¿Renovación generacional o sequía creativa?
Las oportunidades de éxito para un diseñador recién graduado dependen del país en el que decida lanzar su colección.
España. Las posibilidades de triunfar son escasas, pero Internet ayuda
Nada mejor para tomar el pulso a la situación del nuevo diseño español que preguntar a los implicados. Desde las aulas hasta la pasarela, un joven diseñador tiene un largo camino en el que, si se esfuerza y tiene suerte, puede recibir alguna ayuda. Ako Cohen es uno de los alumnos más destacados en el IED (Istituto Europeo di Design) de Madrid. Sin embargo, cuando Cohen mira hacia el futuro no lo ve nada claro: «Es preocupante no saber qué te espera al terminar los estudios. Pero lo importante es...
España. Las posibilidades de triunfar son escasas, pero Internet ayuda
Nada mejor para tomar el pulso a la situación del nuevo diseño español que preguntar a los implicados. Desde las aulas hasta la pasarela, un joven diseñador tiene un largo camino en el que, si se esfuerza y tiene suerte, puede recibir alguna ayuda. Ako Cohen es uno de los alumnos más destacados en el IED (Istituto Europeo di Design) de Madrid. Sin embargo, cuando Cohen mira hacia el futuro no lo ve nada claro: «Es preocupante no saber qué te espera al terminar los estudios. Pero lo importante es no perder la curiosidad y las ganas de trabajar».
Mientras llega el momento de tomar decisiones, se intenta vislumbrar las respuestas en la bola de cristal de la moda: «A los jóvenes nos pierde la idea de ver nuestros vestidos en la pasarela. Pero lo mejor es conseguir unas prácticas en alguna firma de moda y dedicar dos años a aprender más». Isabel Berz, directora del IED, ya está comprobando cómo empiezan a sonar nuevos nombres que han salido de su escuela: Moisés Nieto, Morante, Alberto Puras, María Barros… Es obvio que, para muchos, llegar fuera es, ahora mismo, una urgente necesidad, pero… ¿qué pasa con España? «Aquí falla la distribución», apunta Berz. «Es fácil ser popular; lo difícil es desarrollar el negocio y mantenerse como empresa».
El catalán Alexis Reyna ganó el premio a la mejor colección en la última edición del 080 de Barcelona, pero ¿ha cambiado su situación profesional? «Mi proyección internacional se ha visto reforzada». Jordi Espino y Elisabet Vallecillo, de El Colmillo de Morsa, se dieron a conocer a través de las redes sociales. Luego llegó la oportunidad de desfilar en EL EGO de Cibeles: «La experiencia es un privilegio y, gracias a la atención mediática, la visibilidad aumenta». El vigués Jandro Villa, ganador del premio de la Asociación de Nuevos y Jóvenes Diseñadores Españoles (ANDE) en 2011, cree que no existen fórmulas magistrales: «Salir adelante depende del contacto directo con el cliente, los encargos, la venta online… Es una montaña creada con pequeñas piedras».
Para Andrés Aberasturi, comisario de EL EGO, los principales problemas de la moda joven española están relacionados con el público al que se dirige: «Hay poca masa social interesada en ella. En España nos vale con vestirnos de marcas como Zara o Mango, mientras que en otros países europeos hay interés en salirse de la uniformidad». Así está un panorama que parece mirar con urgencia hacia fuera sin querer descuidar lo de dentro, ¿la solución al dilema según Aberasturi? «Internet. Está renovando las estructuras de difusión y distribución y, aunque suene ingenuo, juega a favor del pequeño frente al grande». / V.G.
EE. UU. Con Anna Wintour y Diane Von Furstenberg como madrinas, los nuevos mandan.
Renovarse o morir es la máxima de la moda americana, que años tras año renueva su cantera gracias al CFDA (Council of Fashion Designers of America), una institución que defiende el american style frente al poder histórico de la moda europea. Gracias a estos premios, Alexander Wang, Proenza Schouler, Rodarte o Altuzarra se han convertido en firmas de moda que triunfan en todo el mundo. Steven Kolb, director del CFDA, nos explica la clave de su éxito: «Ofrecemos una ayuda empresarial que permite al diseñador adquirir los conocimientos y habilidades que necesita para crecer». Algunas voces críticas acusan al CFDA (y Anna Wintour en Vogue) de saturar el panorama con demasiados nombres nuevos. Kolb responde: «La industria ha crecido gracias a la incorporación de jóvenes creadores».
Polémicas aparte, la mayoría de estos nuevos talentos que cada año entran en el mercado consigue consolidarse. ¿Cuál es el secreto? «Los neoyorquinos son maestros en el arte del equilibrio entre creación y comercio. Saben que el verdadero éxito de una idea es venderla». Diane Von Furstenberg, presidenta del CFDA desde 2009, aconseja: «Internet es la mejor herramienta para iniciar un negocio en la moda». Altuzarra está de acuerdo: «¿Solo he hecho cuatro colecciones y ya soy más popular que Tom Ford? Y todo gracias a los blogs». / V.G.
Diane Von Furstenberg y Carolina Herrara.
Getty
Italia. La competición con los grandes emporios es el primer obstáculo
«En Milán es complicado conseguir reconocimiento cuando estás empezando porque son muchas las firmas internacionales y estas acaparan toda la atención de los medios», explica a S Moda Sara Maino, de Vogue Talents. Una iniciativa que colabora con la tienda de venta online thecorner.com para multiplicar la proyección de los más jóvenes. «Durante un año, 12 elegidos tienen la oportunidad única de vender sus creaciones a todo el mundo a través de Internet», dice Franca Sozzani. Benedetta Bruzziches y C.B Made in Italy (de Cecilia Bringheli) son dos de las últimas afortunadas. ¿El consejo de Maino? «Hacer un stage en una gran firma para entender el lado comercial de la industria y aprender el mecanismo desde dentro». / N.C.
ara maino, editora senior de Vogue italia y Vogue talents.
Getty
Reino Unido. Como Nueva York, Londres se ha convertido en la mayor cantera de creadores del mundo.
«Construyendo el futuro de la moda» podría ser el estado en WhatsApp de la pasarela londinense. En una semana de la moda que cada temporada descubre de dos a tres nuevos nombres a tener en cuenta, Mary Katrantzou y Christopher Kane hace tiempo que dejaron de ser fenómenos mediáticos del momento para convertirse en empresas con gran proyección internacional. Las mujeres más influyentes ya han incluido etiquetas menos conocidas en su vestidor: como Roksanda Ilincic (Catalina Middleton), Jonathan Saunders (Michelle Obama) o Holly Fulton (Samantha Cameron). Casualidad o no, los tres han contado con la ayuda de Lulu Kennedy, de Fashion East, una iniciativa sin ánimo de lucro cuyo objetivo es descubrir, patrocinar y promover el trabajo de recién graduados que necesitan medios e infraestructura para crear su propia firma.
El proceso de selección es difícil de explicar. «Es muy instintivo», asegura Lulu a S Moda. «A veces basta con un e-mail, o un bonito desfile, o una charla en clase con ese estudiante. Es una cuestión de ideas, energía y sensibilidad estética. Si un joven tiene talento, se nota». Conscientes de que creatividad no es sinónimo de éxito, «intentamos asesorar en todo lo demás: gestión de empresa, negociación con fábricas… Empezar es tan estresante que algunos pueden perder la perspectiva global del negocio». / N.C.
Lulu Kennedy, de Fashion East, una iniciativa sin ánimo de lucro cuyo objetivo es descubrir y promover el trabajo de recién graduados.
Getty
Francia. Abrirse un hueco en «la cuna de la moda» es hoy más difícil para los jóvenes.
En París los jóvenes que consiguen colar su primer desfile en el calendario de la semana de la moda apenas se conocen fuera de sus fronteras. «Las grandes maisons son las que mandan», cuenta Maxime Simoens a S Moda. «Además, no tenemos a Anna Wintour», añade. «Francia no apoya tanto a las generaciones emergentes como Estados Unidos, donde prensa e industria se unen para lanzar nuevos nombres», confirma Alexis Mabille. «Los jóvenes tienen que competir con los grupos de lujo», apunta Didier Grumbach, presidente de la Federación Francesa de Costura. E incluso tienen que trabajar para ellos antes de poder independizarse. La educación es buena –sí existen prestigiosas escuelas–, pero no hay desfile de graduación, como en Saint Martins. / N.C
Maxime Simoens (27 años), al que comparan con Yves Saint Laurent.
Getty