Un año de moda en 10 momentos
Macrotendencias, nombramientos inesperados y noticias que darán que hablar. Repasamos lo que ha dado de sí la industria en 2014
Famosas reconvertidas en (verdaderas) diseñadoras, tradiciones centenarias que desaparecen lentamente, bailes de sillas que ya se han convertido en tradición y tendencias que oscilan entre el (fingido) exceso y la (fingida) normalidad. Estos últimos doce meses han dejado un buen puñado de tendencias pasajeras, algunas novedades más o menos solidas y ciertos cambios profundos cuyas repercusiones veremos a medio largo plazo.
1. A la fiesta, en zapatillas: el deporte ha sido y es la la macrotendencia que ha marcado los últimos meses y seguirá haciéndolo en los si...
Famosas reconvertidas en (verdaderas) diseñadoras, tradiciones centenarias que desaparecen lentamente, bailes de sillas que ya se han convertido en tradición y tendencias que oscilan entre el (fingido) exceso y la (fingida) normalidad. Estos últimos doce meses han dejado un buen puñado de tendencias pasajeras, algunas novedades más o menos solidas y ciertos cambios profundos cuyas repercusiones veremos a medio largo plazo.
1. A la fiesta, en zapatillas: el deporte ha sido y es la la macrotendencia que ha marcado los últimos meses y seguirá haciéndolo en los siguientes. Más cuando este se mezcla con la cultura digital y los aires del ghetto. Así, firmas como Been Trill, Hood by Air o KTZ se han llevado los aplausos de los expertos y los ahorros de los más tendenciosos. Y como ya sucedió en 2013, casi la totalidad de las firmas más conocidas se han inspirado en la indumentaria de algún deporte concreto y/o han lanzado unalínea de sneakers de lujo.
Pero la verdadera sorpresa llegó a principios de año, cuando Dior y Chanel calzaron a sus modelos en zapatillas en sendos desfiles de Alta Costura. La mezcla de funcionalidad con majestuosidad, de zapatos planos con vestidos exclusivos no sólo supuso la confirmación definitiva de que el gimnasio y las canchas marcan la pauta estética, también señalaron que la Costura, anteriormente reservada a los delirios estéticos de ciertas marcas, camina hacia un futuro más racional y sensato, hacia clientes reales con cuentas corrientes excepcionales.
Una de las slidas del desfile de Costura de Chanel para la pasada primavera
Cordon Press
2. Los wearables ocupan portadas: cuando nadie apostaba por las Google Glasses y las prendas con funciones tecnológicas provocaban más recelos que adhesiones, llegó la presentación del iWatch en Cupertino. Y el grueso de la industria de la moda dejó libres los asientos de la semana de la moda de nueva York para trasladarse a la otra punta del país a comprobar de primera mano las capacidades y, sobre todo, el aspecto del primer reloj inteligente de Apple. El imperio de la manzana, que sabe lo que se hace, realizó la primera demostración del aparato en Colette frente a personajes como Anna Wintour o el propio Lagerfeld, y lo colocó días más tardes en la portada de Vogue China.
Mientras, Samsung centra sus esfuerzos en su flamante división de moda inteligente y gigantes como Intel, además de ejercer de sponsors de pequeñas marcas, firma acuerdos con el grupo de relojería Fossil. Parece que por fin el sector tecnológico se ha dado cuenta de que el diseño, y no meramente la innovación, es la clave para entrar definitivamente en un mercado que se expande más allá de los gadgets deportivos.
Los popes de la industria fueron los primeros en probar el iWatch. Y Suzy Menkes estuvo ahí para retratar el evento en su Instagram
3. Viejos conocidos en nuevos puestos: el año empezó con el primer desfile de Louis Vuitton firmado por Ghesquière (es decir, sin Marc Jacobs) y termina con la salida de Frida Giannini de Gucci y los rumores que colcoan a Riccardo Tisci como nuevo director creativo de la enseña italiana. Entre medias, Guillaume Henry ha dejado Carven para ponerse al frente de Nina Ricci, Marco Zanini dejó Elsa Schiparelli pocos meses después de producirse su nombramiento, el español Johnny Coca llega a Mulberry para repuntar las maltrechas ventas de la firma y J.W. Anderson realiza una reestructuración integral de Loewe basada en la actualización del ingente legado de la casa. Hasta Poiret, la firma que revolucionó el vestuario femenino hace más de un siglo, ha salido a subasta, demostrando que, después del intercambio vertiginoso de diseñadores, la otra gran tendencia estructural de la industria es la resurrección del pasado más pasado.
En Miami Art Basel, una de las últimas apariciones de Frida Giannini como directora creativa de Gucci
Cordon Press
4. No es hortera, es pop art: o al menos esa es la excusa que marcas, creadores y clientes suelen poner para justificar el éxito de las sudaderas con el logotipo de McDonald’s y los trajes inspirados en Barbie (Moschino), los bolsos con forma de caja de cereales (Anya Hindmarch) o los logotipos a gran escala de, entre otros, DKNY. Lo que no se puede negar, es que dichas prendas son visualmente inolvidables, y por lo tanto deseables para todos aquellos que no pueden prescindir de la última tendencia.
En cualquier caso, este es el año en que la cultura popular ha obsesionado al lujo. Chanel empezó desplegando un supermercado como escenario de su desfile y terminó prefabricando una supuesta manifestación feminista. Y Kim Kardashian, la estrella de reality anteriormente denostada por su mal gusto y su ostentación impúdica ocupó la portada de Vogue, el bastión de la corrección política y la sofisticación más clásica.
Jeremy Scott junto a Anna dello Russo, creador y musa de esta tendencia
Cordon Press
5. Tampoco es hortera, es normcore: o lo que es lo mismo, la enésima etiqueta que demuestra que un buen nombre anglosajón, un puñado de reportajes más o menos sesudos y un par de decenas de fotos de famosas en chanclas son capaces de justificar lo injustificable. Se empezó a hablar de normcore a partir del colectivo artístico neoyorkino (siempre es neoyorkino) K-Hole, se argumentó que la nueva moda era no ir a la moda, y se glorificaron piezas tan improbables como las sandalias Birkenstock, las chanclas de piscina o los forros polares apelando a un concepto tan vacío como indefinible: la normalidad. El normcore es a la indumentaria lo que el hipster a la sociología, una categoría tan ubicua y abstracta que es potencialmente atribuible a cualquier cosa. Pero ahí sigue, generando titulares.
El uniforme de Steve Jobs y ‘Seinfeld’ suelen ser los ejemplos más recurrente a la hora de hablar de normcore. El casting de ‘Friends’ posó aquí a la perfección y en sintonía con la tendencia de 2014.
6. El regreso más esperado: y de la forma más inesperada. Hace pocos meses nadie daba crédito a la noticia; cuando casi todos (mal que nos pese) se habían olvidado de él, Galliano anunciaba su vuelta. No iba a ponerse al frente de Óscar de la Renta, como se esperaba, tampoco de ninguna otra marca famosa por diseñar prendas majestuosas y excesivas. Galliano presentará en enero su primera colección como director creativo de Martin Margiela, la marca más conceptual y anónima del planeta. Los (aparentes) opuestos se atraen.
Ya se ha podido ver un pequeño resultado: durante la pasada entrega de premios del British Fashion Council, Anna Wintour lució el primer vestido diseñado por el gibraltareño dentro de la marca belga. Una prenda que no parecía de Galliano, ni por supuesto tampoco de Margiela. Quizá sea eso lo que nos espere; un cambio en ambas partes con una factura poco destacable, o quizá estemos en la antesala de algo mucho mayor. Quedan pocas semanas para averiguarlo.
La ‘pareja’ del año, unidos por Margiela en los British Fashion Awards.
British Fashion Council
7. Las mejores diseñadoras son también las más famosas: Victoria Beckham y las hermanas Olsen no paran de recoger premios por su labor al frente de sus respectivas firmas. Tampoco paran de aumentar su facturación, ni de abrir tiendas. Parece que hemos pasado de la colaboración puntual entre la marca y la celebridad al dominio absoluto del personaje famoso en cuestiones de branding. Porque si Beckham, Ashley y Mary Kate han protagonizado una conquista silenciosa, ahora Rihanna está festejando por todo lo alto su nuevo papel como directora creativa de Puma. Un puesto que antes estaba en manos nada menos que de Husseyn Chalayan, el creador chipriota famoso por su “moda de autor”. Ellas compran, ellas visten ante los ojos de millones de fans y la lógica del mercado ha hecho que ahora ellas también muevan los hilos de la creación.
Con esta imagen anunciaba Rihanna en Instagram su flamante cargo como directora creativa de Puma
8. Adiós al desfile: o, al menos, a las semanas de la moda tal y como las conocemos. Cada vez son más las firmas que prescinden de la pasarela tradicional en virtud de formatos más innovadores, de la obra de teatro (Opening Ceremony) al fashion film (Gareth Pugh). Los que siguen confiando en la presentación clásica, deciden revolucionar el envoltorio para crear una expectación cada día más imposible de lograr: Chanel levanta supermercados, Hood by Air sienta a sus modelos en una oficina o Juan Duyos cambia a las maniquís por bailarinas.
Y si otros deciden ceñirse al ambiente tradicional, lo hacen fuera de lugares y calendarios comunes: Valentino ha desfilado en Nueva York, Tom Ford lo hará en Los Ángeles y Margiela se traslada a Londres. Hasta el Lincoln Centre neoyorkino deja de ser el punto de encuentro de la fashion week. Las capitales de la moda ya no ejercen la influencia esperada, las pasarelas se conciben como un modelo obsoleto y la presentación clásica deja de tener impacto en la audiencia. La moda se deslocaliza y se convierte (más, si cabe) en espectáculo.
El último desfile de Opening Ceremony fue en realidad una obra de teatro
Julieta Cervantes para Opening Ceremony
9. Óscar de la Renta: el pasado marzo conocíamos la noticia del suicidio de L’Wren Scott, la diseñadora americana favorita de las alfombras rojas y asesora personal de la aristocracia del star system. En octubre fallecía Óscar de la Renta y con él, una forma de hacer y entender la moda. Casi medio siglo diseñando vestidos cercanos a la Costura para aristócratas, Primeras Damas y residentes en el Upper East Side neoyorkino. Su legado queda en manos de Peter Copping, anterior director creativo de Nina Ricci, cuya primera colección podrá verse en febrero.
10. No basta con ser modelo: hay que acumular varios millones de seguidores en Instagram, detallar en las redes sociales tu día a día y tener una credenciales familiares mediáticas. Por eso Cara Delevingne valida una vez más el título de maniquí del año y lo comparte con la nueva top favorita del público; Kendall Jenner, la pequeña del clan Kardashian. Son modelos, pero también estrellas digitales, actrices, personajes de reality y, en definitiva, celebrities de profesión.
Atrás quedan los arquetipos de belleza clásica y corrección política encarnados por Gisele Bundchen. Las nuevas generaciones no dan un paso sin consultar Internet ni realizan una compra sin comprobar cuántos me gusta tiene la prenda en Instagram. Por eso ya no se trata de facciones o de porte, sino de actitudes y altavoces digitales. Por eso a Kim Kardashian se la rifan marcas exclusivas y prestigiosas y por eso, también, su hermana se encarga de cerrar los desfiles de las mismas.
Kendall Jenner y Cara Delevingne, reinas de las pasarelas, las redes sociales y las muecas.
Getty/ Indigital