Verónica Echegui, Marta Etura, Marian Álvarez, Violeta Rodríguez y Diana Gómez: cinco actrices españolas nos cuentan lo que han aprendido en el confinamiento
Nos han permitido asomarnos a su intimidad durante el encierro obligado para hablar de proyectos, incertidumbre, creatividad e introspección. Así se preparan para redescubrir una realidad que ya nunca será la misma.
(Esta entrevista también la puedes disfrutar en la edición de papel del número de junio de S Moda, disponible desde este sábado 23 de mayo en quioscos)
No es una sesión de fotos al uso. Todo el mundo está en sus casas, la tecnología logra que el reportaje sea posible. Estas actrices analizan un momento raro en sus carreras: Verónica Echegui y Marta Etura han visto retrasados sus estrenos de cine, Marian Álvarez y Diana Gómez han la...
(Esta entrevista también la puedes disfrutar en la edición de papel del número de junio de S Moda, disponible desde este sábado 23 de mayo en quioscos)
No es una sesión de fotos al uso. Todo el mundo está en sus casas, la tecnología logra que el reportaje sea posible. Estas actrices analizan un momento raro en sus carreras: Verónica Echegui y Marta Etura han visto retrasados sus estrenos de cine, Marian Álvarez y Diana Gómez han lanzado series durante la cuarentena y Violeta Rodríguez llevó su película a un festival que se celebró en Filmin. Nos cuentan cómo han vivido estos meses y cómo creen que será el mundo –y la industria cultural– después de esta convulsión.
Verónica Echegui
Hace 10 años decidió cambiar asfalto por naturaleza: «Dejé de sentirme urbanita de un día para otro, y creo que con esta situación mucha gente también se está replanteando su vida». Echegui (Madrid, 1983) ha hecho otros descubrimientos: dice que ha bailado mucho en casa –«Todo lo que sea expresión ayuda a canalizar lo que le sucede a uno»–, ha visto por primera vez Matrix y Fresas salvajes y ha reflexionado sobre lo importante que es la cultura y lo malas que son las prisas. «Es la primera vez que he disfrutado de los días enteros, sin pensar en el pasado o en el futuro, solo estando presente. Y eso ha sido una bendición», explica. Cuando empezó el año preveía un 2020 movido: en marzo iba a presentar en el Festival de Málaga Orígenes secretos, L’Ofrena llegaba en mayo, Explota, explota en octubre y rodaba la serie de Amazon Prime Video sobre el Camino de Santiago Tres caminos. Los estrenos de las dos primeras películas se han retrasado y el rodaje es uno de los 300 que se interrumpieron en el país por el estado de alarma.
«Al principio lo llevé con tranquilidad y luego ya con incertidumbre. Sé lo que cuesta levantar un proyecto, es un trabajo tremendo para todo el equipo», señala. Recuerda que «hay más de 100.000 familias viviendo del cine» en España y cree que toca «reformular el sector y regular la situación de ciertos trabajadores, porque se ha visto que el cine y las series son no solo un paliativo, sino un referente cultural y de identidad». Para ella, de este limbo ha surgido un proyecto muy personal que quiere rodar antes de que finalice el año: Venga a nosotros tu reino, un corto que ha escrito y va a dirigir, «sobre la hipernormalización de la cultura de la violencia hacia la mujer por parte de toda la sociedad y a través de las fiestas y las tradiciones populares». Y también ha tomado una decisión que guiará su carrera: «Quiero que mi trabajo vaya dirigido a hablarle a la gente al corazón, porque el amor es lo que nos une y lo único que nos puede salvar».
Marta Etura
Justo antes de que se decretara el confinamiento, Etura (San Sebastián, 1978) buscó refugio en una casa familiar en el campo. Estaba a punto de viajar a Málaga para abrir el festival con Ofrenda a la tormenta, la última entrega de la versión cinematográfica de los libros de la Trilogía del Baztán, pero la cotidianidad quedó en cuarentena por la covid-19. Paradójicamente, las dos primeras partes de la saga han estado entre lo más visto en Netflix estos meses: «Es agridulce, dices qué bien que esté triunfando y a la vez qué pena no haber podido estrenar. Tengo la sensación de que hasta que no haya una vacuna no vamos a volver a una vida normal». Mientras, tocará adaptarse y repensar. «Deseo que esto nos sirva para hacer análisis, mirarnos hacia dentro y pensar cómo mejorar», argumenta.
También espera que se reconozca la importancia del sector: «En este país nunca se ha apoyado la cultura, ni un partido ni otro, pero creo que el orden de prioridades ha de cambiar: nos hemos dado cuenta de que la ciencia es fundamental y tenemos que ver que la cultura también». Ella lee estos días un libro sobre la escritura de guiones, gesta un proyecto propio. «Hasta ahora he sido la actriz y he dirigido teatro. Tengo ganas de crear algo desde el origen. Las mujeres tenemos que atrevernos ya a dar ese paso a lugares que hasta ahora estaban copados por los hombres», afirma sin dar más pistas. Porque estos días ha aprendido que lo mejor es dejar que, simplemente, las cosas sucedan: «Es la gran lección, tu cerebro siempre está maquinando, y de repente llega la vida y te organiza».
Marian Álvarez
Se le ha hecho un poco raro celebrar un cumpleaños confinado, el pasado 1 de abril. «Cuando soplas las velas te das cuenta de que si a tu alrededor está todo el mundo bien el día es maravilloso. Es increíble el cambio de prioridades», reconoce Álvarez (Madrid, 1978). Con dos niños pequeños, de uno y cuatro años, ha estado muy ocupada. «Veo que la gente se ha puesto a coser, ha leído mucho, se ha conocido a sí misma… Yo he sobrevivido y he descubierto que puedo hacer un montón de manualidades», dice entre risas.
Sí ha podido atender los compromisos derivados del estreno durante el confinamiento de su nueva serie, La unidad (Movistar +). «Da vértigo, porque estás en una serie increíble y a la vez no visualizas que vayas a trabajar en un futuro cercano», reflexiona. Su próximo proyecto, una película que iba a rodar en junio con el director novel Manu Gómez, se ha retrasado. Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine, habla de efecto embudo en el sector, los grandes festivales se han unido para un certamen online y los Oscar y los Goya van a admitir por primera vez películas que no hayan sido estrenadas en salas. «Todo eso va a ser puntual, si un año no hay galas no pasa nada, hacemos las películas para que la gente las vea, no para ganar premios. El problema es si vamos a poder rodar, y en qué condiciones», plantea.
Se muestra «optimista», confía en que «haya un boom de creatividad», como ocurrió cuando protagonizó La herida, que le valió el Goya en 2014: «En la anterior crisis ya pasó, había poco dinero para rodar y empezaron a salir películas pequeñitas pero maravillosas, lo que se llamó ‘El otro cine español».
Violeta Rodríguez
«Me costó mucho adaptarme al principio, había algo en mí que se quería rebelar, luego entré en una especie de letargo extraño de confinamiento y después he estado bastante bien, tranquila, leyendo mucho», analiza Rodríguez (Madrid, 1997). Ha aprendido a cocinar recetas de Arguiñano con su madre, Ariadna Gil, y ha aprovechado para escribir, «aunque no siempre se encuentra la motivación».
Junto a la directora Mamen Díaz prepara Ultravioleta, segunda parte de una trilogía de películas indies protagonizadas y coescritas por ella. «Hemos querido probar cómo es tener el control, sin que nadie nos esté dando su opinión todo el rato», recalca. La primera, Violeta no coge el ascensor, se ha podido ver en el D’A Film Festival Barcelona, que este año se ha celebrado a través de la plataforma Filmin. Cree que son medidas especiales en tiempos de excepción, desea que se pueda volver pronto a los festivales físicos y a ver cine en salas, pero reconoce que prima la incertidumbre y «que las productoras pequeñas van a tener más problemas». El año pasado acabó sus estudios de interpretación y participó en su primera serie; ahora le gustaría seguir avanzando, adaptándose a los nuevos ritmos del sector: «Tenía una prueba de teatro que está parada, y un par de proyectos que parece que solo se posponen, pero siguen en pie».
Diana Gómez
Desde niña ha estudiado danza, eso le ha servido para sobrellevar el aislamiento, incluso ha hecho una discoteca virtual por Zoom con sus amigos: «Es una forma de expresarte, hay días que he terminado riendo y otros llorando, tenía una libreta y a través del baile me salían pensamientos que iba apuntando».
Su mejor momento profesional está coincidiendo con una realidad inesperada: Gómez (Igualada, 1989) estrenó el 3 de abril La casa de papel, donde es Tatiana, la pareja de Berlín, y el 8 de mayo Valeria, basada en la serie de libros superventas escrita por Elísabet Benavent. Netflix la ha elegido para protagonizar esta serie sobre la vida de unas treintañeras en Madrid. «Somos muy afortunados de que se estrene, hay muchas producciones que no han podido, y de que la gente la pueda disfrutar a pesar de las circunstancias que se están viviendo», reconoce. Con su compañía de teatro barcelonesa, 42 KM, ha estado recogiendo ideas para una nueva función de forma virtual, afirma que «es el momento de la creatividad». Pero cree que su industria afronta un tiempo nuevo, incierto: «Las que más van a sufrir son productoras y compañías pequeñas. Serán necesarias medidas y será complicado. Hasta que no salga la vacuna vamos a vivir una realidad distinta, a la que nos tendremos que acostumbrar».