13 fotosRepaso visual al estilo de las primeras damas de Estados UnidosDe Jackie Kennedy a Michelle Obama, un repaso a los armarios presidenciales de las primeras damas estadounidenses.Nuria Luis20 ene 2017 - 09:35CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyMichelle Obama (2009-2017) "Es como mi música" ha dicho sobre la moda. En su trayectoria, se ha servido de ella como forma de expresión. No es casualidad que vistiese Jason Wu en las dos reelecciones de su marido o que eligiese a Narciso Rodriguez como principio y final de su candidatura. Ni tampoco que combinase alta costura con prendas low-cost como Asos. Con personalidad, ha lucido prendas estampadas, hombros desnudos y se ha atrevido con escotes.Laura Bush (2001-2009) Se dice que en las dos candidaturas que estuvo como primera dama, se refinó su estilo. Lo demostró con los vestidos de ambas inauguraciones: de Dallas Faircloth pasó a Oscar de la Renta. Peggy Jennings es el nombre que se vincula a sus clásicos trajes sastre.Hillary Clinton (1993-2001) Hillary es el color por antonomasia. Le gustan los tonos vivos, que utiliza en trajes pantalón (casi siempre con chaqueta larga), el conjunto del que hizo su uniforme. La diadema fue también uno de sus accesorios estrella. Ralph Lauren, Oscar de la Renta o Sarah Phillips son algunos de los nombres que la han vestido.Barbara Bush (1989-1993) Si hubo algo que la caracterizó fue su gran collar de perlas, firmado por Kenneth Jay Lane. Su estilo práctico, que vistió Arnold Scaasi, hizo que llevase incluso unos zapatos de 29 dólares a su baile de inauguración.Nancy Reagan (1981-1989) "Me encanta el rojo" ha confesado en alguna ocasión. Es el color con el que se la relaciona, tanto en vestidos como en trajes chaneleros. Ayudó a definir el estilo de los 80 y favoreció diseñadores norteamericanos como James Galanos, Carolina Herrera u Oscar de la Renta.Rosalynn Carter (1977-1981) Junto a su marido fueron los anti-Reagans debido a un estilo de vida marcado por el rechazo a la ostentación: optaban por no vestir ropa de diseñadores y hasta se servían cenas de menús baratos, recogía Vanity Fair.Betty Ford (1974-1977) Cortó su melena por el clásico bob de los años 70, y aunque no era una seguidora de tendencias, convirtió los pañuelos de seda, las chaquetas de sastre y las gafas 'cat-eye' en su emblema.Pat Nixon (1969-1974) Al igual que Hillary, sintió debilidad por los colores vivos, que reflejó en su ropa confeccionada, a la que prefería antes que los diseños hechos a medida. Trató de favorecer a diseñadores americanos y se mantuvo alejada de las tendencias de su época, manteniendo un estilo clásico y recatado.Lady Bird Johnson (1963-1969) Años antes que el taller que organizó Michelle Obama, ella fue responsable del primer show de moda en la Casa Blanca que tenía como propósito "descubrir Norteamérica a través del estilo". Lady Bird se mantuvo piel a esta filosofía, con diseñadores nacionales como John Moore o Molly Parnis.Jackie Kennedy (1961-1963) El icono de moda por excelencia. Los sombreros tipo casquete, los diseños en línea A, los guantes blancos, los trajes sastre, los vestidos de noche en palabra de hono y las gafas grandes formaron parte de un estilo impecable que sigue inspirando generaciones después. Oleg Cassini y Halston fueron dos de los nombres que ayudaron a inmortalizar su look, y diseñadores franceses como Dior o Givenchy.Mamie Eisenhower (1953-1961) Podrían ser las perlas falsas o su peinado con flequillo corto ideado por Elizabeth Arden (y ampliamente imitado). Sin embargo, la aportación de Mamie a la moda fue convertir el rosa en el color tendencia de los años 50. La obsesión de 'Mamie Pink' por este tono inundó la decoración de la Casa Blanca (la "Casa Rosa" como la llamaba su personal).Bess Truman (1945-1953) Su estilo, al igual que su forma de vida, era modesto. Siguiendo la moda del momento, fue una gran asidua de los sombreros y tocados, que todavía se conservan.Eleanor Roosevelt (1933-1945) Su etapa como primera dama dejó atrás los rígidos vestidos victorianos que llevó en su juventud. Su visión feminista, paralela a los cambios que se estaban dando, se correspondió con un armario repleto de prendas más simples, cómodas y prácticas, acordes con la vida de la mujer trabajadora.