‘Si es amor, no duele’: la guía para que las adolescentes identifiquen el maltrato

La autora del exitoso monólogo ‘No solo duelen los golpes’ parte de su experiencia personal para explicar el machismo y la violencia de género a los jóvenes.

Pamela se echó novio a los 12. Él se llamaba Antonio y tenía un par de años más que ella. Era un chaval del barrio que bailaba breakdance en el parque de al lado de su casa. Al principio su relación era igual que cualquier noviazgo adolescente: el primer beso, conversaciones telefónicas interminables, regalos sorpresa, paseos en bicicleta… Hasta el día en que Pamela le pidió que la enseñara a bailar. “¿Bailar tú? Sí, hombre, ¿delante de todos los tíos? ¡Anda ya! ¿Para que todos los tíos te babeen? No ves que con lo guapa que tú eres, si te pones en medio, todos los tíos van a estar ba...

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Pamela se echó novio a los 12. Él se llamaba Antonio y tenía un par de años más que ella. Era un chaval del barrio que bailaba breakdance en el parque de al lado de su casa. Al principio su relación era igual que cualquier noviazgo adolescente: el primer beso, conversaciones telefónicas interminables, regalos sorpresa, paseos en bicicleta… Hasta el día en que Pamela le pidió que la enseñara a bailar. “¿Bailar tú? Sí, hombre, ¿delante de todos los tíos? ¡Anda ya! ¿Para que todos los tíos te babeen? No ves que con lo guapa que tú eres, si te pones en medio, todos los tíos van a estar babeándote, coño”. Ese fue el principio de un fin que se alargó seis años: Antonio alejó a Pamela de sus amigas, la insultó delante de sus colegas, la “violó con todo el amor del mundo” y la intentó matar dos veces.

Pamela podría ser cualquiera de las mujeres que continúan siendo víctimas de la violencia machista (casi 900 asesinadas en los últimos quince años e infinitas víctimas que la sufren en distintos grados y manifestaciones). Pero Pamela tiene apellido (Palenciano) y, desde hace más de diez años, recorre teatros y aulas con la esperanza de evitar que otras adolescentes reparen a tiempo en lo que ella tardó años en entender: estaba saliendo con un maltratador. Su exitoso monólogo No solo duelen los golpes se transforma ahora en libro. Bajo el título Si es amor, no duele (Alfaguara), ella y su actual pareja, Iván Larreynaga, recogen por escrito el soliloquio y analizan la idea del amor romántico y cómo afecta a los roles de género.

“Quisimos hacer el libro para acercar el contenido del monólogo a todos aquellos adolescentes –y padres– que no puedan acercarse al teatro. La idea es que esa chica que se niega a verlo en Youtube obligada por su preocupada amiga pueda leerlo en la intimidad de su habitación. Y quizá reconocerse en Pamela”, cuentan los autores a S Moda. Ingenio y vocabulario provocador y malsonante son las armas con las que Palenciano e Larreynaga consiguen llegar a un público en plena efervescencia hormonal. “Me gustaría que se recomendara en los institutos aunque me da miedo que algunos profesores lo descarten por el lenguaje. Pero es importante subrayar la idea de que no solo duelen los golpes. También las palabras tanto dichas como escritas”, afirma Palenciano.

La idea de que “el amor no debe doler” da título al libro y es recurrente a lo largo de las páginas. “El amor romántico que nos han vendido es muy desigual. Perpetúa la violencia machista, que las mujeres sigamos esperando al príncipe azul y que nuestra vida gire en torno al amor (en el caso de los hombres es solo una parte más de su existencia). Nos dice que hay que amar a la otra persona por encima de todo pero hay que tener claro que en una relación hay cosas imperdonables, injustificables e innegociables”, reflexiona la autora. Una idea que es importante hacer llegar a los adolescentes, sobre todo, en un momento en el que se multiplican los casos de menores que sufren violencia machista. “No creo que violencia entre adolescentes esté aumentando sino que se está empezando a contar. Además, en mi época un tío tardaba como un año en tenerte ‘bien agarrada’ pero ahora, con las redes sociales y la tecnología, los mecanismos de control se han incrementado”, apunta Palenciano.

Antes de llegar al primer bofetón, la violencia machista tiene muchas manifestaciones no siempre fáciles de identificar. El aislamiento, el “silencio asesino” (así denomina en el libro a los episodios en los que Antonio se enfadaba y, a pesar de institir en que “no le pasaba nada”, permanecía a su lado durante horas sin dirigirle la palabra o mirarla) o las faltas de respeto son algunas de las vejaciones que sufrió antes de la primera agresión física. Siempre se habla de cómo una chica puede identificar a tiempo si su novio la está maltratando –o es un potencial maltratador– pero pocas veces se centra la atención en quien ejerce la violencia. ¿Cómo un chico puede saber si está maltratando a su novia? “Cuando un tío nota que toda su ira y toda su frustración tiene que ver con ella, ya hay algo que no es normal. Cuando ella no le coge el teléfono y en vez de pensar que será porque no puede, piensa cosas como: ‘¿Qué estará haciendo esta? ¿Con quién está hablando o con quién se está viendo?’ Ahí podría haber un problema”, sentencia la autora.

Palenciano tardó años en darse cuenta de que había sido maltratada. Fue tiempo después de dejar Antonio, un día en el que se desmayó tras presenciar violencia verbal hacia una compañera de piso por parte de la pareja de esta. Sus amigas insistieron en que tenía que ir al psicólogo y fue allí, en su consulta, dónde comprendió lo que había vivido. “Yo había llegado a pegar a Antonio cuando él me agredía física o verbalmente. Por eso me convencí de que era algo mutuo, de que yo también era una maltratadora. Ahora sé que hay que diferenciar la violencia instrumental (esa que siempre está ahí, como un ruido de fondo) y la reactiva, que es un sonido puntual en señal de defensa. Yo reaccionaba con agresividad, que es distinto a la violencia. La psicóloga me hizo entender que aunque nos pegáramos los dos, la que pasaba miedo y se quedaba bloqueada era yo. A la que la hacían sentir como una mierda era a mí”.

Una de las ilustraciones de Sonia Lazo.Cortesía de Black Birds (Alfaguara)

En la consulta de su psicóloga fue donde también reparó en que su primera vez había sido una violación. Sin gritos ni callejones oscuros. A plena luz del día y mientras su novio la desnudaba insistentemente a pesar de que ella repetía que no estaba preparada. “Parece que es algo que no puedes esperar de tu novio. Pero en una pareja no se puede dar por hecho que siempre que uno quiera habrá sexo. Es cosa de dos. Sin embargo, la educación sexual que tenemos se basa en la penetración y parece que cuando un tío se empalma tiene que llegar hasta el final. En el callejón si alguien te agrede, gritas. Pero, ¿cómo vas a gritar con tu pareja? A mí me violaron con todo el amor del mundo», reflexiona la coautora de Si es amor, no duele.

La violación dentro de la pareja sigue siendo un tabú que hace unas semanas visibilizaba muy bien el corto Soy ordinaria. A pesar de las negativas de ella, el chico insiste en la penetrarla mientras ella ni siquiera le mira. Cuando alcanza el orgasmo sigue con su plan de ver una peli como si no hubiera pasado nada mientras su novia yace a su lado con la mirada perdida. ¿Es posible que un hombre no sepa que ha violado a su pareja? “En mi opinión, sí. Existen estudios que explican que los varones empiezan a desconectar de las emociones a los cinco o los seis años, cuando su entorno les repite ideas como que ‘llorar es de maricones’. Por eso son capaces de violar a una chica que está borracha sin ni siquiera identificarlo como tal. O incluso de agredir sexualmente a su pareja sin reparar en ello. Si cuando tu novia te ha dicho que “no” o ha puesto una mala cara, tú has seguido adelante, eso es una violación”, afirma la autora.

Según apunta Palenciano, acabar con los maltratadores es cosa de todos puesto que son producto de la sociedad en la que vivimos. No solo las mujeres son víctimas el patriarcado, también los hombres. “Al menos hasta la adolescencia”, apunta. Cuando durante la infancia se les dice que no lloren o que deben ser los machos alfa que muchos no quieren ser, están siendo víctimas. “Después no. Ya serían abusadores del poder que les da el sistema patriarcal. Porque el patriarcado oprime a los hombres pero asfixia a las mujeres”. Para evitar educar a futuros potenciales maltratadores, Palenciano propone resetear el sistema. “Sé que no se puede hacer por completo pero sí empezar por tu propio mundo. Todos educamos. No solo la familia o el colegio. También la televisión o la gente que pasa por la calle y que los niños toman como referentes. Por eso es importante hacer gestos cotidianos que salpiquen al resto del mundo”, aconseja. Y su particular forma de contribuir a erradicar la violencia machista tiene título propio: Si es amor, no duele.

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