MENORES ASESINADOS

Frágiles vidas truncadas

Al menos 15 menores han sido hallados muertos o dados por fallecidos en la última década

Foto familiar de Mari Luz Cortés.Iván Boza

Días, pero a veces semanas, meses o años para encontrar una respuesta. Al menos 15 menores, primero buscados como desaparecidos, han sido hallados muertos en los últimos 10 años en España. El caso de Ruth y José se suma a una larga lista en la que figuran la pequeña Érika, de cuatro años, Sonia Carabantes, de 17, o Mari Luz Cortés, la niña de cuatro años localizada muerta en la ría de Huelva tras 54 días de intensa búsqueda. La mayoría de ellos fueron asesinados, muchas veces por alguien de su entorno, y son ya casos cerrados. Ot...

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Días, pero a veces semanas, meses o años para encontrar una respuesta. Al menos 15 menores, primero buscados como desaparecidos, han sido hallados muertos en los últimos 10 años en España. El caso de Ruth y José se suma a una larga lista en la que figuran la pequeña Érika, de cuatro años, Sonia Carabantes, de 17, o Mari Luz Cortés, la niña de cuatro años localizada muerta en la ría de Huelva tras 54 días de intensa búsqueda. La mayoría de ellos fueron asesinados, muchas veces por alguien de su entorno, y son ya casos cerrados. Otros, sin embargo, permanecen abiertos por falta de pruebas. Sus familias ya no siguen buscándoles, pero sí necesitan respuestas.

  • Enero de 2009, Marta del Castillo. Los padres de la joven Marta del Castillo siguen buscando a su hija. Ya saben, sin embargo, que no la encontrarán con vida. Su exnovio, Miguel Carcaño, confesó que la había matado la noche de su desaparición, el 24 de enero de 2009. El cuerpo de la chica, de 17 años, no ha sido encontrado todavía. Carcaño ha sido sentenciado a 20 años de cárcel, pero los otros tres implicados –entre ellos su amigo Samuel Benítez-- acusados de ayudarle han quedado absueltos. Otro de sus supuestos colaboradores, Francisco Javier García Marín, conocido como el Cuco --también amigo de Marta--, menor en el momento de los hechos, ha sido condenado por un delito de encubrimiento a dos años y once meses de internamiento.
  • Abril de 2010, Cristina Martín. El 3 de abril de 2010 la Guardia Civil localizó el cuerpo de Cristina Martín en una antigua fábrica de yesos derruida y abandonada de Seseña (Toledo). La chica, de 13 años, llevaba desaparecida desde el 30 de marzo. Ese día, según descubrieron poco después los investigadores, se había citado con una compañera del instituto en un paraje del pueblo conocido como La Veguilla. Discutieron y la otra joven, de 14 años, agarró del cuello a Cristina, la hizo caer y le golpeó con una piedra. Cuando quedó inconsciente le hizo dos cortes en las muñecas, para que se desangrara, y la dejó allí, tirada. Un poco más tarde contó lo que había hecho a su mejor amiga, otra alumna del mismo instituto. Juntas fueron al día siguiente a ver el lugar donde yacía Cristina, todavía viva. Ninguna dijo nada hasta que la policía las detuvo, cuando la menor de 13 años llevaba ya muerta varios días. Las dos menores acusadas de asesinar y esconder el cadáver de Cristina Martín han sido condenadas a cinco y dos años de reclusión, respectivamente. Lo máximo que contempla la ley del menor.
  • Enero de 2008, Mari Luz. Mari Luz Cortés llevaba 54 días desaparecida cuando la policía encontró su cuerpo flotando a la altura del muelle petrolero de la ría de Huelva. La pequeña, de cinco años, había salido de su casa, en el barrio onubense de El Torrejón, para ir a un quiosco cercano a comprar chucherías. Nunca llegó. Más tarde se supo que un vecino, Santiago del Valle, la atrajo hasta su casa tirándole un osito de peluche y haciéndoles señales para que subiera. Cuando la niña entró en el portal, Del Valle abusó de ella, y como Mari Luz se resistió, el pederasta forcejeó con ella hasta que se quedó inconsciente. Entonces, el hombre volvió a su casa para coger un carro de la compra, metió el cuerpo dentro y fue hasta la zona de las marismas para deshacerse de él. Le acompañó su hermana, Rosa, que le llevó en coche. Era el 13 de enero de 2008.
          A finales de marzo, la policía detiene a Del Valle y a su hermana como sospechosos del asesinato de Mari Luz. Se descubre entonces que el hombre ya había sido condenado en 2005 a dos años y nueve meses de prisión por abusar de su hija. Una condena que nunca había cumplido. El titular del juzgado de lo Penal 1 de Sevilla, Rafael Tirado, no había ordenado la ejecución del fallo. Poco después aseguró que el error se debía a la “falta de personal”.
          En marzo de este año, los jueces condenaron a Santiago del Valle a 22 años de cárcel por los delitos de asesinato y abusos sexuales, con el agravante de reincidencia, de la pequeña Mari Luz. Su hermana Rosa del Valle, considerada cómplice, fue condenada a nueve.
  • Octubre de 2008, María Dolores Ramírez Alonso. La joven Maria Dolores Ramírez, Maores, de Ripollet (Barcelona) le dijo a sus padres esa noche de Halloween que bajaba un momentito a la calle. Iba en pijama y zapatillas y aseguró que volvería “en cinco minutos”. No volvió más. A las pocas horas, la policía la encontraba degollada en un descampado cercano a la comisaría del Pueblo. Dos días más tarde, Sergio y Luis, dos de sus compañeros de clase, acudieron a la policía a contar lo que sabían de lo sucedido. Luis aseguró que el autor de todo había sido su amigo Sergio. Este, sin embargo, culpó a un tal Abel, un personaje que más tarde se demostró como ficticio. Finalmente, Luis y Sergio fueron condenados. Se descubrió que Sergio se había sentido mal porque otros compañeros le habían visto besando unas horas antes a Maores, que estaba loca por él, y quiso darle la vuelta a la situación. Luis le acompañaba y vio, según se relata en la investigación judicial, como su amigo y la chica discutían y luego esta salía corriendo.
          Sergio y Luis fueron condenados por el asesinato de Maores --que fue degollada y después golpeada con un palo de senderismo--. El primero, autor material del asesinato, a cinco años de internamiento y otros tres de libertad vigilada. El segundo a cuatro años y nueve meses de reclusión, y otros tres bajo vigilancia. Ambos salieron en libertad en 2009, tras solo nueve meses de reclusión, el máximo permitido por la Ley del menor cuando la sentencia –como era el caso—no es firme.
  • Agosto de 2003, Sonia Carabantes. La última vez que sus amigas vieron a Sonia Carabantes fue de vuelta de la feria de Coín (Málaga). Eran las cinco de la mañana del 14 de agosto de 2003, y sus compañeras la dejaron a 200 metros de su casa. Nunca llegó. Cinco días después, su cadáver prácticamente irreconocible fue encontrado desnudo y semienterrado bajo grandes piedras en la localidad de Monda (a unos ocho kilómetros de Coín). Según la autopsia, fue golpeada en la cabeza y murió estrangulada. En noviembre de 2005, la Audiencia Provincial de Málaga condenó al británico Tony Alexander King a 36 años de prisión por el crimen de Sonia. Poco después era condenado también por el asesinato de Rocío Wanninkhof, de 19 años, en octubre de 1999 también en la Costa del Sol. Los restos de piel que hallaron en las uñas de Carabantes tenían la misma estructura genética que la saliva de una colilla intervenida en el lugar donde encontraron muerta a Rocío. Un hallazgo con el que se zanjaba un caso particularmente polémico y escabroso, por el que además cumplía condena la expareja de la madre de Rocío, Dolores Vázquez, que fue puesta en libertad.
  •  Mayo de 2003, Erika. La búsqueda de la pequeña Erika, de cuatro años, apenas duró ocho horas. Al poco de que su madre denunciase su desaparición, en 2003, el cuerpo de la pequeña era encontrado dentro de un camión de la basura en O Carvalliño (Ourense). Poco después, su padrastro, Luis P. M., de 28 años, era detenido por el asesinato de la niña. El hombre había asegurado que la pequeña, que tenía una minusvalía en una pierna y caminaba con dificultad, se le había escapado cuando bajó con ella a tirar la basura. Un mes antes, la tía de la pequeña había denunciado a servicios sociales que Luis P. M., que apenas llevaba tres meses casado con su hermana, maltrataba a ésta y a la niña. La tutela de la pequeña Erika estaba, cuando murió, a punto de pasar a manos de la Xunta.

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