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Así son las torres que suministran electricidad a ambos lados del río Amazonas

Vencer los 2,3 kilómetros de vano que separan las orillas del río más caudaloso del planeta, en Brasil, ha supuesto una importante obra de ingeniería. Elecnor ha asumido el reto, bautizado como Proyecto PATE. La compañía también ha tenido que atender las peculiaridades sociales y ambientales del protegido entorno natural. Alta tensión a 253 metros

El objetivo del proyecto es construir una línea de transmisión de 230 kV que conecte los estados de Pará y Amazonas. Para ejecutarlo ha sido necesario levantar dos nuevas subestaciones eléctricas.

El acceso universal a una energía asequible, segura, sostenible y moderna es esencial para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 7) establecidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Según el Banco Mundial, 789 millones de personas viven sin electricidad y cientos de millones más tienen acceso a un suministro insuficiente o poco confiable, lo que genera pobreza e impide el desarrollo económico y social de las comunidades.

Si bien Brasil no es uno de los países aquejados por la falta de abastecimiento eléctrico (de acuerdo con el Banco Mundial, el cien por cien de la población tiene libre acceso), aún queda margen de mejora. Inspirado por el propósito de aumentar la confiabilidad y la seguridad eléctrica, en 2018 el gobierno brasileño concedió a Celeo Redes el proyecto PATE (Parintins Amazonas Transmissora de Energía). El desarrollo económico de la región y conseguir una reducción en el consumo de combustibles fósiles, con la consiguiente mejora medioambiental, son otras metas a alcanzar con esta iniciativa.

Elecnor, a través de su filial Elecnor do Brasil, ha sido contratada para desarrollar PATE. El objetivo es construir una línea de transmisión de 230 kilovoltios (kV) para conectar los estados de Pará y Amazonas, en la región Norte del país. Unir ambos territorios (240 km en total) ha requerido levantar dos nuevas subestaciones eléctricas y ampliar una existente. También ha implicado vencer un imponente escollo natural: el río Amazonas.

Dos atalayas (casi) tan altas como la torre Eiffel

El diseño y la ejecución del cruce del río Amazonas, el más caudaloso y el segundo más largo del planeta, ha sido el mayor desafío del proyecto. Sobre la mesa se plantearon dos posibilidades: un cruce subacuático y otro aéreo. Se optó por el elevado, lo que trajo consigo la construcción de las torres de tensión más altas de la historia del Grupo Elecnor.

Para realizar el cruzamiento se izaron cuatro torres, dos de ellas de 1.310 toneladas y 253 metros de altura y otras dos de 90 metros y 150 toneladas de peso. El montaje se extendió durante 180 días

“La elección del proyecto de estructura tubular de acero presentaba una geometría adecuada e incluía claras ventajas en comparación con otras, como una buena rigidez y una alta resistencia”, explica Armando Pérez Medina, director general de Grandes Redes del Grupo Elecnor. Para realizar el cruzamiento se izaron cuatro torres, dos de ellas de 1.310 toneladas y 253 metros de altura. La elevación es considerable. Para hacerse a la idea, bastan dos ejemplos como referencia: la torre Eiffel mide 300 metros y la pirámide de Guiza, 138. El montaje de las cuatro torres (las otras dos miden 90 metros y pesan 150 toneladas) se extendió a lo largo 180 días.

Un año de planificación logística

PATE se puso en marcha en abril de 2019. Antes de comenzar a trabajar sobre el terreno se realizaron distintos estudios de topografía, perforación y planificación. “El equipo que trabaja en la construcción y en la ingeniería desarrolló importantes estudios geotécnicos, tanto en la línea como en el propio punto de cruce. Se prestó especial atención a los aspectos urbanísticos y medioambientales, ya que la línea atravesaba uno de los bosques más importantes y vírgenes del mundo”, indica Armando Pérez Medina.

En el proyecto, que tiene previsto finalizar en marzo de 2023, participan más de 1.500 personas de cuatro nacionalidades. El 96% de los trabajadores son brasileños.

Conscientes de que la logística era uno de los cuellos de botella del proyecto (especialmente la parte fluvial), el equipo de Elecnor se trasladó a la zona en el mes de junio, un año antes de comenzar las obras. En Santarém, la mayor ciudad de la zona, instalaron un centro de distribución estratégico para recibir todos los materiales (pilotes, acero, varillas, cables, maquinaria, insumos, etc.) y repartirlos a través de balsas a las distintas localidades implicadas en el proyecto.

Un equipo de más de 1.500 personas

El proyecto se puso finalmente en marcha en diciembre de 2020, y tiene previsto finalizar en marzo de 2023. Uno de sus puntos más delicados fue encontrar mano de obra cualificada. “Requeríamos un gran número de profesionales, algo que se escapa de lo tradicional en una construcción de este tipo”, señala Armando Pérez Medina. En total, participaron más de 1.500 personas de cuatro nacionalidades distintas: brasileña (la mayor parte, el 96% del total) china, española y argentina. Además, Elecnor puso especial atención en emplear a los residentes de la zona; un 30% era natural de las poblaciones por las que atraviesa el proyecto.

La variación entre los niveles máximos y mínimos del Amazonas es de unos ocho metros, lo que afecta directamente al tamaño de los equipos que pueden entrar en los ríos
Armando Pérez Medina, director general de Grandes Redes del Grupo Elecnor

Pilotos de lanchas acuáticas (gran parte del acceso tiene lugar a través de los ríos), soldadores (encargados de unir los más de 40.000 metros de pilotes metálicos de la línea) y traductores (para comunicarse con los especialistas chinos) fueron contratados para ensamblar las torres tubulares y lanzar los cuatro kilómetros de cables que componen las torres del cruce del río Amazonas.

Adaptarse a la climatología

Para Elecnor el proyecto PATE está suponiendo un importante aprendizaje en el desarrollo de obras de gran envergadura, alta complejidad técnica y difícil logística. El abastecimiento de los materiales, por ejemplo, ha sido en ciertas ocasiones laborioso. “Algunos materiales llegaron desde otros continentes, como las torres y cables para el cruce del río, desde China”, apunta Armando Pérez Medina.

Planificar el calendario de las obras tampoco ha resultado sencillo. La singular climatología de la región, con largas temporadas de lluvias e importantes crecidas de los ríos, fueron estudiadas al detalle. “La principal vía de acceso a las torres en las regiones inundadas eran los arroyos y ríos, por lo que hubo que diseñar las actuaciones en función de las crecidas. La variación entre los niveles máximos y mínimos del Amazonas es de unos ocho metros, lo que afecta directamente al tamaño de los equipos que pueden entrar en los ríos”, concluye Armando Pérez Medina.

Compensar el impacto ambiental

El proyecto PATE ha implicado asumir importantes retos sociales y ambientales. La región amazónica está marcada por una rica diversidad biológica y por la presencia de pueblos tradicionales, como los quilombolas, los agroextractivistas y los ribereños. Elecnor ha tenido que crear medidas de mitigación y compensación de impactos para preservar la integridad y promover la calidad de vida de estos grupos sociales.

Por su parte, Fundación Elecnor, en el marco de su operativa independiente, viajó al Amazonas tras tener conocimiento del inicio de este desarrollo y puso en marcha el proyecto H2OMe. Se trata de una iniciativa que busca proporcionar a la escuela de la comunidad Quilombola Muratubinha, en el municipio de Óbidos (Pará), agua potable, luz procedente de fuentes solares, un centro de atención médica y un aula audiovisual. 

PATE también ha obligado a la compañía a asumir un importante compromiso medioambiental. Las actuaciones han tenido lugar en uno de los biomas más ricos y sensibles del planeta, la selva amazónica y, en todo momento, Elecnor ha buscado preservar la integridad de la reserva natural. Elevar las torres por encima de las copas de los árboles, reducir la supresión de la vegetación y definir un trazado con un menor impacto sobre el entorno y las comunidades locales son algunas de las acciones puestas en marcha.

Además, el proyecto ha comportado la puesta en marcha de un programa de huida y rescate de la fauna para evitar que los animales sufriesen durante la etapa de construcción. En total se han realizado 1.507 rescates, 417 avistamientos, 93 persecuciones, 61 aislamientos y 33 recogidas. En cuanto a las especies afectadas, la mayoría han sido reptiles, seguidas de anfibios, aves, arácnidos y mamíferos.

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