Feminismo: ¿hay retroceso?
En los últimos seis años, la adhesión al movimiento ha sufrido una caída ligera, pero siguen siendo más las personas que se sienten feministas
La mitad de la población se sigue considerando feminista. En los últimos seis años, la adhesión al feminismo ha sufrido una caída ligera, de tres puntos porcentuales, pero siguen siendo más las personas que se sienten feministas que las que no lo hacen. Hay un dato especialmente llamativo en esta evolución: si en 2018, los hombres de la generación Z (18-26) eran los más feministas, de acuerdo con un estudio de 40dB. para la Revista Contexto, ahora son los menos: únicamente lo es el 35%...
La mitad de la población se sigue considerando feminista. En los últimos seis años, la adhesión al feminismo ha sufrido una caída ligera, de tres puntos porcentuales, pero siguen siendo más las personas que se sienten feministas que las que no lo hacen. Hay un dato especialmente llamativo en esta evolución: si en 2018, los hombres de la generación Z (18-26) eran los más feministas, de acuerdo con un estudio de 40dB. para la Revista Contexto, ahora son los menos: únicamente lo es el 35% de ellos, produciéndose un descenso de casi 20 puntos en poco más de media década. Por su lado, las mujeres Z, más feministas que sus mayores, no han cambiado mucho: la adhesión al feminismo es algo menor que hace cinco años, pero el 66% se sigue identificando con esta causa.
El declive del feminismo entre los hombres jóvenes es coherente con muchas de sus opiniones y actitudes con respecto a la desigualdad de género, según el barómetro de marzo de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER. Los Z son los que menos reconocen el machismo en la sociedad o que las cosas sean más difíciles para las mujeres, pese a que las Z no compartan en absoluto sus opiniones. De hecho, hay más polarización entre los más jóvenes que en cualquier otra generación. En este mismo sentido, los Z son los que menos reconocen la discriminación laboral de género, los que menos admiten que las mujeres son las que más renuncian a sus carreras profesionales, los que preferirían a un hombre para ser su médico, presidente de gobierno o piloto de avión, los más opuestos a la abolición de la prostitución, los que menos apoyan que se garantice la igualdad salarial entre hombres y mujeres, que se facilite el acceso a la vivienda de mujeres monoparentales o que se obligue a que los progenitores disfruten del mismo tiempo de permiso paternal y maternal. Igualmente, los hombres Z son menos propensos a creer que se critica más a una mujer con una vida sexual activa que a un hombre o que se sea más exigente con el aspecto físico de ellas.
El retroceso del feminismo entre los hombres Z también es coherente con sus posicionamientos políticos: mientras que cerca de la mitad de las mujeres Z votan a partidos progresistas, entre los hombres Z solo lo hace un tercio. En este mismo sentido, Vox se sitúa como cuarta fuerza política entre las jóvenes, pero ocupa la segunda posición entre los Z, empatando con el PP. Se repite el mismo patrón que ya veíamos con el feminismo: ninguna otra generación se muestra tan polarizada ideológicamente como la de las personas entre 18 y 26 años.
¿Por qué los hombres jóvenes retroceden en feminismo? ¿Por qué votan más a Vox? Los factores podrían ser múltiples: la propia irrupción de un partido de extrema derecha (¿causa o efecto?) al que no pocos sienten como aliado; la reacción ante unas compañeras de generación más combativas de lo que son sus hermanas mayores, madres y abuelas; el acceso prematuro y sin límites a una pornografía que cosifica a las mujeres en internet; etc.
Más allá de estas razones, la reacción de los hombres Z refleja bien cómo son. Los jóvenes, ellos y ellas, forman una generación muy independiente: para ser sexualmente diversos, para ser religiosos o ateos, para abrazar el feminismo o… para rechazarlo. Debemos admitir que para mostrarse en desacuerdo con la igualdad salarial o afirmar que se prefiere a un hombre al frente del gobierno en pleno siglo XXI hay que ser muy machista, pero también muy indiferente al qué dirán. Por ello, es inevitable repensar si entre los hombres boomers (59 años y más) hay realmente tanto feminismo como se expresa (12 puntos más que entre los Z) o se disimula el machismo. Quizás no se pueda descartar que la causa feminista, más que en retroceso, nunca haya tenido tantos adeptos entre los hombres como creíamos.