Un 30% de las cirujanas de la sanidad pública del Reino Unido han sufrido agresiones sexuales en el trabajo

Un estudio elaborado por la Universidad de Exeter revela agresiones y acosos, contactos físicos no solicitados y comentarios sexistas en el Servicio Nacional de Salud

Cirujanos en una sala de operación del NHS.getty

Un 30% de las profesionales de cirugía que trabajan en el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) del Reino Unido ha sido agredidas sexualmente en el trabajo; un 29% de esas mujeres han sufrido acoso sexual o contactos físicos no deseados; un 40% de ellas han escuchado comentarios procaces sobre sus cuerpos. Y hasta 11 acusaciones de violación llegaron a la dirección de los centros sanitarios. Pero lo más alarmante es que hasta un 90% de las trabajadoras del NHS, y un 81% de los trabajadores, han observado conductas sexuales inapropiadas en el entorno laboral durante los últi...

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Un 30% de las profesionales de cirugía que trabajan en el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) del Reino Unido ha sido agredidas sexualmente en el trabajo; un 29% de esas mujeres han sufrido acoso sexual o contactos físicos no deseados; un 40% de ellas han escuchado comentarios procaces sobre sus cuerpos. Y hasta 11 acusaciones de violación llegaron a la dirección de los centros sanitarios. Pero lo más alarmante es que hasta un 90% de las trabajadoras del NHS, y un 81% de los trabajadores, han observado conductas sexuales inapropiadas en el entorno laboral durante los últimos cinco años, y se habían callado. Hasta ahora.

El informe publicado conjuntamente por la BBC y The Times, elaborado por la Universidad de Exeter y la Universidad de Surrey, y encargado por el grupo independiente de profesionales sanitarios The Working Party on Sexual Misconduct in Surgery (Grupo de Trabajo sobre Abusos Sexuales en la Cirugía) puede acabar convirtiéndose en el MeToo de la sanidad pública británica.

El resultado de un amplio trabajo de campo en el que se consultaron, en condiciones de privacidad y con cuestionarios en línea, a 1.434 trabajadores (el 51,5% eran mujeres) se ha volcado en dos estudios. Sexual Harassment, Sexual Assault and Rape by Colleagues in The Surgical Workforce (Acoso Sexual, Agresión Sexual y Violación perpetradas por Colegas del Equipo de Cirugía) expone, con testimonios que en ocasiones resultan desgarradores, una cultura de silencio y abuso: “Los abusos sexuales ocurren de modo frecuente en el ambiente quirúrgico, y nadie los comprueba, por causa de la combinación de una estructura jerárquica muy poderosa y por un claro desequilibrio de género y poder. El resultado es un ambiente laboral poco seguro, así como un espacio poco seguro para los pacientes”, delata el informe.

Breaking the Silence. Addressing Sexual Misconduct in Healthcare (Romper el Silencio. El Tratamiento de los Abusos Sexuales en la Sanidad), el segundo de los trabajos, aporta un conjunto de recomendaciones para romper el ciclo de abusos e imponer un mayor control en el entorno laboral.

“El escenario más común es el de una médico interna joven que sufre los abusos de un superior varón, que suele ejercer las funciones de supervisor”, ha explicado a la BBC Carrie Newlands, una de las profesionales que ha asesorado a la Universidad de Surrey en la elaboración del informe. “Todo esto da como resultado una cultura de silencio donde la gente sufre el temor de poner en riesgo su futuro y su carrera si se deciden a hablar”, señala Newlands.

La crudeza de los testimonios

Gracias al anonimato que proporcionaba el estudio, muchas de las participantes han expuesto por primera vez, con una crudeza inusual, las situaciones de abuso que han experimentado de manera habitual. “Fue aumentando sus tocamientos no solicitados durante un breve periodo. Primero era la mano en el hombro, luego en la cadera. Cuando estaba en la antesala, poniéndome la bata, se acercó por detrás y me agarró los pechos”, cuenta una de las consultadas. “Me advirtieron de que mi queja era probablemente la cuarta o quinta que recibían respecto a ese médico. Me sugirieron que no lo definiera como acoso sexual, porque podría constituir una difamación que utilizaría él en mi contra. Acudí al director de formación, que me recomendó que me dirigiera a la dirección del hospital. Cuatro años después, el médico seguía en su puesto”, ventila otra de las profesionales su frustración.

“Debemos de instalar una cultura de tolerancia cero, para asegurarnos de que existan mecanismos que permitan a las personas afectadas denunciar con confianza y que sean tomadas en serio”, ha prometido Tim Mitchell, el presidente del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra, al conocer el contenido del informe. “Se trata de unas informaciones estremecedoras, y van a suponer motivo de vergüenza para la profesión cirujana”, se ha lamentado Mitchell. Una de las denuncias más repetidas por parte de todas las profesionales que han querido responder al estudio es la falta de confianza generalizada en las propias direcciones de los centros sanitarios, en el Consejo General de Medicina o en los propios colegios médicos, incapaces durante estos años de abordar el problema con la seriedad y rigor debidos.

“Toda esta situación representa un momento MeToo para la cirugía”, ha reivindicado Tamzin Cuming, la presidenta del foro de Mujeres Cirujanas del Real Colegio de Cirujanos, en un artículo que ha publicado The Times. “Nuestra investigación ha revelado un entorno de trabajo en donde el personal puede sufrir acoso sexual, agresiones sexuales y violaciones en cualquier momento. Ese mismo entorno permite que todo esto sea ignorado, porque el sistema protege más a los perpetradores que a los que sufren la agresión. Necesitamos un cambio urgente en el modo en que la propia sanidad pública investiga estos asuntos”, ha exigido Cuming.

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