Todo el dinero que la moda británica dejará de ganar con la ‘dimisión’ de Meghan Markle
El poder prescriptor de la Duquesa de Sussex genera cientos de millones de dólares a las marcas que luce.¿Qué pasará cuando deje de cumplir con su ‘agenda real’?
Las prendas que luce se agotan en minutos, hacen que la marca en cuestión gane en popularidad o incluso consigue que ciertas firmas, como la enseña de bolsos Oroton, esquiven la bancarrota. Nadie duda ya del ‘efecto Markle’ y su increíble capacidad para convertir en éxito todo lo que se pone. Sin embargo, ahora que los duques de Sussex han anunciado el cese parcial de sus obligaciones como miembros de la familia real, ¿qué pasará con todo ese dinero que mueven las apariciones de la duquesa?
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Las prendas que luce se agotan en minutos, hacen que la marca en cuestión gane en popularidad o incluso consigue que ciertas firmas, como la enseña de bolsos Oroton, esquiven la bancarrota. Nadie duda ya del ‘efecto Markle’ y su increíble capacidad para convertir en éxito todo lo que se pone. Sin embargo, ahora que los duques de Sussex han anunciado el cese parcial de sus obligaciones como miembros de la familia real, ¿qué pasará con todo ese dinero que mueven las apariciones de la duquesa?
Según la consultora Brand Finance, solo el merchandising que se fabricó con motivo de la boda de Meghan y Harry generó 58 millones de euros. En 2018, un artículo en The New York Times cifraba en 150 millones de dólares su contribución a las marcas de moda británicas en términos de impulso a la venta. «Tuvimos 1,6 millones de páginas vistas en 24 horas después de que se pusiera uno de nuestros abrigos», explicaban los fundadores de la marca candiense Mackage al diario Women’s wear daily. Y este es solo uno de los muchísimos ejemplos.
La que ha sido, según la plataforma de búsquedas digitales Lyst, el personaje más influyente en la moda de 2019 tiene estrictamente prohibido comprometerse con ninguna firma de moda por su calidad de ‘royal’. «Es extremadamente inteligente y sofisticada en lo que respecta sus colaboraciones con esta industria», concedía la periodista especializada ne casas realies Elizabeth Holmes a The New York Times. En estos casi dos años como Duquesa de Sussex, Meghan, que no tiene estilista, ha tomado elecciones indumentarias en favor de la sostenibilidad y el emprendimiento femenino ( la mayoría de las marcas que luce están diseñadas por mujeres). El pasado septiembre ejerció como editora invitada en el Vogue británico y lanzó una colección cápsula junto a Smartworks, una asociación sin ánimo de lucro que busca reinsentar a las mujeres de entornos desfavorecidos en el mercado laboral. Creada junto a diseñadores de Marks and Spencer y John Lewis, dos de los buques insignia del textil británico, por cada prenda adquirida de la colección de Meghan, la empresa donaba otra similar a la organización.
Lo cierto es que antes de convertirse en Duquesa, Meghan ya había hecho sus pinitos en el mundo ‘influencer’: hace dos años diseñó una colección cápsula junto a la firma canadiense Reitmans y en su ya extinto blog, The Tig, una publicación de belleza y estilo de vida similar a Goop, de Gwyneth Paltrow, Markle estaba acostumbrada a colaborar con marcas (en aquella ocasión con dinero de por medio).
El pasado diciembre, quizá anticipándose al anuncio del cese de sus competencias como miembros de la familia real, Harry y Meghan registraron la marca ‘Sussex Royal‘, un sello que engloba tanto sus trabajos con varias causas sociales como todo tipo de merchandising. Por ahora, el registro está pendiente de aprobación pero, cuando se formalice el proceso, la pareja podrá explotar esta marca personal en todas las iniciativas que incluyas su nombre, lucrativas o no.
En lo que respecta a la moda, y aunque ya se rumorea con las futuras colaboraciones entre Meghan y enseñas como Givenchy, que firmó su vestido de novia, si la Duquesa deja de lado su agenda como representante de la corona, el poder aspiracional de su vestuario diminuirá considerablemente. Y es poco probable que, dada su categoría de ‘royal’ de primer nivel (ejerza o no como tal), se lance a patrocinar marcas de moda como cualquier mortal con poder prescriptor. Todo apunta a que el modelo de financiación de la pareja será similar al de los Obama, que engrosan su cuenta bancaria con libros, conferencias y demás productos encaminados a la formación y/o el activismo. Pero, como ocurrió cuando Michelle Obama dejó de ser Primera Dama, es posible que Meghan Markle deje de ser un referente de estilo para millones de mujeres. Así es el poder de los títulos, un poder que, en este caso, «de media, incrementa la demanda de cada marca que lleva la Duquesa en un 200 porciento», según datos de Lyst. Pocos personajes mediáticos recientes han impulsado el sector textil de una forma tan plausible.