Carlos Mestre, el médico que alumbró la Seguridad Social

Nos ha dejado Carlos Mestre Rossi después de cumplir 90 años. Al margen de los sentimientos que despierta la pérdida de las personas con las que he compartido durante más de 70 años, estudios, trabajo, amistad, respeto y afinidades diversas muy profundas, deseo señalar, como de interés general, algunos de los méritos que son los propios de los grandes agentes del Estado.

Después de pocos años de dedicación a la medicina clínica, Mestre se incorporó a los servicios técnicos del Instituto Nacional de Previsión donde actuó con singular relevancia hasta su jubilación.

Trabajador inca...

Nos ha dejado Carlos Mestre Rossi después de cumplir 90 años. Al margen de los sentimientos que despierta la pérdida de las personas con las que he compartido durante más de 70 años, estudios, trabajo, amistad, respeto y afinidades diversas muy profundas, deseo señalar, como de interés general, algunos de los méritos que son los propios de los grandes agentes del Estado.

Después de pocos años de dedicación a la medicina clínica, Mestre se incorporó a los servicios técnicos del Instituto Nacional de Previsión donde actuó con singular relevancia hasta su jubilación.

Trabajador incansable, participó desde muy pronto, con suma discreción pero con eficacia extrema, y siempre en el corazón mismo de la sala de máquinas, en esa relevante aventura que supuso la transformación del primitivo seguro de enfermedad en la concepción, desarrollo y logro de la red nacional de hospitales y del conjunto de asistencia sanitaria de los que hemos tenido la ventura de disfrutar hasta ahora en nuestro país.

Deseo destacar su intervención muy directa en los planteamientos básicos de la red de hospitales de la Seguridad Social, en la estructuración de los nuevos grandes centros hospitalarios y en la unificación del sistema de asistencia sanitaria.

Entre sus servicios relevantes figuran su acertada gestión como gerente en la nueva organización del hospital Ramón y Cajal de Madrid, así como su paso, al frente de la misma, como director general del Instituto Nacional de la Salud (Insalud), entre 1980 y 1981.

Su talento, su vasta y sabia experiencia, su tenacidad en el trabajo, su discreción y la eficacia de sus logros dan para su recuerdo la imagen más fiel de un gran servidor público.

Manuel Varela Uña fue secretario de Estado para la Sanidad en 1980-1981.