Veja, así son las zapatillas sostenibles que han unido a Kate Middleton y Meghan Markle

No suelen coincidir Meghan Markle y Kate Middleton en cuestiones estilísiticas. Tampoco en otras, pero en el caso de las prendas que visten ambas, la disparidad se plasma en imágenes antagónicas, cargadas de simbolismo. Si la duquesa de Cambridge suele apostar por la austeridad y el clasicismo de recatados estampados florales o regios colores, la de Sussex llegó a la corte británica arrasando, dispuesta a usar el poder de la moda para transmitir su mensaje de renovación. Impolutas ondas en el pelo, mangas largas y cuellos cerrados para Middleton y zapatos planos o combinaciones atrevidas, más ...

No suelen coincidir Meghan Markle y Kate Middleton en cuestiones estilísiticas. Tampoco en otras, pero en el caso de las prendas que visten ambas, la disparidad se plasma en imágenes antagónicas, cargadas de simbolismo. Si la duquesa de Cambridge suele apostar por la austeridad y el clasicismo de recatados estampados florales o regios colores, la de Sussex llegó a la corte británica arrasando, dispuesta a usar el poder de la moda para transmitir su mensaje de renovación. Impolutas ondas en el pelo, mangas largas y cuellos cerrados para Middleton y zapatos planos o combinaciones atrevidas, más propias de una celebrity de Hollywood, para Markle.

Meghan aprovechó cuando era el ojo derecho de la prensa y la opinión pública, para lanzar al estrellato a firmas nicho: jóvenes creativos, enfoques sostenibles o proyectos sociales, eran sus favoritos entonces. El momento cumbre de su popularidad probablemente estuvo cerca del viaje que hizo junto a su marido Enrique a Australia, en el otoño de 2018. Fue entonces cuando la duquesa calzó unas zapatillas de la firma vegana Veja, entonces popular entre los insiders, pero desconocida para el gran público. Al año siguiente su popularidad había crecido un 113% en el buscador Lyst. Y, desde entonces, se han convertido en éxito de ventas: en 2018 facturaron casi 30 millones de euros, 2019 lo cerraron con el doble, 60 millones.

El pasado miércoles el príncipe Guillermo y Kate Middleton visitaron un pueblo de pescadores en la costa escocesa. Para la ocasión ella se decantó por un traje de chaqueta azul marino de la firma Holland Cooper y un jersey a rayas de Erdem. Y combinó el conjunto precisamente con las deportivas que su cuñada convirtió en un fenómeno viral. Aunando sus elecciones de estilo, pero con muchos matices. Porque coinciden, pero con una diferencia temporal de tres años que evidencia también las discrepancias entre ambas: a Meghan le gusta adelantarse y a Kate, recoger el guante de las tendencias que ya están asentadas.

La marca encargada de hermanar a las dos duquesas, la francesa Veja, es una de esas enseñas cargadas de significado y mensaje: fabricadas en Brasil empleando mano de obra justamente remunerada, con materias primas sostenibles y con un grado de trazabilidad que probablemente se encuentre entre los más transparentes del mercado. En su página web cualquiera puede consultar los listados con todos sus proveedores, cuántos kilos de algodón orgánico han comprado cada año y a cuánto o los contratos que han firmado con los productores. Precisamente el desafío de informar sobre cada proceso es una de las bases de este proyecto: “No hay sostenibilidad sin trazabilidad”, afirmaba François-Ghislain Morillion, cofundador de la compañía en Re-Barcelona en 2019. Junto a su compañero de estudios Sébastien Kopp abandonó su carrera en banca en 2004 para viajar por el mundo. En Brasil investigaron el cultivo del algodón orgánico y la producción de caucho y decidieron abrir una compañía dedicada a su producto favorito, las zapatillas. «Decidimos hacer zapatillas, porque este producto es un símbolo de nuestra generación y nuestra época. También es un producto que cristaliza los principales problemas de la globalización a través de su producción, difusión y uso», defienden.

El impacto medioambiental de las mismas, reducido a la mínima expresión, está atribuido en un 90% a esas materias primas, por eso la lucha de los emprendedores se centra ahora en el algodón. Morillon habla de convertirlo en un bien como el vino “en el que importa cómo ha crecido o dónde y esa información aumenta la deseabilidad del producto”. El calzado, minimalista y con algunas pinceladas retro en ciertos modelos, se vende en tiendas como Net-a-porter o & Other Stories a un precio que ronda entre los 80 y los 160 euros. Es una inversión que promete ser rentable en el largo plazo: desde el año pasado la enseña ofrece un servicio de reparación para que sus zapatos puedan usarse durante muchos años.