el escenario para recoger los premios y soltar su discurso, con lo que se ganaba en agilidad. También dio variedad a la ceremonia las distintas formas en que se hicieron llegar las estatuillas a sus receptores. Desde personas equipadas con trajes de seguridad con apariencia de esmoquin, hasta cajas con un dispositivo que se accionaba a distancia cuando su propietario ganaba y sacaba automáticamente el Emmy de su interior. El gigantesco despliegue de producción obligaba a tener algunos entregadores en los hogares de nominados que finalmente no se hicieron con el galardón y que, como Ramy Youssef mostró en Twitter, vieron cómo el premio se despedía de ellos en la puerta de sus propias casas sin catarlo.
En general, los Emmy 2020 fueron más emotivos y serios que en otras ocasiones. Algunos de los galardones los anunciaron trabajadores de sectores esenciales, desde un granjero hasta una camionera o una enfermera de Nueva York. Las creadoras y actrices Issa Rae, Lena Waithe y America Ferrera contaron, en vídeos grabados, experiencias propias que mostraban la necesidad de una televisión más diversa, tanto delante como detrás de las cámaras y en los despachos. Las reivindicaciones políticas (muchos fueron quienes animaron a los estadounidenses a votar en las inminentes elecciones generales) y raciales, con el Black Lives Matter, estuvieron muy presentes en las tres horas y pocos minutos que duró la gala.
Pero tampoco esta ceremonia olvidó su función como programa de entretenimiento. Todo el mundo estaba dispuesto a remar a favor para que la cosa fluyera. Jason Bateman, Reese Witherspoon, Kerry Washington o Jennifer Aniston (primero, extintor en mano apagando una llama que se fue un poco de las manos en directo en un gag y, después, propiciando una reunión con sus compañeras de Friends Courteney Cox y Lisa Kudrow) fueron algunas de las estrellas que se prestaron a jugar en una gala de premios excepcional y de la que seguro que han tomado buena nota los Globos de Oro, Oscar y demás.
¿Y los premios? Schitt’s Creek (en España, en Movistar +) arrasó sin dar opción a nadie más en comedia, Succession (HBO España) fue la justísima triunfadora en unas categorías dramáticas más repartidas que sorprendieron con el premio a Zendaya como mejor actriz protagonista por Euphoria (HBO España), la ganadora más joven de la historia, y Watchmen (también HBO) reconoció el gran trabajo de Damon Lindelof con esta adaptación del popular y alabado cómic.
La gala de los Emmy 2020 no fue perfecta, por supuesto. Pero todos, productores, presentadores, nominados y espectadores, sabíamos que no lo sería. Lo importante es que fue. Que a la televisión no la para ni una pandemia. Y que quienes la hacen están dispuestos a cualquier esfuerzo para que el espectáculo pueda continuar.