DERECHOS HUMANOS

Un tribunal nigeriano decidirá en una semana si Safiya merece morir lapidada

La corte islámica del Estado de Sokoto pospone al 25 de marzo la vista del recurso.-Amnistía Internacional recoge 350.000 firmas sólo en España para evitar la condena de la mujer nigeriana

Un tribunal de apelación del estado nigeriano de Sokoto- uno de los 13 territorios del país donde se aplica la interpretación más estricta de la sharía o ley islámica- ha decidido posponer una semana la vista del recurso que podría evitar la lapidación de Safiya Hussaini, una mujer de 35 años acusada de cometer adulterio y cuyo fruto es una niña de 11 meses.

Safiya se ha presentado en el tribunal con su hija Adama, nacida en febrero del año pasado de esas "relaciones adúlteras", las que, según su apelación, no son tales puesto que la niña fue concebida con su ex marido y, según l...

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Un tribunal de apelación del estado nigeriano de Sokoto- uno de los 13 territorios del país donde se aplica la interpretación más estricta de la sharía o ley islámica- ha decidido posponer una semana la vista del recurso que podría evitar la lapidación de Safiya Hussaini, una mujer de 35 años acusada de cometer adulterio y cuyo fruto es una niña de 11 meses.

Safiya se ha presentado en el tribunal con su hija Adama, nacida en febrero del año pasado de esas "relaciones adúlteras", las que, según su apelación, no son tales puesto que la niña fue concebida con su ex marido y, según la "sharia", no constituyen entonces un "delito".

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El próximo 25 de marzo volverá a reunirse la Corte islámica para decidir si Safiya merece ser lapidada, un castigo físico a todas luces cruel y que atenta contra los derechos humanos básicos.

En el caso de que la apelación de Safiya, condenada en octubre de 2001, ante el tribunal islámico sea rechazada, aún puede recurrir a la Corte de apelación federal y, por último, al Tribunal Supremo.

Husaini, que fue condenada a muerte a finales del año pasado en la ciudad de Sokoto, al norte del país, argumentó en su defensa que estaba divorciada antes de que se produjeran los hechos y que su quinta hija, Adama, de 11 meses, había sido fruto de una violación, aunque después se retractó de su declaración.

Así, Safiya, una campesina analfabeta dada en matrimonio a los 12 años, aseguró que fue violada tres veces por su primo, que no fue inculpado y ha desaparecido del mapa, pero la mujer no habló de violación hasta comparecer por segunda vez ante el tribunal islámico.

Safiya elegó que, en un principio, su primo iba a reconocer su paternidad, pero se lo prohibió su hermano mayor. En el tribunal, Yakubu declaró ser ajeno a todo. Safiya llegó a solicitar la prueba de ADN para investigar la paternidad de Yakubu, pero el tribunal islámico la rechazó porque "puede haber errores en los test y la 'sharía' no tolera eso".

En cuanto al hombre con el que cometió el adulterio, Yabuku Babubakar, casado con dos mujeres, se encuentra en libertad tras haber admitido primero la relación y haberla negado cuando supo a lo que se exponía. Además, el defensor de Safiya no volvió a llamarle para "que no pasara vergüenza".

Pruebas y alegaciones de la defensa

Ahora, la defensa de la mujer ha presentado nuevas evidencias y asegura que la hija de Safiya es de su último ex marido -ha tenido tres- y no fue producto de una violación. Además, Abdulkadir Imam, director de la defensa, sostiene que la primera versión de los hechos se presentó sin que la acusada estuviera legalmente representada. "En ese momento [en octubre, durante el juicio oral], ella no entendió la naturaleza y las consecuencias de las acusaciones y tampoco comprendió las preguntas efectuadas por la acusación".

La defensa ha exigido que se investigue esta nueva versión. Además, el abogado de Safiya afirma que la aprobación de la ley islámica en Sokoto, por la que se la juzga, es posterior al supuesto delito.

La ley de Alá, la sharía (término árabe que significa lo que está prescrito), es la ley islámica, un cuerpo de doctrina legal basado en el Corán, la tradición y, en menor medida, el consenso. La sharía dista mucho del concepto de ley y justicia que prevalece en los países occidentales, sobre todo por la crueldad de los castigos físicos a los que recurre (lapidación, amputaciones, flagelaciones) y su desviación sexista.

A pesar de todo, Safiya se puede considerar una privilegiada ya que, gracias a la movilización de la comunidad internacional, se ha convertido en el único caso conocido de una mujer nigeriana que haya tenido derecho de apelación ante un tribunal superior. Sólo en España, Amnistía Internacional (AI) han recogido 350.000 firmas en diez días en contra de su cruel condena a muerte, a las que se añaden las 70.000 de este fin de semana.

En este sentido, AI España ha lanzado una campaña de apoyo a Hussaini en Internet bajo el lema Salvemos a Safiya, donde también se puede firmar y que se desarrolla paralelamente a iniciativas similares emprendidas en otros países y por diferentes organizaciones.

Este fin de semana, los líderes europeos reunidos en Barcelona se mostraron profundamente preocupados por las informaciones sobre la posible lapidación de la mujer e instaron a las autoridades nigerianas "a que respeten plenamente los derechos humanos y la dignidad de humana, con particular atención a las mujeres". En este sentido, Safiya ha delcarado: "La gente que me apoya en todo el mundo me ha dado confianza. Espero ser liberada".

La 'sharía' en el mundo

Pero Nigeria, el país más poblado de África con unos 120 millones de habitantes, no es un caso aislado en el mundo islámico, aunque la puesta en práctica de la sharía varía mucho en los cerca de medio centenar de países donde los musulmanes son mayoría. Los hay que se declaran repúblicas islámicas (como Irán, Pakistán o Mauritania) y laicos (Turquía); en los que impera una visión rigorista e inflexible (Arabia Saudí) y más abiertos y cosmopolitas (Túnez, Siria o Malaisia).

Otro caso similar reciente ocurrido en Sudán es el Abok Alfa Akok. El caso terminó con la suspensión de la sentencia a muerte por lapidación, pero el tribunal cambió esa sentencia por la de 75 latigazos, que fueron aplicados de inmediato. Es la primera vez que en el Sudán islamista se conmuta la pena de lapidación formulada por un tribunal islámico contra una cristiana. En otros países, como Egipto, se acaban de producir severas condenas a hombres homosexuales.

En Nigeria, esta condena se produce en el contexto de la lucha política que desatada desde 1999 entre los estados del Norte (de población mayoritariamente musulmana) y los del Sur (de mayoría cristiana). En el trasfondo, hay fuerzas que cuestionan la unidad del país, donde el 50% son musulmanes y el 40% cristianos.

Safiya puede convertirse en otra víctima del barullo legal que ha supuesto la introducción de la sharía en 13 de los 36 estados nigerianos, en contradicción en muchas ocasiones con la legislación federal. El resurgimiento islamista, en el que muchos ven la mano de Arabia Saudí, ha causado disturbios y 10.000 muertes en los últimos años.

Por el momento, no se ha especificado el método por el que podría ser lapidada, pero caben dos: o se la entierra con la cabeza fuera y se la apedrea, o se la ata a un árbol y se la apedrea. Aunque la lapidación (apedrear en público a una mujer hasta su muerte), frecuente en países como Afganistán, fue introducida en Nigeria hace tres años, aún no se ha apedreado a nadie por adulterio. Safiya puede ser la primera.

Sin embargo, aunque la apelación sea rechazada, aún queda una esperanza. Safiya puede recurrir a la Corte de Apelación Federal y, por último, al Tribunal Supremo. Ambas instancias se inclinan por terminar con esta trágica historia que tan mala imagen ofrece de Nigeria.

AP

El último llamamiento de Piqué

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, ha realizado, en nombre de la UE, un último llamamiento al Gobierno nigeriano para que evite la lapidación de Safiya.

Piqué ha calificado la condena de "barbaridad que golpea las conciencias en cualquier lugar del mundo". En este sentido, ha asegurado: "De confirmarse la condena, sería partidario de no quedarnos quietos, pero hay que tratarlo en el seno de la UE, aunque desde el punto de vista personal yo no tengo dudas".