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Vacunas y anticuerpos: ¿qué debemos saber?

Protagonistas durante la primera ola, los anticuerpos vuelven a estar de actualidad. Ahora, la pregunta que nos hacemos es si los que generamos tras la vacuna son iguales que los que se producen cuando se ha pasado la infección

Al enfermar por covid-19, el sistema inmune actúa frente a todas las proteínas del virus, y genera anticuerpos tanto para la proteína de la nucleocápside (anti-N) como para la de las espículas (anti-S). En cambio, después de la vacuna solo va a producir anticuerpos anti-S.Getty Images / iStock

“A veces piensas que lo que estás estudiando no va a servir para nada, pero este año, estar matriculada en Biología ha molado. Nos ha hecho entender todo el tema de los antígenos, los anticuerpos y la inmunidad frente al coronavirus”. Lo cuenta Marta, de 18 años, dos semanas después de examinarse de la EVAU y recién llegada de uno de esos viajes de fin de curso a Mallorca que se han saldado con brotes masivos de covid-19, cientos de chavales en cuarentena haciéndose las pruebas de antígenos y familias reviviendo una inquietud que creían olvidada.

“Yo me he hecho la prueba de antígenos, que ha dado negativo; a mis padres, que ya están vacunados, les han ofrecido en el trabajo hacerles la prueba de anticuerpos para completar la información sobre esta infección. Yo les estoy explicando en qué consiste cada test, y que se tienen que enterar de si los anticuerpos son IgG o IgM, y si les van a medir la respuesta contra la espícula”, explica con el tono de suficiencia de quien tiene muy reciente un sobresaliente en Biología. “Todos los padres están rayados con esto y se lo tenemos que explicar nosotros”.

La verdad es que no resulta sencillo. A lo largo de los últimos 15 meses nos hemos visto obligados a desenvolvernos en un galimatías de términos propios de inmunólogos, virólogos y epidemiólogos, tratando de entender la diferencia entre PCRs, test de anticuerpos, pruebas serológicas rápidas, o de laboratorio… Ha ido siendo un aprendizaje a rebufo de cada una de las fases en las que íbamos entrando y que cambiaban el foco según la urgencia de cada momento. Y ahora, con la incidencia bajando y una estrategia de vacunación que ya ha alcanzado la velocidad de crucero, la atención vuelve a centrarse en los anticuerpos.

Esta no es la primera vez que los anticuerpos centran el debate, nos recuerda el doctor Rafael Cantón Moreno, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. “En los primeros meses de la pandemia se comenzaron a hacer pruebas de detección de anticuerpos para valorar cuánta población en España había estado en contacto con el coronavirus. Era lo más factible, y así se obtuvieron los datos iniciales de seroprevalencia que publicó el Instituto Carlos III. También, en el mes de abril de 2020, muchos grandes hospitales hicimos estudios masivos de nuestros trabajadores”.

No todos respondemos igual a la infección y aún es pronto para saber la duración de los anticuerpos y de la inmunidad en cada persona. Es preciso recopilar toda la información posible para construir ese ‘big data’ que ayude a identificar patrones y a decidir estrategias.

En aquel momento, recuerda, “explicamos por activa y por pasiva lo que era una IgG y una IgM”. Más adelante, el interés por los anticuerpos dejó paso a una nueva herramienta de diagnóstico: llegaron tras el verano los tests rápidos de antígenos sensibles y fiables, y la estrategia se centró en testear a la población para identificar infecciones activas.

Ahora, con la vacunación, surge nuevamente el interés por los anticuerpos. Y volvemos a hacernos las mismas preguntas, pero ahora con una vuelta de tuerca más: ¿son iguales los anticuerpos que se generan cuando uno pasa la infección que los que se generan con la vacuna? En realidad, explica el doctor Cantón, hay algunas diferencias: “Cuando enfermamos por covid-19, nuestro sistema inmune actúa frente a todas las proteínas del virus, y genera anticuerpos tanto para la proteína de la nucleocápside (anti-N) como para la de las espículas (anti-S). En cambio, después de la vacuna solo vamos a producir anticuerpos anti-S”.

Nucleocápside, espícula… No es fácil, ¿verdad? Estas cuestiones —que son el abecé para los inmunólogos y microbiólogos— hacen que nos perdamos en el discurso. Si recapitulamos, lo que vemos es que una prueba de anticuerpos puede mostrar distintos escenarios:

• Si he pasado la infección y me hago una prueba de anticuerpos, podrán encontrar tanto anticuerpos anti-S como anticuerpos anti-N.

• Si, después de pasada la infección, me vacuno, también se podrán detectar ambos tipos de anticuerpos.

• Si no he pasado la infección y me vacuno, los tests podrán detectar únicamente los anticuerpos anti-S, es decir, los generados frente a la vacuna.

De ahí el interés actual en que las pruebas no detecten únicamente los anticuerpos generados por la infección natural (anti-N), sino también los que surgen tras la vacunación.

Una enfermedad nueva

Nosotros todavía nos perdemos, pero los microbiólogos e inmunólogos van desbrozando el camino y desentrañando los mecanismos de esta nueva enfermedad. “Nos queda mucho por aprender. No tenemos un estándar para decir ‘a partir de este nivel de anticuerpos tienes mayor inmunidad’. También hay que tener en cuenta que no sabemos cómo reacciona exactamente cada organismo frente a la infección”, recuerda el doctor Cantón. ¿Y frente a la vacuna? “Podemos tener distintos niveles de respuesta, pero eso no debe hacernos pensar en falta de eficacia”.

No todos respondemos igual a la infección y aún es pronto para saber la duración de los anticuerpos y de la inmunidad en cada persona. Es preciso recopilar toda la información posible para construir ese big data que ayude a identificar patrones y a decidir estrategias. En el caso de los anticuerpos, señala el experto del Ramón y Cajal, “puede ser interesante medirlos en grupos de riesgo, sobre todo en personas inmunodeprimidas o en pacientes con tratamientos biológicos u oncológicos; así se podrá evaluar si hay una correlación que nos haga pensar en la necesidad de una posible revacunación más adelante, sobre todo en esta población”.

No se conoce a ciencia cierta si se ha pasado la infección y, por tanto, irse de fiesta veraniega sin mascarilla y sin vacunar sigue siendo muy desaconsejable. Pero con una simple prueba de anticuerpos se podría ahorrar una dosis, estar 'vacunado' antes.Getty Images / iStock

Cada vez es más representativa la información que pueden proporcionar los test para identificar personas que han pasado la infección sin saberlo y ahorrase una dosis. En el caso de la población general, contar con esa información sobre la respuesta inmunológica será sin duda interesante para la planificación de futuras dosis de recuerdo. Saber, por ejemplo, cómo pueden ayudar los anticuerpos a decidir si el individuo menor de 65 años necesita una o dos dosis de vacuna. Hay muchos casos en los que no se conoce a ciencia cierta si se ha pasado la infección y, con una simple prueba de anticuerpos, podría ahorrar una dosis, estar vacunado antes (y por tanto, protegido) y evitar una mayor reactogenicidad de la vacuna.

¿Qué información ofrecen los tests serológicos de anticuerpos?

• Información sobre la respuesta inmunitaria del paciente.

• Permite conocer si hemos superado la covid-19 anteriormente, son una herramienta clave para entender y monitorizar la respuesta inmune a la vacunación y realizar un seguimiento a lo largo del tiempo para evaluar la efectividad de las vacunas.

• Hay estudios que parecen indicar que la producción de anticuerpos frente al SARS-CoV-2 podría variar considerablemente entre individuos. La cinética de los anticuerpos de la covid-19 no está clara y sigue siendo objeto de estudio. De ahí la importancia de seguir generando información.

• También pueden variar en función del antígeno para el que sea específico el anticuerpo. Así, los anticuerpos frente a la proteína de la espícula y la proteína de la nucleocápside son los mejores para predecir el estado inmunológico del paciente en cada situación.

• Muchos laboratorios especializados de toda España ofrecen el servicio de pruebas de anticuerpos. Entre ellos, Eurofins-Megalab, Synlab, Sanitas, MBD (laboratorio Durán Bellido), Laboratorio Echevarne y Abolab, por ejemplo.