Hablemos de dinero: por qué las españolas no se lanzan a las inversiones y controlan solo la economía doméstica

Ocho de cada diez mujeres creen que la falta de educación financiera es una barrera para mejorar su calidad de vida y la de su familia.

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“Desde pequeña he tenido interés por las finanzas personales, quizá por la situación en mi casa. Con mi primer sueldo de prácticas, ya con un poco de dinero, empecé a investigar. Me empecé a empapar de un montón de blogs, canales de YouTube, de todo lo que encontraba, Y, finalmente, me decidí a invertir, nada, una miseria, porque al principio te da un poco de respeto, y de miedo. Pero cuando digo miseria, lo mismo fueron cincuenta euros. O sea, nada. Y cuando fui cogiendo confianza, fui animándome a invertir en más cosas, en diferentes tipos de inversión. Y así fui escalando”, explica Nuria Go...

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“Desde pequeña he tenido interés por las finanzas personales, quizá por la situación en mi casa. Con mi primer sueldo de prácticas, ya con un poco de dinero, empecé a investigar. Me empecé a empapar de un montón de blogs, canales de YouTube, de todo lo que encontraba, Y, finalmente, me decidí a invertir, nada, una miseria, porque al principio te da un poco de respeto, y de miedo. Pero cuando digo miseria, lo mismo fueron cincuenta euros. O sea, nada. Y cuando fui cogiendo confianza, fui animándome a invertir en más cosas, en diferentes tipos de inversión. Y así fui escalando”, explica Nuria González, una joven de 27 años, que realizó su primera inversión en acciones con 22 años, cuando estaba haciendo las prácticas de la carrera.

En las últimas dos décadas, el mercado financiero se ha hecho mucho más accesible al inversor amateur. Celia Rubio, experta en finanzas personales recalca que “durante años, esa información se ha reservado para las personas que habían estudiado una carrera de finanzas o para la gente que trabajaba en un banco. Como consumidor final, la fuente de información que tenías era lo que te vendía el banco, y la persona del banco te vende, obviamente, lo que a él o a ella le interesa”. Internet ha democratizado el acceso a esta información financiera y ha reducido los costes asociados a esas transacciones gracias a la irrupción de los brókeres digitales.

Para las mujeres esta apertura de los mercados financieros es una oportunidad para que ellas mismas, con sus decisiones financieras, ayuden a reducir la brecha financiera y obtener así mayor independencia económica. Las políticas que los diferentes gobiernos españoles han implantado en los últimos años para reducir la brecha económica en el salario y en las pensiones (pensión compensatoria) no son suficientes. La brecha salarial todavía es un 23%, tras la pandemia y el último estudio de Gestha, el sindicado de Hacienda, establece que serán necesario 121 años para eliminarla.

La figura de la mujer inversora minorista sigue siendo muy reducida, a pesar de que la pandemia ha aumentado el interés por las inversiones. Por ejemplo, la plataforma de multiactivos eToro, registro un aumento de usuarias en un 134% en España, aunque en realidad, solo un 14% de los usuarios de la plataforma a nivel global son mujeres.

Las barreras al mercado financiero han desaparecido, pero las mujeres tienen que paliar una ausencia de educación financiera, postergada por la escasa cultura financiera de España y un Estado proteccionista. Un artículo realizado por el Banco de España que analiza las diferencias de género en competencias financieras, apunta que, entre las causas de la falta de educación financiera, podrían estar el interés o no por las finanzas, la disposición al riesgo o la herencia de responsabilidades asociadas a cada rol dentro del entorno doméstico familiar.

Falta de tiempo y miedo a quedarse sin nada

Una de las razones de la falta de participación de las mujeres, es que “tradicionalmente, la inversión se ha dejado en manos de los hombres. Si bien las mujeres eran las buenas ahorrando, manejando las cuentas de la casa, a la hora de tomar decisiones importantes, estas decisiones siempre han estado en manos de los hombres”, apunta Celia Rubio, ratificando algunas de las causas mencionadas por el artículo del Banco de España.

Para Tali Salomon, directora regional de eToro en España y Latinoamérica, otro obstáculo es el miedo: “Nos metieron un montón de miedos sobre las finanzas, sobre el riesgo, sobre que tenemos que ser muy cuidadosas con el dinero. Sobre que no estamos 100% preparadas para manejarlo”, y, por ende, pensamos que si invertimos corremos el riesgo de quedarnos sin nada. Para Nuria, fue clave para superar ese miedo darse cuenta de que no necesitaba mucho dinero para empezar. “Te da mucho respeto; meter 1.000 o 2.000 euros de golpe cuesta muchísimo”, admite la joven, “Creo que fue el hecho de ver que con solo cincuenta euros o con lo que tú tengas, podías empezar. Al descubrir eso fue como ‘bueno, entonces no tiene sentido que espere más’”.

El segundo obstáculo es el tiempo. En muchos casos, la falta de conciliación laboral y personal hace que las mujeres todavía lleven el peso de los cuidados domésticos y familiares, aparte de sacar adelante su carrera. Eso reduce el tiempo que podrían dedicar a conocer cómo funcionan las inversiones. “Invertir en el mercado financiero requiere tiempo; lo que requiere estudiar, educarse, leer y estar actualizada de lo que pasa en los mercados”, desmenuza Salomon. Como consecuencia, en una encuesta realizada por la plataforma, el 82% de las mujeres respondieron que consideran que la falta de educación financiera es una barrera para mejorar su calidad de vida y la de su familia.

A todo ello, súmale la brecha salarial. “Tampoco ayuda el momento en que somos madres. Muchas mujeres se ven obligadas a dejar empleos, a trabajar a jornadas parciales, etc., teniendo así una pérdida de poder adquisitivo e impidiéndoles entrar, por ejemplo, a las inversiones. No nos olvidemos que cuando tú analizas una economía familiar, primero te vas a hacer cargo de todos los gastos fundamentales y después con lo que te sobre, con lo que consigues apartar, con eso vas a invertir, pero no vas a hacerlo al revés. El problema de si la mujer recibe menos dinero es que va a tener menos capacidad inversora” explica Celia.

Justamente esa misma barrera fue la motivación de Cristina Bernal para empezar a investigar sobre el mundo de las finanzas e invertir. Directora comercial de una empresa de alimentación, hace cuatro años decidió que no quería esperar más para tener un hijo: “Quería ser madre soltera. Llegué a una edad en la que no tenía pareja estable o había tenido pero no quería tener hijos, y me lancé a la aventura”. Se documentó a través de blogs y empezó a invertir en fondos indexados. Su objetivo, al final, es poder recoger los frutos de sus inversiones en veinte o treinta años, cuando se jubile. Además, también quería invertir para aumentar los ahorros de su hijo y procurar su futuro económico.

Más confianza, más referentes y más educación financiera

Al final, tanto Celia Rubio como Tati Salomon coinciden en que incrementar la seguridad de las mujeres en su capacidad de tomar decisiones financieras complejas es clave para una mayor participación. De hecho, un 75% de las encuestadas por eToro señala que no se sienten lo suficientemente preparadas para invertir debido a su falta de conocimientos ¿Cuánto hay de verdad y cuánto hay de autolimitación en esta afirmación?

La información está disponible en la web, podcasts, redes sociales, canales de vídeo, etc. Muchos inversores comparten conocimiento sobre cómo empezaron, en dónde invierten o como diversifican sus finanzas.

Celia comparte información de forma gratuita para quienes desean empezar a manejar sus finanzas de forma más activa. Para ella, es clave, primero, poner en orden nuestras finanzas personales: cuánto dinero ingresamos y cuanto gastamos, liquidar nuestras deudas. Después, es recomendable crear un fondo de seguridad que te permita hacer frente a imprevistos (¡una pandemia, ejem!). “El dinero que invertimos no es el dinero que vamos a necesitar a corto plazo”. Es decir, invierte aquel dinero que no necesites.

Después, diseña tu estrategia de inversión. Es decir, “que queremos y como lo vamos a conseguir”. La estrategia se debe basar en tres pilares: el objetivo financiero (ingresos pasivos, cierta cantidad de dinero…), el plazo de tiempo en el que quieres alcanzar ese objetivo, y el nivel de riesgo que estás dispuesta a asumir. Invertir sin una estrategia clara puede acabar haciéndote desistir al tomar malas decisiones o ver que no alcanzas tus metas financieras.

Por último, Tati añade que es necesario la presencia de mujeres que puedan ser un referente. Mujeres, dentro y fuera del mundo de las finanzas que te expliquen cómo lo hicieron, en qué fallaron, y que hicieron bien. Así ocurre en el podcast Nudismo Financiero donde las invitadas se “desnudan” financieramente, explicando como empezaron a invertir, con cuánto dinero y en qué productos.

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