Los menores violentos son un problema de salud pública, según los pediatras

La organizaciones de pediatría advierten de que se ha producido un desprestigio de la autoridad de los padres y profesionales relacionados con los jóvenes

Varias organizaciones de pediatras han expuesto que la violencia de los menores es un problema de salud pública, que se puede prevenir, por lo que estiman necesario que se actúe para acabar con datos como el de que seis de cada diez menores que acosa en el colegio acaba delinquiendo antes de los 24 años. Tras la recopilación de diversos estudios, responsables de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) y de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) han advertido de que no hay nivel socioeconómico que esté libre de violencia vincula...

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Varias organizaciones de pediatras han expuesto que la violencia de los menores es un problema de salud pública, que se puede prevenir, por lo que estiman necesario que se actúe para acabar con datos como el de que seis de cada diez menores que acosa en el colegio acaba delinquiendo antes de los 24 años. Tras la recopilación de diversos estudios, responsables de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) y de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) han advertido de que no hay nivel socioeconómico que esté libre de violencia vinculada a los menores y opinan que se ha producido un desprestigio de la autoridad de los padres y profesionales relacionados con los jóvenes.

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Plantean la necesidad de que se refuercen los contextos sociales frente a la violencia, protegiendo a las víctimas y sancionando a los agresores. "Vemos que la consideración de la agresión como valor está extendida en los jóvenes" y también "la falsa sensación de que aquí no pasa nada", explica el pediatra Patricio José Ruiz Lázaro, de la SEPEAP, que ha realizado un estudio con adolescentes, que detecta entre ellos actitudes que no ayudan a prevenir la violencia. Por ejemplo, muchos de ellos aseguran que "la violencia en la calle ha sucedido siempre y no puede cambiarse", que "todos lo hacen", que "si te provocan y no entras al trapo y no pegas, no te respetan" o que "la persona que te ama te puede pegar".

En España, el 17% de la población escolar sufre acoso escolar, es decir, al menos una agresión semanal durante más de seis meses, un fenómeno que suele comenzar a partir de los 6 años, que aumenta a los 8-14 años y disminuye en los últimos años de la adolescencia. Respecto a los casos de maltrato infantil, sólo se detectan entre el 10 y el 20 por ciento y la mayoría de ellos se cometen por negligencia, ha asegurado la doctora Carmen Martínez González, de la AEPap), aunque ha alertado de que están aumentando las situaciones de maltrato psicológico cometidos por uno de los padres, en procesos de separaciones.

Respeto a los padres y los profesionales

"Es importante detectar estas situaciones para no entrar en una espiral que judicialice al niño", ha explicado la pediatra, quien ha reivindicado una mayor intervención de los servicios de atención primaria, sociales y educativos "ante cualquier sospecha para intentar contener el maltrato". Además, estima necesario que se refuerce el respeto a la autoridad que deben ejercer profesionales, como los pediatras o los educadores, que deben intervenir ante este tipo de situaciones y que se mejore su formación para detectar las situaciones de riesgo.

"La violencia es un ciclo, hay que cortarla", ha señalado el doctor Ruiz Lázaro, quien ha alertado de que el 80% de los menores agresores han recibido violencia por parte de sus padres y de que el 60% de los que acosan en el colegio cometen algún delito -la mayoría menores- antes de cumplir los 24 años. Para este experto, "no es esporádica la violencia vinculada a los jóvenes, es un problema de salud pública, que está ahí y sobre el que hay que intervenir", de la misma manera que se hace para prevenir o disminuir enfermedades.

"Hay que hacer más cosas", ha reclamado el doctor Ruiz Lázaro, quien asegura que "es posible cambiar los factores que contribuyen a producir respuestas violentas". Entre las recomendaciones, proponen ofertas alternativas saludables de ocio y tiempo libre a los adolescentes, ampliar el horario de las infraestructuras sociales, educativas, culturales y deportivas para la realización de actividades que favorezcan la creación de vínculos saludables y fomentar una educación que desapruebe explícitamente la violencia de cualquier tipo.

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