«Creo que es inhumano tratar a las modelos como ganado»
Hablamos con Kevin Amato y Esther García Capdevila, directores de casting, sobre la polémica que ha rodeado el desfile de Balenciaga en la última semana de la moda de París.
«Es de necios tratar a las modelos como a ganado». Así de contundente se muestra Kevin Amato, director de casting de Hood by Air, fotógrafo y fundador de la agencia MOTHER DVSN, cuando le preguntamos por la polémica que ha acaparado recientemente los titulares de toda la prensa especialista en moda. Todo empezó cuando otro reputado director de casting de modelos, James Scully, ...
«Es de necios tratar a las modelos como a ganado». Así de contundente se muestra Kevin Amato, director de casting de Hood by Air, fotógrafo y fundador de la agencia MOTHER DVSN, cuando le preguntamos por la polémica que ha acaparado recientemente los titulares de toda la prensa especialista en moda. Todo empezó cuando otro reputado director de casting de modelos, James Scully, denunció en su cuenta de Instagram el trato que más de 150 chicas habían recibido durante la prueba previa al show de Balenciaga en la fashion week de París. Tal y como explicaba en un extenso post, las modelos estuvieron encerradas en una escalera «sin otra iluminación que las pantallas de sus móviles durante más de tres horas». La culpa, según afirmaba, la tenían Maida Gregori Boina & Rami Fernandes, el dúo de directores de casting que se encarga desde hace tiempo de hacer el de Balenciaga (y el de otras firmas tan conocidas como Elie Saab o Lanvin).
La maison no tardó en responder: «El domingo, 26 de febrero, Balenciaga tuvo conocimiento de una serie de problemas relacionados con un casting de modelos que tuvo lugar ese día. La firma ha reaccionado inmediatamente, haciendo cambios radicales en su proceso de casting, incluyendo el fin de las relaciones con su actual agencia», rezaba el comunicado. Además, la enseña se disculpó por escrito con las agencias de las modelos afectadas. Maida Gregori Boina, una de las acusadas, respondió en exclusiva a Business of Fashion apuntando que los hechos no habían sucedido así: «Las modelos no esperaron durante tres horas en la oscuridad, ni siquiera una hora. Comimos allí mismo y no nos fuimos dejándolas encerradas como se ha dicho. Eso sería completamente inhumano». Según sus palabras, las maniquíes esperaban su turno en la escalera porque no estaba disponible el espacio de recepción y solo permanecieron a oscuras durante un breve corte de energía eléctrica en el edificio.
Sea como sea, no es la primera vez que se denuncian las condiciones a las que están sometidas las modelos antes de los desfiles. La pasada temporada, la periodista Cathy Horyn acusaba a Kanye West en un artículo publicado en The Cut de haber permitido que las modelos de su show Yeezy Season 4 (que debían permanecer como estatuas a pleno sol) prácticamente se desmayasen y se fuesen desplomando sin ayuda de la organización. El propio Scully lleva tiempo visibilizando estos problemas. En 2013 reprochó a grandes firmas de lujo que apostaran por subir a la pasarela una aplastante mayoría de modelos blancas y apoyó activamente la Child Protection Model Law para prohibir el trabajo de menores en la industria. Sin embargo, este último incidente ha reabierto con fuerza el debate sobre el trato que reciben las maniquíes durante las semanas de la moda. Sobre todo, después de que el post de Scully contase con el apoyo en forma de likes y comentarios de tops tan conocidas como Coco Rocha, Caroline de Maigret, Joan Smalls, Helena Christensen o Erin O’Connor.
«Muchas veces las colas son largas. Hay castings en los que veo a más de 500 modelos. Como cualquier trabajo, no es fácil. Imagino que lo que ocurrió fue muy molesto pero me parece dramático compararlo con una tortura. Lo que está claro es que las modelos deben poder salir, de lo contrario supongo que se consideraría un secuestro», explica Amato a S Moda cuando le preguntamos por su opinión acerca del incidente. Y continúa: «Es cierto es que las modelos a veces son tan jóvenes que se sienten presionadas por muchas personas. Gente como James Scully vela por su salud y por su seguridad. Él defiende un visión práctica de una industria que carece de empatía. Hoy día, en tiempos de las redes sociales, cualquier agente está a solo una llamada de distancia. Por eso creo que es torpe tratar a las chicas como si fuesen ganado». Esther García Capdevila, directora de casting de la semana de la moda de Madrid y de la pasarela 080 de Barcelona, también comparte con S Moda su visión: «En los 25 años que llevo en la profesión no he vivido ningún episodio como el que relata Scully. Las modelos que trabajan con nosotros están encantadas, aunque eso deberían decirlo ellas. Es verdad que cuando alguna no pasa la selección se muestra menos contenta pero, en general, el ambiente es distendido. Velamos por su bienestar e incluso nos preocupamos de que no abandonen los estudios y los compaginen con la pasarela», asegura.
En la misma publicación de Instagram, Scully hacía otras acusaciones. El director de casting –que ha trabajado con firmas como Stella McCartney, Tom Ford o Brandon Maxwell– aseguraba que Lanvin pidió a las modelos negras que no acudiesen a su prueba, información que la firma negó poco antes de subir a la pasarela a dos maniquíes negras y otras dos asiáticas de un total de 49. La tercera denuncia no apuntaba a ninguna marca concreta pero aseguraba que «otra de las grandes casas» intentó que desfilaran modelos de 15 años (las reglas en el caso de París prohiben hacerlo a jóvenes de menos de 16 aunque en los mentideros de la industria se sabe que esto no siempre se cumple –recordemos a la joven que desfiló para Dior con solo 14–). «Creo que la semana de la moda de París necesita modernizarse», afirma Kevin Amato, considerado por muchos el nuevo Ryan McGinley. «A pesar de que las leyes allí son mucho más estrictas que en ningún otro lugar, parece que el gobierno se beneficia de multas y sanciones. No estoy de acuerdo con el límite de edad porque los niños llevan ropa por lo que, obviamente, debe comercializarse. Más ahora, que vemos a chicos Disney y artistas jóvenes por todas partes. Creo que lo ideal sería que padres y agentes trabajasen juntos para velar por los intereses del niño», añade.
Aunque no todos los profesionales del sector consideran buena idea apostar por rostros tan jóvenes e inexpertos. «Acostumbro a trabajar con modelos que como mínimo tengan 17 años, excepto en el caso concreto de la semana de la moda de Madrid que deben ser mayores de edad porque así lo exigen las reglas. Creo que si con 16 años la ley permite entrar en el mercado laboral, también se debe poder desfilar. Sin embargo, suelo elegir a chicas de esa edad para hacer cosas pequeñas e irlas preparando poco a poco para la pasarela. Busco que las modelos tengan fuerza caminando y para eso hay que trabajar la soltura y aprender a desenvolverse con tacones», detalla García Capdevila.
La contundencia y repercusión del testimonio de Scully (no en vano Balenciaga ha despedido a la agencia en la que confiaba desde hace tiempo) lanza la pregunta de si este incidente producirá cambios reales en la industria. Especialmente en París, que aunque sigue ostentando el título de capital de la moda, es la más criticada por el inmovilismo de sus fashion weeks. «Creo que la de Nueva York es más respetuosa con las modelos», sostiene Amato. «No obstante, considero que los diseñadores tienen que cambiar sus presupuestos para adecuarlos al nuevo mundo de la moda. Las modelos y los directores de casting están muy mal pagados y poco valorados. Son el ‘rostro visible’ de la marca y, en el caso de las maniquíes, suelen ejercer de musas para el diseñador. No necesitamos cuerpos que actúen como percheros de la ropa, creo firmemente que cada modelo debe ser una parte importante de la narrativa de los diseñadores y que la valoren como tal», añade este hombre que hace de enlace entre el Bronx (donde recluta sus fichajes) y la Rue Saint Honoré. Con estas palabras Amato hace referencia a los casos en los que las modelos ni siquiera cobran por desfilar –la visibilidad que les da aparecer en el show parece suficiente para algunos–. «Ningún agente o mánager debe soportar condiciones hostiles o inseguras. Creo que James Scully es una figura importante en la industria de la moda. Al igual que él me gustaría ser un defensor de la igualdad, la diversidad y la protección de los jóvenes creativos y de las modelos», termina.
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