La maldición recae sobre los creadores de ‘Stranger Things’

Ni Will Byers, ni Eleven, ni Barb. Los que parecen atrapados ahora en el tenebroso Mundo del Revés son los propios autores del concepto. O al menos, quienes lo firmaron. A los hermanos Matt y Ross Duffer, creadores de la aplaudida serie Stranger Things, les crecen los Demogorgons. Una reciente denuncia por plagio se une ahora a las acusaciones previas de abuso verbal al equipo técnico y la supuesta presión a una de las actrices para que recreara un beso no incluido en el guion. La maldición de Hawkins se cierne ahora también sobre el plató de rodaje.

El cineast...

Ni Will Byers, ni Eleven, ni Barb. Los que parecen atrapados ahora en el tenebroso Mundo del Revés son los propios autores del concepto. O al menos, quienes lo firmaron. A los hermanos Matt y Ross Duffer, creadores de la aplaudida serie Stranger Things, les crecen los Demogorgons. Una reciente denuncia por plagio se une ahora a las acusaciones previas de abuso verbal al equipo técnico y la supuesta presión a una de las actrices para que recreara un beso no incluido en el guion. La maldición de Hawkins se cierne ahora también sobre el plató de rodaje.

El cineasta Charlie Kessler presentó este pasado 3 de marzo una denuncia en los juzgados de Los Ángeles por el supuesto plagio de la idea original de Stranger Things. Según cuenta Deadline, el director estrenó un corto en el festival de los Hamptons de 2012 que planeaba convertir en largometraje. Dos años después, presentó la idea ante los hermanos Duffer incluyendo tanto la historia como los personajes que la componían. En la descripción del proyecto que sostiene Kessler ya estaban presentes conceptos clave en la serie de Netflix como “experimentos secretos del gobierno, la desaparición de un niño, fuerzas sobrenaturales terroríficas y una niña extraña”.

El título de dicho proyecto, Montauk, hace referencia al libro de 1992 The Montauk Project, en el cual se narraban hechos reales, similares en lo que a la experimentación con niños se refiere, y que los Duffer sí han admitido como inspiración. Kessler pide una indemnización y la destrucción de todos los materiales de Stranger Things basados en su idea. Los creadores no han tardado en salir al paso de dicha acusación, desmintiéndola por completo. “No hemos visto su corto ni discutido ningún proyecto con él. Es solo un intento de apropiarse de la creatividad y el trabajo duro de otras personas”, afirmaron en un comunicado.

Esta es la última polémica pero no la primera a la que se enfrentan los hermanos Duffer. Hace poco más de un mes, una miembro del equipo técnico, Peyton Brown, usaba su Instagram para unirse al movimiento Time’s Up y anunciar su marcha de la tercera temporada de la serie debido a la conducta inapropiada de los hermanos. “He sido testigo personalmente de cómo dos hombres en posiciones de poder en el plató perseguían y abusaban verbalmente de diversas mujeres. Me he prometido que si alguna vez me encontraba en la situación de decir algo lo haría. Tengo once mil seguidores que pueden oírme decir esto, el tiempo se ha acabado. Las mujeres en la industria del cine son poderosas”, afirmaba en un post que horas más tarde borraría.

Sus palabras tuvieron un tremendo eco en las redes sociales y hasta la propia Netflix inició una investigación ante tales aseveraciones, desestimadas después al “no encontrar ningún delito”. Los Duffer se declararon inocentes, lamentándose de que alguien pudiera haberse sentido inconfortable en su set y achacando cualquier temperamento altisonante al estrés natural de una producción de este estilo. “Creemos firmemente en tratar a todo el mundo de manera justa sin importar el género, la orientación sexual, la raza, la religión o cualquier otro aspecto”, sostuvieron. Tanto Matt con Ross lucieron pins del movimiento Time’s Up en los Globos de Oro.

La enésima controversia que ha rodeado a los hermanos Duffer tuvo lugar el pasado noviembre. En plena emisión de la segunda ronda de episodios, una pieza documental a modo de making of titulada Beyond Stranger Things, reveló una situación del rodaje que enfadó a buena parte de los fans de la serie. Una de las nuevas incorporaciones de la segunda temporada, la actriz Sadie Sink, se vio obligada a dar un beso que no estaba presente en el guion. La idea surgió después de que Ross Duffer bromeara con la actriz de 15 años al respecto y al ver que Sink reaccionaba asustada y alterada, el director decidió que la escena tuviera lugar de verdad. La intérprete le quitó importancia después en una entrevista con The Wrap, afirmando que los nervios eran justificados “teniendo en cuenta que era un primer beso” y que nunca se sintió molesta u obligada a hacer algo en contra de su voluntad.

Las polémicas protagonizadas por los encargados de la serie se unen así a las otras tantas decenas que han rodeado la ficción más comentada de los últimos tiempos. Dos de sus niños protagonistas, Millie Bobby Brown y Finn Wolfhard, estuvieron en el ojo de los medios tras la denuncia de la normalización de la sexualización de estos menores de edad en ciertas revistas de tendencias y el acoso indiscriminado de algunos fans. Por su parte, uno de los ‘crecidos’ de la serie, el actor Charlie Heaton, fue detenido en el aeropuerto de Los Ángeles cuando se dirigía a la premiere de la ficción por llevar cocaína en la maleta. Tras ser retenido por la policía de aduanas, fue deportado de nuevo a Londres.