Los tripulantes del avión accidentado en la Antártida son dados por muertos

El aparato está empotrado en la nieve en la ladera de una montaña y los equipos de rescate no han podido recuperar los cadáveres

Los equipos de rescate lograron el pasado fin de semana llegar hasta el avión accidentado en la Antártida el pasado miércoles. Los restos del aparato están empotrados en la nieve de una ladera escarpada, a unos 3.900 metros de altura, y sólo asoma la cola. Los tres tripulantes canadienses (dos pilotos y un mecánico), se dan por muertos, a la vista del accidente, aunque no ha sido posible recuperar los cadáveres por la dificultad de acceso al lugar y por las condiciones meteorológicas extremas. No se descarta que haya que aplazar hasta el próximo otoño para rescate de los cuerpos.

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Los equipos de rescate lograron el pasado fin de semana llegar hasta el avión accidentado en la Antártida el pasado miércoles. Los restos del aparato están empotrados en la nieve de una ladera escarpada, a unos 3.900 metros de altura, y sólo asoma la cola. Los tres tripulantes canadienses (dos pilotos y un mecánico), se dan por muertos, a la vista del accidente, aunque no ha sido posible recuperar los cadáveres por la dificultad de acceso al lugar y por las condiciones meteorológicas extremas. No se descarta que haya que aplazar hasta el próximo otoño para rescate de los cuerpos.

El avión, en vuelo desde la base en el polo sur Amundsen-Scott (EE UU) hasta la estación científica italiana Mario Zucchelli, en la costa del continente blanco, a unos 1500 kilómetros de distancia, se perdió a mitad de camino el pasado miércoles cuando efectuaba una misión de logística y apoyo a la base italiana. La baliza automática de emergencia del aparato se activó y envió señales durante 24 horas (probablemente hasta que se agotó la batería), lo que permitió la localización del accidente. Pero las malas condiciones meteorológicas en la zona, con vientos huracanados y nubes bajas, dificultaron la búsqueda del aparato (un Twin Otter de la compañía canadiense Ken Borek Air) hasta el fin de semana. Finalmente, el domingo, los equipos de rescate pudieron acercarse a los restos del avión y recogieron la grabadora de las conversaciones de la cabina, pero tuvieron que retirarse del lugar antes de llegar a los cuerpos de los tres tripulantes por las peligrosas condiciones allí, según explicó el servicio de rescate de nueva Zelanda, encargado de la zona, ha informado The Globe and Mail.

Ya el sábado, aprovechando una ligera mejoría del tiempo, un avión de reconocimiento encontró los restos del avión en una ladera muy empinada del monte Elisabeth, en la cordillera Queen Alexandra. Después, dos helicópteros, desplazados desde la base McMurdo estadounidense hasta una base de operaciones montada en un glaciar a 50 kilómetros del monte Elisabeth, lograron aterrizar cerca del lugar del accidente y los equipos de rescate pudieron aproximarse a pie. Pero los restos del avión eran demasiado inestables y el tiempo pésimo para poder buscar a los tres tripulantes. Los expertos han destacado la dificultad de cualquier operación allí dada lo remoto del lugar y el difícil acceso, informa Science.

Los tres tripulantes no han sido oficialmente identificados, pero el canadiense The Globe and Mail adelanta que se trata del experimentado piloto en regiones polares Bob Heath, junto con Perry Andersen y Mike Denton.

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