La UE se pone en alerta por la detección del virus de la polio en aguas residuales de 10 ciudades, entre ellas Barcelona
La agencia de salud pública europea sospecha que una forma del patógeno puede estar circulando en el continente y llama a reforzar las coberturas vacunales
La detección del virus de la polio en aguas residuales de una decena de ciudades, entre ellas Barcelona, en menos de tres meses ha encendido todas las alertas en la Unión Europea, donde la circulación de este patógeno que puede causar secuelas neurológicas irreversibles o la muerte —principalmente en niños menores de cinco años— fue erradicada hace más de dos décadas gracias a las vacunas. Este tipo de detecciones indican que una o más personas que han estado en la zona son portadoras del patógeno, lo que puede suponer un...
La detección del virus de la polio en aguas residuales de una decena de ciudades, entre ellas Barcelona, en menos de tres meses ha encendido todas las alertas en la Unión Europea, donde la circulación de este patógeno que puede causar secuelas neurológicas irreversibles o la muerte —principalmente en niños menores de cinco años— fue erradicada hace más de dos décadas gracias a las vacunas. Este tipo de detecciones indican que una o más personas que han estado en la zona son portadoras del patógeno, lo que puede suponer un riesgo para los menores no vacunados. Por esta razón, la primera recomendación en estos casos es reforzar las coberturas vacunales y asegurarse de que todos los niños han recibido todas las dosis recomendadas.
Lo que ha vivido el continente desde el pasado mes de septiembre ha sido una insólita sucesión de detecciones del patógeno en ciudades de cinco países del continente, según datos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC). La primera de ellas fue en Barcelona el pasado 22 de septiembre en una muestra de aguas tomada en la depuradora del Besòs, situada entre Sant Adrià de Besòs y la capital catalana.
Posteriormente, las autoridades de Polonia comunicaron el 18 de noviembre el mismo hallazgo en Varsovia. Solo 10 días más tarde, Alemania informó de que cuatro ciudades —Bonn, Colonia, Múnich y Hamburgo— también han descubierto el patógeno en sus aguas residuales. El pasado lunes fue Finlandia la que informó de lo mismo en Tampere, mientras el martes el gobierno de Reino Unido comunicó la identificación del patógeno en muestras tomadas en Londres, Leeds y West Sussex.
En todos los casos, los virus identificados corresponden a poliovirus de origen vacunal de tipo 2 (cVDPV2). En un breve comunicado, el ECDC ha informado de que “los análisis genéticos” indican que “hay dos explicaciones posibles” del cúmulo de detecciones. La primera es que haya habido “multiples introducciones del virus desde regiones donde este está circulando” por parte de viajeros. La segunda, que todo se deba a “una sola introducción, a la que ha sucedido la propagación de forma comunitaria dentro de la UE” mediante contagios persona a persona.
Estas formas del virus de origen vacunal se desarrollan cuando las campañas con la vacuna oral —que se llevan a cabo en muchos países por la mayor facilidad de administración y la mayor protección que ofrecen— no llegan a toda la población. Esto hace que los virus atenuados que la componen puedan circular entre ciudadanos no vacunados y con el tiempo muten, recuperando así la capacidad de producir cuadros clínicos graves. El virus supone a partir de ese momento una amenaza, aunque solo para las personas no vacunadas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 36 países del mundo han detectado en el último año alguna forma de cVDPV2, la mayoría de ellos en África.
La posibilidad de que un virus de la polio pueda estar circulando de nuevo por el continente abre un escenario desconocido en décadas. Para todos los expertos consultados, es una mala noticia, aunque no necesariamente significa que vaya a originar brotes con casos graves si las coberturas vacunales se mantienen altas. “Es una noticia que causa desánimo porque muestra lo lejos que estamos de lograr erradicar el virus de la polio, un objetivo que no hace tanto creíamos posible y que cada vez parece más lejano”, lamenta María Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y microbióloga en el Hospital de A Coruña.
El ECDC destaca en sus comunicados que “no se han notificado casos de parálisis en ninguno de los países con detecciones ambientales de cVDPV2″. Aunque por lo general el poliovirus infecta el tracto intestinal y causa síntomas leves o cursa de forma asintomática, en entre el 1% y el 2% de los casos invade el sistema nervioso central, donde provoca lesiones irreversibles y destruye las neuronas. Esto se manifiesta en primer lugar con una parálisis flácida aguda (PFA) —pérdida de la fuerza y tono muscular—, por lo que la monitorización de este cuadro clínico es la forma más habitual de detectar y medir el impacto del patógeno en un país o zona determinada.
“Mientras tengamos buenas coberturas vacunales, no debería haber problemas. Pero es fundamental mantenerlas por encima del 95% y no siempre lo logramos”, alerta Fernando Moragas-Llop, portavoz de la Asociación Española de Vacunologia (AEV). Este experto lamenta que, “aunque es verdad que las dos primeras dosis, las que se ponen a los dos y cuatro meses de edad, sí se mantienen en España por encima del 95%, la primera de recuerdo [a los 11 meses] ya queda por el 93% o menos, y la segunda [a los seis años] en el 80% en algunas comunidades”.
El ECDC recomienda a todos “los países revisar sus datos de cobertura de vacunación contra la polio, incluso a nivel subnacional, y garantizar que no existen brechas de inmunidad en la población y que existe capacidad para identificar la circulación del virus a través de sistemas de vigilancia que funcionen bien”.
La Generalitat de Cataluña, por ejemplo, llevó a cabo acciones para mejorar las coberturas tras el hallazgo del poliovirus en la depuradora del Besós. Las familias de 25.000 menores de seis a ocho años residentes en el área metropolitana de Barcelona en los que no constaba que les hubiera sido administrada la cuarta dosis —la segunda de recuerdo— recibieron un SMS instándoles a acudir a un centro sanitario a recibir este pinchazo. Cataluña es de las comunidades en las que menos del 80% de niños de esa edad habían recibido por entonces la segunda dosis de recuerdo.
El ECDC también ha declarado que “respalda las recomendaciones temporales de la OMS para los ciudadanos de la UE que sean residentes o visitantes de larga duración [más de cuatro semanas] a países clasificados como con riesgo potencial de causar la propagación internacional de la polio” para recibir “una dosis adicional de vacuna contra la polio entre cuatro semanas y 12 meses” antes del viaje. “Los viajeros a áreas con transmisión activa de un poliovirus deben ser vacunados según sus esquemas nacionales”, añade la agencia de salud pública europea.
Esteve Fernández, secretario general de Salud Pública de la Generalitat, recuerda las implicaciones que tiene el hallazgo del virus de la polio en aguas residuales. “Hay que comunicarlo a los organismos nacionales e internacionales, entre ellos la OMS. También alertamos a todos los centros de atención primaria y hospitales para que estuvieran vigilantes y alertaran de cualquier cuadro con síntomas compatibles [algo que afortunadamente no ocurrió]. También se trató de localizar con mayor detalle la zona de la que precedía el virus tomando muestras aguas arriba”, lo que finalmente no ofreció resultados. La Generalitat da el caso como superado y descarta que exista transmisión del virus, aunque mantiene la vigilancia.
Las autoridades europeas monitorizarán la situación y consideran probable que en las próximas semanas haya nuevas detecciones del virus. Estos casos llegan dos años después de que la polio reapareciera en Nueva York e Israel, entre personas no vacunadas de congregaciones religiosas —dos casos graves y una decena de asintomáticos en total— con una forma del virus idéntica que también fue localizada en aguas residuales de Londres. En esa ocasión, el estado de Nueva York declaró el estado de emergencia para frenar la enfermedad.