Xavier Sardà: «La muerte y el sexo son dos cosas sobre las que gravita la existencia»

El presentador y autor vuelve a las librerías con Adiós, muy buenas, una novela sobre el absurdo de dejar este mundo.

Hay muchos Xavier Sardá en el mundo: el presentador de televisión, el cómico, el tertuliano… y el escritor. Hoy nos toca entrevistar a este último. Adiós, muy buenas es su última novela. Una historia negrísima sobre un cementerio en el que conviven las tramas de un enterrador, un jardinero, los visitantes ocasionales y los que hasta allí van (y cómo van) en su último viaje. “Las conversaciones en un cementerio son como un muro de Facebook”, afirma.

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Hay muchos Xavier Sardá en el mundo: el presentador de televisión, el cómico, el tertuliano… y el escritor. Hoy nos toca entrevistar a este último. Adiós, muy buenas es su última novela. Una historia negrísima sobre un cementerio en el que conviven las tramas de un enterrador, un jardinero, los visitantes ocasionales y los que hasta allí van (y cómo van) en su último viaje. “Las conversaciones en un cementerio son como un muro de Facebook”, afirma.

Te toca hacer promoción sobre una historia de camposantos justo cuando vienes de visitar uno por la muerte de tu amigo Martí Galindo…

Ha sido triste, muy triste…

Es curioso que Adiós, muy buenas tenga un humor tan macabro. Viéndote en la tele al borde del llanto hablando de Galindo nadie diría que eres capaz de escribir algo así.

He llorado como un niño. Ya hacía varias semanas que sabía que iba a suceder. Conozco a Galindo desde los siete años. Venía mucho a casa y trabajó mucho en televisión y teatro con mi hermana Rosa.

¿Qué destacarías de él?

Tenía esa cosa maravillosa y atroz de que a los siete años deja de crecer… y cómo se aclimató a la realidad. ¡Y cómo le gustaba la literatura y la ópera, y todo! ¡Y cómo disfrutó haciendo Crónicas marcianas! La hostia…

En Mierda de infancia publicaste unas memorias sobre la muerte de muchos de tus seres queridos a una edad muy temprana: de tu madre cuando eras un niño, de tu hermano adolescente, de tu abuelo… ¿Todavía te quedan ganas de reírte de ella?

La muerte y el sexo son dos cosas sobre las que gravita la existencia y su fin. Hay gente que tiene la suerte de no pensar en la muerte hasta que se hace muy mayor. A mí me pasó que mi madre se murió cuando yo tenía siete años, y ahí empezó la danza macabra. Y además, la muerte es algo tan cinematográfico y literario… tan real. Es lo más categórico que nos va a suceder.

La novela es una especie de caleidoscopio de una sociedad española de la que has sido testigo a través de tu trabajo como periodista. ¿Crees que hemos cambiado mucho con respecto al papel de la mujer?

Cada generación vuelve a cometer los mismos errores. Ahora damos por hecho que lo lógico es que no exista la brecha salarial o que las mujeres tengan relaciones con los hombres de igual a igual. Pero no. La gente joven vuelve a caer en las mismas equivocaciones: hay estudiantes de 17 ó 18 años que consideran que la ‘novieta’ es propiedad privada y le meten la bulla si no hace lo que ellos quieren. Es un error pensar que la sociedad siempre va a mejor y que cada generación sigue desde donde la dejó la anterior.

¿Y cuál es la solución?

Los hombres tenemos que pararnos a pensar en las mujeres que nos rodean. Yo tengo hijas. Mi mujer tiene hijas. Es un tema muy serio. No es un tema de pose y de quedar bien.

¿Hay más mujeres en los medios que cuando empezaste?

Sigue habiendo más directivos que directivas. Pero bueno, la presidenta de TVE es una mujer. En el mundo editorial sí que hay mayor presencia femenina. Supongo que porque, mayoritariamente, las mujeres son las que leen. La novela la lee la mujer. El hombre tiende a leer más ensayos. En mi círculo personal estoy rodeado de lectoras impenitentes.

¿Qué crítica ha hecho tu hermana Rosa María de Adiós, muy buenas?

“No entiendo que digas que hay cosas que te hacen reír. A mí no me ha hecho reír nada. Pero el libro es mejor de lo que tú te piensas”.

O sea, que los Sardá tienen un humor distinto…

Tenemos visiones distintas y distantes. Rosa es muy ingeniosa. Yo no lo soy tanto.

La novela está dedicada a Ana, tu mujer…

Le ha gustado. Y eso que no es nada fácil. Es una lectora brutal.

Portada de Adiós, muy buenas, la nueva novela de Sardá.

Tienes una bibliografía considerable. ¿Qué te da la literatura que no te dan la radio o la televisión?

Escribir es el mejor ejercicio de encontrarse con uno mismo que puede hacerse. Lo paso muy bien en el proceso. No sé si el lector se lo pasará igual al leerme.

Adiós, muy buenas está considerablemente bien escrito. ¿Crees que por ser un escritor mediático la crítica no te va a considerar igual?

¡Seguro! Pero la pregunta que tienes que hacerte es otra: ¿Si yo no fuera mediático habría publicado algún libro?

Yo creo que sí…

Yo lo dudo. Escribo porque me divierto. Si me lo publican, pues fantástico. Yo no soy un escritor. Yo escribo porque me levanto temprano. No me levanto temprano para escribir.

Nadie esperaba que te reconvirtieras en tertuliano. ¿Por qué lo hiciste? ¿Realmente te gusta?

Mucho. Es un ejercicio de humildad. Tienes que lanzar un mensaje que no sea largo, que no sea corto, que no sea serio, que no sea de broma. Intentar decir algo con pies y cabeza, estimulante y distinto, es apasionante.

Una de tus novelas se titula El asesino de presentadores… ¿Estás preparando la secuela, El asesino de tertulianos?

Uy, no. Ya nos matan cada vez que salimos en la tele.

Te han tocado muchas tertulias sobre Cataluña…

Esto es muy pesado. Estamos embrollados en cosas existencialistas, cuando la vida es muy breve. A mí, como a mucha gente, lo que me importa es la vida, la muerte, la salud y la enfermedad.

Tienes en producción una nueva entrega del mítico Juego de niños. ¿Cómo ha sido recuperar el formato? ¿Qué nos puedes adelantar?

Reencontrarme con los gallifantes 30 años después ha sido brutal. Hemos utilizado los archivos de TVE y buscado a los niños de entonces, que hoy tienen 30 años más. Ha sido muy divertido.

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