Samsung Galaxy Z Fold 2, a prueba: una pantalla gigante para leer, ver vídeos y usar múltiples ‘apps’ a la vez
El terminal plegable de Samsung, que cuesta 2.000 euros, permite hacerse selfies con la cámara trasera
Los smartphones plegables tratan de hacerse un hueco en el mercado. Desde que se lanzó el primero en septiembre de 2019 y hasta el 30 de junio de este año, se han vendido 1,74 millones de terminales —apenas un 0,14% del total de envíos—, según sostiene The Wall Street Journal citando datos de Canalys. Fabricantes como Samsung, Huawei o Motorola compiten con teléfonos flexibles con precios prohibitivos para la m...
Los smartphones plegables tratan de hacerse un hueco en el mercado. Desde que se lanzó el primero en septiembre de 2019 y hasta el 30 de junio de este año, se han vendido 1,74 millones de terminales —apenas un 0,14% del total de envíos—, según sostiene The Wall Street Journal citando datos de Canalys. Fabricantes como Samsung, Huawei o Motorola compiten con teléfonos flexibles con precios prohibitivos para la mayoría de usuarios. El último que ha presentado Samsung, el Galaxy Z Fold 2, ya está disponible en España y cuesta 2.009 euros. Se trata del tercer plegable de la marca surcoreana y está pensado para poder ser utilizado como un móvil, cuando está plegado, y como una tableta, cuando se abre.
En mano, es un teléfono pesado —de 282 gramos—. Plegado, es bastante grueso. Cuenta con una pantalla externa de 6,2 pulgadas notablemente más grande que la de su antecesor, el Galaxy Fold, que era de solo 4,6 pulgadas y a veces se quedaba pequeña. Esta pantalla recuerda a la de cualquier smartphone tradicional, aunque es más alargada, y en algunos casos se puede manejar con una sola mano. Resulta cómoda para realizar todo tipo de acciones cotidianas. Por ejemplo, llamar por teléfono, enviar mensajes, hacer búsquedas en Google o consultar Twitter.
Pero en estos últimos casos la experiencia cambia por completo al desplegar el terminal. Al abrirlo como un libro con las dos manos, se convierte en un dispositivo más parecido a una tablet que a un smartphone. Su pantalla principal, que tiene unos marcos pronunciados, es de 7,6 pulgadas —frente a la de 7,3 pulgadas del Fold—. Sus grandes dimensiones lo convierten en una terminal ideal para leer, visualizar vídeos, navegar por Internet, realizar fotografías, consultar la galería o utilizar varias aplicaciones a la vez.
Por ejemplo, es posible chatear por WhatsApp mientras se visualiza un vídeo en Youtube y se revisa el calendario. Al hacer una captura de pantalla cuando se tienen varias aplicaciones abiertas, el sistema deja seleccionar si el usuario quiere que sea de la pantalla completa o de una de las apps en concreto. En general, la experiencia del usuario mejora al tener una pantalla más grande. Sin embargo, se echa en falta que algunas aplicaciones sean diseñadas y actualizadas específicamente para el Galaxy Z Fold 2. Es el caso de Instagram, ya que, al abrir la app, en vez de ocupar la pantalla completa, aparece una columna negra en cada lateral.
La pantalla frontal, que tiene un tacto que en cierto modo recuerda al plástico, se ensucia bastante al utilizarlo. Está compuesta por un cristal capaz de doblarse que se llama Ultra Thin Glass y es, según Samsung, “más fino que el pelo de un humano”. Cuando el terminal está abierto, lo más cómodo es utilizarlo con las dos manos. En el centro de la pantalla, justo donde se pliega el teléfono, se nota ligeramente una hendidura vertical si se pasa el dedo por encima. Pero apenas se aprecia a simple vista y en el día a día se vuelve prácticamente invisible.
Cuando Samsung presentó su primer plegable, el Galaxy Fold, las pantallas de algunos móviles cedidos a periodistas comenzaron a fallar. En esta ocasión, la bisagra parece bastante robusta y permite plegar el teléfono en diferentes ángulos. Esto puede resultar útil, por ejemplo, para dejar el móvil encima de la mesa y ver un vídeo en Youtube en la mitad de la pantalla que se queda plegada y en vertical. Samsung ya incluyó esta posibilidad con el Z Flip y era especialmente cómoda para hacer videollamadas mientras se realizaban otras acciones.
El Z Fold 2 tiene dos cámaras frontales, una en cada pantalla, de 10 megapíxeles. Pese a que ofrecen buenos resultados, uno de los puntos fuertes del terminal es que permite sacar selfies con la cámara trasera. El smartphone tiene en su parte trasera un gran módulo de cámaras que recuerda al de los Galaxy Note y hace que, al dejar el móvil encima de una superficie lisa como una mesa, el terminal se tambalee hacia los lados.
El móvil cuenta con tres sensores de 12 megapíxeles cada uno: una cámara principal, un ultra gran angular y un teleobjetivo. De día y con luz, en general las fotografías salen nítidas y con colores realistas. Pero de noche o con poca luz hay más margen de mejora, ya que se pierde un poco de calidad y de detalle, especialmente al acercar las fotografías. Al hacer una foto a alguien con el móvil abierto es posible activar una función para mostrar la vista previa en la pantalla frontal.
El terminal se puede desbloquear tanto por reconocimiento facial como por huella dactilar. El lector de huellas, que está en el lateral derecho de la pantalla, es especialmente útil en plena pandemia de coronavirus y dada la obligatoriedad de las mascarillas en determinados países. Ambos métodos funcionan de forma correcta y rápida. El Z Fold 2 carece de minijack y cuenta con altavoces estéreo. El sonido es adecuado conforme a lo que se puede esperar de un móvil de alta gama.
Una tasa de refresco de 120 Hz
La pantalla principal del Galaxy Z Fold 2 tiene una tasa de refresco de hasta 120 Hz. La tasa de refresco es la cantidad de veces que la pantalla actualiza la imagen que muestra por segundo. Cuanto mayor sea esa tasa, mejor es la experiencia. En este caso es posible escoger entre utilizar la frecuencia de actualización “estándar” —de 60 Hz— o adaptable —el sistema ajusta automáticamente la frecuencia hasta los 120 Hz—. Cuando esta opción está activada, los desplazamientos y transiciones entre pantallas y aplicaciones son especialmente fluidos.
El terminal, que es compatible con las redes 5G, tiene 12 GB de RAM, 256 GB de almacenamiento y el procesador más potente de Qualcomm, el Snapdragon 865+. Su rendimiento es el esperado de un smartphone de gama alta, sin dar ningún problema al utilizar juegos o varias aplicaciones a la vez. La batería, de 4.500 mAh, con un uso normal y utilizando ambas pantallas, ha alcanzado la jornada completa en las pruebas de este periódico. Eso sí, al activar la tasa de refresco adaptable dura bastante menos que si se escoge la de 60 Hz. Con la carga rápida del terminal, se consigue llenar la batería en aproximadamente una hora y media.
Puedes seguir a EL PAÍS TECNOLOGÍA RETINA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aquí a nuestra Newsletter.