Una nueva variante de la tosferina alimenta la explosión de casos que ya ha causado la muerte de tres lactantes

Investigadores del Vall d’Hebron descubren una adaptación de la bacteria que explica en parte la magnitud de una epidemia con 23.000 casos y cientos de bebés hospitalizados en menos de un año

Juanjo González López, en la sede del Instituto de Investigación del Hospital Vall d'Hebron (VHIR).Albert Garcia

La tosferina, una infección respiratoria que afecta especialmente a los bebés, golpea a España como no lo había hecho en décadas. La actual epidemia, iniciada en junio del año pasado, ya suma 23.000 casos, cientos de hospitalizaciones (en su gran mayoría recién nacidos) y la muerte de tres lactantes, según los últimos datos manejados por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Además, dos personas mayores —una mujer de 73 años y un hombre de 83— también han fallecido con la infección, aunque en ambos casos sufrían otras patologías graves que pueden explicar el desenlace.

La magnitud del brote ha sorprendido a autoridades y expertos, e investigadores del Instituto de Investigación del Vall d’Hebron (VHIR, en sus siglas en catalán) han descubierto ahora una de las razones que permiten explicar estas elevadas cifras: una nueva variante de la bacteria Bordetella pertussis, más esquiva a las defensas del sistema inmunitario.

“Queríamos ver las causas del aumento explosivo de casos. Sabíamos que la protección que da la vacuna decrece con el tiempo. También que los confinamientos de la pandemia habían interrumpido la circulación de la bacteria, por lo que había una pérdida de inmunidad natural de la población. Pero hemos observado que, además, ha emergido un nuevo linaje con características distintas a los que circulaban hasta ahora. Esto hace que el sistema inmunológico no reconozca bien al patógeno”, explica Juanjo González, jefe del Grupo de Investigación en Microbiología del VHIR.

Los resultados de esta investigación, pendientes de publicar en una revista científica, han sido presentados en el congreso que la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) celebra esta semana en Zaragoza. El VHIR lleva décadas estudiando la Bordetella pertussis y conserva colecciones de las bacterias circulantes desde los años 80 del pasado siglo.

“Lo que hemos visto es que la bacteria ha ido cambiando el arsenal de antígenos, que son unas estructuras proteicas características y que son utilizadas para elaborar las vacunas. Así nuestro sistema inmune las reconoce y reacciona frente al patógeno. El cambio de antígenos es un mecanismo adaptativo que ahora hemos comprobado que ha desarrollado el microorganismo”, añade González. Este investigador detalla que “hay tres variantes mayoritarias” circulando en estos momentos y que la nueva “es más parecida a las que circulaban en los años 80″.

La bióloga Eugènia Agustí manipula un cultivo de la bacteria 'Bordetella pertussis', causante de la tosferina. Albert Garcia

Cristina Calvo Rey, presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), destaca “el interés e importancia” del hallazgo del VHIR. “La emergencia de nuevas cepas es algo habitual en las enfermedades infecciosas, es un mecanismo adaptativo de virus y bacterias. Pero este estudio contribuye a explicar y nos permite entender mejor las causas del gran brote que estamos viviendo”, afirma.

La tosferina es muy contagiosa y se transmite a través del aire mediante microgotas de saliva que se exhalan al hablar y toser. La infección se desarrolla en dos fases: una primera leve y similar a infecciones respiratorias (congestión nasal, fiebre baja y tos leve...) y una segunda en la que se producen los síntomas más graves, con complicaciones respiratorias y neurológicas que pueden ser mortales entre los lactantes menores de seis meses.

Pese a existir una vacuna, la tosferina es una enfermedad imposible de erradicar, coinciden los expertos. La utilizada actualmente se administra en cinco dosis: la primera la recibe la madre durante el embarazo —preferiblemente en la semana 27 de gestación—, luego el bebé recibe dos pinchazos a los dos y cuatro meses de vida, otro de recuerdo a los 11 meses y uno más a los seis años. Asturias, además, añade otro a los 13 años.

“El principal objetivo de la vacuna es proteger a los lactantes y en eso es muy eficaz. Pero, por lo demás, no es perfecta. Pierde efectividad con el tiempo, no evita que las personas vacunadas se infecten y transmitan la bacteria… Así que es necesario repetir dosis y, pese a ello, no se logra evitar los brotes en niños mayores y adolescentes. Entre ellos, sin embargo, la infección suele ser leve”, explica González.

Los últimos datos recibidos por el Instituto de Salud Carlos III apuntan a que la actual onda epidémica está llegando a su fin, según Josefa Masa Calles, especialista en la enfermedad del Centro Nacional de Epidemiología (CNE). “Desde finales de abril nos están llegando menos notificaciones de casos”, afirma.

Sería, de confirmarse, una buena noticia después de que la actual epidemia haya sorprendido a los expertos no solo por su magnitud, sino también por los meses en los que se ha desarrollado. La tosferina tiene históricamente un carácter estacional al final de primavera y en verano. Esta vez, sin embargo, el número de casos resurgió inesperadamente en invierno. Si durante 2023 Gipuzkoa fue la zona más afectada, en este 2024 ha sido Cataluña la que más casos acumula, aunque también ha habido brotes importantes en zonas como Guadalajara.

Masa Calles explica que “las comunidades autónomas han notificado en lo que va de año en torno a 20.000 casos”, a los que habría que sumar los casi 3.000 casos confirmados en la segunda mitad de 2023. Desde 1998, el más antiguo incluido en los informes del ISCIII, nunca se habían registrado tantas infecciones.

Los datos disponibles de hospitalizaciones aún son incompletos. En los últimos meses de 2023 fueron 124, mientras que este año ya ha habido 131 entre los poco más de 3.000 casos (una sexta parte del total de notificados) en los que se conoce esta información, por lo que la cifra real será de varios cientos.

Los tres bebés fallecidos en la actual ola epidémica tiene un elemento en común: no han podido beneficiarse de la protección de la vacuna. En el primer caso, ocurrido el año pasado, se trata de un “lactante en el primer mes de vida, sin condiciones de riesgo, cuya madre no se había vacunado durante la gestación”, según el informe del ISCIII.

El riesgo de los prematuros

Los dos de este año —con dos y tres meses de vida, respectivamente— eran prematuros. En un caso la madre no había sido vacunada y en el otro había recibido el pinchazo solo cinco días antes del parto. “Los prematuros son un grupo de especial riesgo, porque el parto puede producirse antes de que la madre se vacune o justo después, lo que no da tiempo a que se desarrolle una respuesta inmunológica y el bebé reciba los anticuerpos”, explica Masa Calles.

La magnitud de la epidemia ha llevado a algunos actores a reclamar que se añada al calendario vacunal en toda España una dosis adicional en la adolescencia, entre los 12 y los 14 años, como ya hace Asturias. Así lo ha hecho recientemente el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Los adolescentes son el grupo de edad en el que, de largo, más casos se están diagnosticando, aunque en estas edades sean siempre leves.

La Ponencia de Vacunas, el grupo de expertos que asesora al Ministerio de Sanidad, debatió este punto en una reunión celebrada esta semana. Fuentes conocedores del encuentro afirman que esta dosis adicional no ha sido considerada necesaria. “Lo prioritario en tosferina es proteger a la población menor de seis meses mediante la vacunación en mujeres embarazadas y, en los tiempos fijados en el calendario vacunal, en la población infantil”, añaden estas fuentes.

Las coberturas vacunales en España son elevadas, pero los expertos destacan que es fundamental incrementarlas ante situaciones como el actual brote. Según datos de Sanidad, el 87,2% de las mujeres embarazadas recibió en 2022 la dosis frente a la tosferina, que inmuniza al bebé también frente a la difteria y el tétanos en el mismo pinchazo. El 93,3% de los bebés recibieron las dos primeras dosis de dos y cuatro meses, según concluye un informe del ISCIII. Un reciente informe de riesgo publicado por el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) situaba a España a la cabeza de los países con mejores coberturas entre las mujeres embarazadas.

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