¿Retrocine?
¿Retrotecnología? Quita, quita, que eso queda feo en el cine. Y por eso en la gran pantalla lo que se lleva es el retrofuturismo, lo que alguien pensó que podría ser y ahora sabemos que no será: Flash Gordon, los libros de H. G. Wells, Planeta prohibido, un montón de influencias que ahora chocan en cartelera y se reflejan en, por ejemplo, Sky Captain y el mundo de mañana, con un Nueva York de los años treinta atacado por robots; Los increíbles, con su aroma a la cocina ultrafashion que salía en Las que tienen que servir; o incluso en cine de autor como 2046, con un extraño viaje en un tren de ...
¿Retrotecnología? Quita, quita, que eso queda feo en el cine. Y por eso en la gran pantalla lo que se lleva es el retrofuturismo, lo que alguien pensó que podría ser y ahora sabemos que no será: Flash Gordon, los libros de H. G. Wells, Planeta prohibido, un montón de influencias que ahora chocan en cartelera y se reflejan en, por ejemplo, Sky Captain y el mundo de mañana, con un Nueva York de los años treinta atacado por robots; Los increíbles, con su aroma a la cocina ultrafashion que salía en Las que tienen que servir; o incluso en cine de autor como 2046, con un extraño viaje en un tren de 2046 imaginado por un escritor de 1968. Así podía haber sido el futuro: limpio, de líneas claras. Y, sin embargo, acabaremos en la ponzoña de Blade runner.