La francesa Gisèle Pélicot declara en el juicio por agresión sexual y sumisión química: “Violación no es la palabra correcta, es barbarie”

La mujer a quien su marido drogaba para que otros hombres la violaran cuenta cómo se enteró de lo sucedido y por qué testifica en público: “Lo hago en nombre de todas esas mujeres que quizás nunca serán reconocidas como víctimas”

Gisèle Pélicot y su hija Caroline Darian al salir del juzgado este jueves en Aviñón.GUILLAUME HORCAJUELO (EFE)

Gisèle Pélicot, como en el resto de jornadas judiciales, ha aparecido este jueves con el rostro descubierto en la sala del juzgado y se ha preparado para declarar ante 51 hombres que la violaron durante una década. Incluido su esposo, Dominique Pélicot. Su testimonio ha durado más de dos horas y, durante este tiempo, su marido, con quien estuvo casada 50 años y quien la drogaba para que otros hombres pudieran abusar de ella, apenas levantó la vista del suelo, según el relato de los medios franceses que entraron en la sala. Era la primera vez que se encontraban desde que el hombre fue detenido por la Policía, después de que hallaran más de 2.000 fotos y vídeos en su ordenador donde se veía a su esposa siendo agredida sexualmente por los hombres que este jueves han estado en el banquillo de los acusados. Gisèle Pélicot ha permitido que su testimonio sea público: “Lo hago en nombre de todas esas mujeres que quizás nunca serán reconocidas como víctimas”.

Más de la mitad de los acusados, 35, han admitido haber tenido sexo con Gisèle Pélicot (72 años), pero han negado la intención de violarla, ya que alegan que fueron engañados por Dominique Pélicot (71 años). Él, por su parte, ha admitido los hechos que se le imputan: la sumisión química de su esposa antes de entregarla a desconocidos contactados por internet en su propia casa en Mazan, una localidad al sur de Francia.

En los tres días de audiencia, Gisèle Pélicot no se ha derrumbado. Ni por el relato detallado de los investigadores sobre las 92 violaciones que sufrió, ni en su propia declaración este jueves. Su discurso ha sido firme y el relato, estructurado y preciso. Pero este paso por la justicia no lo ha hecho solo por ella, lo ha hecho por otras mujeres también víctimas. “Me he mantenido firme por este juicio, para mí el daño está hecho”, ha dicho. Cree ser escuchada y que el proceso tenga la mayor publicidad posible “para que ninguna mujer sufra esta sumisión química”.

Gisèle Pélicot ha comenzado a hablar describiendo cómo se enteró de las violaciones. “Quisiera describir primero los hechos, que para mí comienzan el 19 de septiembre [2020]”, ha dicho. Ese día, su marido le dijo que había cometido una “tontería”. Lo habían sorprendido filmando por debajo de las faldas de tres mujeres en un supermercado. Un mes y medio después, ambos fueron convocados a la comisaría de Carpentras.

Tras evocar esa llamada, Gisèle Pélicot ha repasado lo que hasta entonces creía que era su relación marital y ha contado que solo había habido dos hombres en su vida, el acusado y otra pareja: “Durante 50 años siempre he apoyado a mi amigo. En 50 años no hemos tenido una vida lineal, pero siempre nos hemos mantenido unidos. Pensaba que [la cita policial] era una formalidad”. Sin embargo, la manera en la que se desarrolló el encuentro con los agentes fue muy distinta. El policía a cargo le advirtió: “Le voy a mostrar cosas que no le van a gustar”; y ella respondió: “me da miedo, no sé en absoluto lo que me va a mostrar”, ha dicho durante el juicio.

El policía le mostró una foto, pero en un primer momento ella no reconoció a la mujer que estaba en la cama. Era ella. “Me dice: ‘Sra. Pélicot, mire bien’. Me cuesta reconocerme, estoy vestida de una cierta manera. En la tercera foto le digo: ‘paremos, son escenas de violación, estoy inerte, dormida y me están violando”, ha mencionado frente a los acusados, quienes han escuchado atentamente, algunos con los ojos fijos en el suelo.

“Violación no es la palabra correcta, esto es barbarie”, ha declarado. Tras descubrir las atrocidades que le hacía su marido, lo único que quería era desaparecer. “Me llevo mi coche y mi perro, y acabaré con todo”, dice que pensó. Al salir de la comisaría, llamó a su yerno para contarle. Luego, a su hija. Esa noche, ella y sus tres hijos se tomaron de las manos y lloraron en la sala de su casa, ha contado durante el juicio.

Gisèle Pélicot ha visto todos los vídeos de las violaciones que sufrió. “No son escenas de sexo, son escenas de violaciones. Están dos, tres sobre mí. Estoy inerte”, ha dicho. “Fui sacrificada en el altar del vicio. Cuando se ve a esta mujer drogada, maltratada, como una muerta. Claro, el cuerpo no está frío, está caliente, pero yo estoy como muerta”, ha mencionado.

La declaración de Gisèle Pélicot ha durado dos horas. Hacia el final, la septuagenaria ha bajado un poco la guardia y su voz ha sonado un poco menos firme, mientras el público, abogados y periodistas elogiaban su dignidad. “Por dentro soy un campo de ruinas. La fachada es sólida, pero detrás…”, ha dicho.

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