España y Portugal acuerdan dejar solo nueve pasos fronterizos abiertos

Desde que entre en vigor la medida, solo podrán pasar mercancías y trabajadores transfronterizos

Un guardia civil para un coche en la frontera entre Tui y Valenca, este lunes. En vídeo: Fernando Grande-Marlaska informa del cierre de las fronteras españolas. Vídeo: MIGUEL RIOPA (AFP)

Las rondas de los contrabandistas han cerrado antes que las autopistas en la frontera hispanolusa. A pesar de que el primer ministro portugués, António Costa, declaró el domingo el cierre de las fronteras terrestres para el turismo español con el objetivo de evitar la expansión del coronavirus, varias autopistas seguían abiertas y sin ninguna clase de control en la tarde del lunes. En la reunión de ministros de Interior y Sanidad de ambos países, realizada por la...

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Las rondas de los contrabandistas han cerrado antes que las autopistas en la frontera hispanolusa. A pesar de que el primer ministro portugués, António Costa, declaró el domingo el cierre de las fronteras terrestres para el turismo español con el objetivo de evitar la expansión del coronavirus, varias autopistas seguían abiertas y sin ninguna clase de control en la tarde del lunes. En la reunión de ministros de Interior y Sanidad de ambos países, realizada por la mañana, se concretó que del Miño a Ayamonte (Huelva), solo quedarán abiertos nueve pasos fronterizos, el resto quedan cerrados desde la medianoche, hora española, las 23 horas en Portugal continental. Por los nueve pasos abiertos solo podrán pasar mercancías y los trabajadores transfronterizos. Desde esta hora pactada, la entrada del turismo queda prohibido en ambos sentidos. Los Gobiernos de ambos países también han anunciado el cierre de todas las conexiones aéreas y fluviales entre los dos países. Portugal ya tiene prohibido los vuelos con Italia y China.

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Portugal vive la epidemia en una contradicción, con la declaración de estado de alerta por un lado, y los cines y centros comerciales abiertos, por otro. En cualquier caso, hasta hoy, en que se ha producido la primera muerte, era el único país de la Europa occidental sin víctimas mortales por la Covid-19. Aunque los casos registrados han aumentado en 86 en las últimas horas, hasta los 331, la línea de progresión respecto del fin de semana desciende: del 50,9% del sábado, al 44,9% del domingo y al 35,1% del lunes, según los datos oficiales del Ministerio de Salud de Portugal. La ministra, sin embargo, no ha dado importancia a este dato y cree que aún no se ha llegado al pico de contagios.

A la espera de que se aplicase el cierre de las fronteras terrestres para el turismo español, los municipios portugueses limítrofes a Badajoz ya habían cerrado las llamadas rutas de los contrabandistas. Los municipios de Arronches, Marvão, Portalegre y Campo Maior han decidido bloquear a personas y bienes los caminos que les unen a la provincia de Badajoz. Son rutas populares entre los lugareños, utilizadas desde hace siglos para el contrabando en tiempos de guerras o de dictaduras. Así erigió su imperio del café, Rui Nabeiro, vecino de Campo Maior sede mundial de los cafés Delta. Nabeiro (88 años de edad), distinguido con la orden de Comendador, inició sus trabajos transportando por esos caminos café y tabaco, de un lado para otro, según las circunstancias. Hoy es más fácil hacerlo por la autopista A-6, que une con la A-5 de Badajoz y Madrid.

Estos municipios se encuentran en la región del Alentejo, que ocupa un cuarto de la extensión territorial del Portugal continental, y que hasta el momento no ha registrado ningún caso positivo del coronavirus. También hay que destacar que con el 25% del territorio, solo tiene el 8% de la población. De los 331 casos positivos, 138 se concentran en la zona de Oporto y 142 en Lisboa.

En la frontera con Galicia, sin embargo, las primeras medidas de control ya se empezaron a tomar el sábado en el que está considerado el paso de mayor tránsito entre España y Portugal, el que une las localidades de Tui (Pontevedra) y Valença, separadas únicamente por el río Miño ya muy cerca de la desembocadura. “Aquí los vecinos, psicológicamente, percibimos las dos localidades como una unidad”, comenta el alcalde socialista de Tui, Enrique Cabaleiro. “Nuestros cascos urbanos están unidos por el puente, son todo un continuo. Y se dan situaciones tales como la de que niños de este lado de la frontera van a la guardería en Portugal o la de que el 90% de los usuarios de la piscina de Valença sean tudenses”, describe el regidor.

“Desde el sábado, se dieron un par de situaciones dantescas, de las que recibí aviso por mensajes de vecinos y tuve que llamar a la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra para advertir”, sigue contando Cabaleiro. “El sábado, se produjeron aglomeraciones en los comercios de alimentación de Tui por la avalancha de portugueses que vinieron a comprar en medio de la psicosis”, dice, “y el domingo, ocurrió al revés”. En la mañana de esa jornada, bastantes vecinos gallegos de la “raia” (la frontera) cruzaron el puente para cumplir con su “liturgia dominical de desayunar en Valença” café con pasteles.

En el pueblo ourensano de A Xironda (Cualedro), el bibliotecario Nicanor Palomares cuenta que en la llamada “raia seca” (la división entre Galicia y Portugal que no está marcada por el río) “ya estuvo esta mañana la Guardia Civil en los dos pasos” que llevan por carretera a los pueblos norteños de Vilar de Perdizes y Santo André (Montalegre). Estos dos enclaves y A Xironda son territorios muy unidos donde hay parejas mixtas con parientes a ambos lados y donde los animales pacen ajenos a las marcas administrativas. “Pastores como João, tienen sus prados aquí, cedidos por vecinos que no los atienden”, informa el vecino, “y en realidad existen mogollón de pistas casi imposibles de controlar, donde las viejas garitas de vigilancia están en ruinas”. En A Xironda, el panadero que reparte es el de Santo André, y los portugueses estaban a diario en los bares y el pequeño supermercado del pueblo ourensano.

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Lino Perdiz, propietario de una tienda agrícola y de una empresa de autobuses en Muíños (Ourense),"cuenta que el lunes por la mañana seguían pasando a Galicia coches de portugueses que venían a “comprar semillas, abono, hierba”, en una época clave para los trabajos del campo. “Esto era lo que nos faltaba para nuestra ruina”, lamenta el pequeño empresario, que ya había visto brutalmente reducido su negocio por los recortes en el transporte escolar en Galicia. A partir de ahora, tampoco podrá ofrecer el servicio discrecional que mantenía para llevar viajeros a las ferias semanales de los pueblos del norte de Portugal, ni las visitas turísticas de los huéspedes del Balneario de Lobios. El sábado, Lino Perdiz fue uno de los gallegos que todavía fueron a disfrutar de una comida al otro lado de la frontera. En el pueblo de montaña de Pitões das Júnias, el más alto del país vecino, aquel día, de los dos restaurantes especializados en platos de carne, cocido y feijoada “solo uno estaba abierto” para dar “servicios mínimos”. El aforo había sido “reducido al 40%” y a la entrada los comensales tenían que cubrir un formulario en el que debían dar fe de su estado de salud y de que no habían mantenido contacto con personas o zonas de riesgo.

En los archipiélagos portugueses, Madeira tampoco ha registrado ningún caso y su presidente, Miguel Albuquerque (PSD), ha ordenado la cuarentena obligatorio a todas las personas que lleguen al archipiélago. El presidente de Madeira, que vive principalmente del turismo, ha declarado que la situación económica es “desastrosa”, pero aun así exige al Gobierno central que prohíba los vuelos a las islas.

En una declaración por Skype al país desde su casa en Cascais, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, anunció en la noche del domingo que el miércoles va a reunir al Consejo de Estado para estudiar la declaración de ‘Estado de Emergencia’, un nivel superior al actual de ‘alerta’, que permite la restricción de derechos y libertades individuales. Esta declaración solo puede ser invocada en caso de estar en riesgo la seguridad nacional, la democracia o en caso de “calamidad pública”, que sería el supuesto invocado. Para ello, también deberá ser oído el parlamento portugués, que fijaría los límites de esta declaración. De momento, el jefe del Gobierno considera “prematura” la posibilidad.

Hasta el miércoles, el país vive en cuarentena, con playas y parques cerrados, pero tiendas y centros comerciales abiertos, lo que ha provocado manifestaciones de empleados de los comercios, que exigen el cierre total. El Gobierno ha limitado la entrada a los comercios a cuatro personas por cada 100 metros cuadrados de superficie.

Las escuelas también han iniciado este lunes su cuarentena de 15 días, aunque ya la ministra de salud, Marta Temido, ha anunciado que prevé que los contagios se producirán hasta finales de abril, con lo cual las cuarentenas se tendrán que alargar mucho más allá de las vacaciones de Pascua, que era el límite establecido para reemprender las actividades escolares, culturales y deportivas.


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