14 fotosLa despedida de SaramagoCuatro años después de la muerte del escritor, Pilar del Río, viuda del Nobel de Literatura, nos recibe en su casa de Lanzarote, donde el portugués escribió su última novela inacabada. Mar Moreno28 sept 2014 - 12:05CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinPilar, en la biblioteca. «Le pedí que todos los libros escritos por mujeres estuvieran juntos. No quería que autoras que no habían sido consideradas compartieran estantes con quienes no las valoraban».Germán SáizSaramago bautizó así su hogar: "La casa"Germán SáizSobre la mesa siguen los tres últimos libros que estaba leyendo el portugués antes de morir.Germán SáizPilar del Río, en la playa del Grifo, donde solía ir a comer con Saramago.Germán SáizTodos los relojes de la casa, como José Saramago decidió hace años, siguen detenidos a las cuatro de la tarde, la hora a la que conoció a Pilar: "Aquí no hay ni un solo día sin flores frescas, como a él le gustaba".Germán Sáiz"Una tarde, con 70 años, José se fue a andar y volvió a las 11 de la noche. Coronó la Montaña Blanca. Llegó lleno de heridas de la bajada. Y feliz", recuerda Pilar.Germán SáizLa Biblioteca del escritor, donde solía ir a escribir todas las mañanas. Todas las autoras están en la misma estantería: "Le pedí que todos los libros escritos por mujeres estuvieran juntos. No quería que autoras que no habían sido consideradas compartieran estantes con quienes no las valoraban".Germán SáizEl premio Nobel solía leer en el jardín, con una silla colocada delante de una piedra volcánica, mirando el mar.Germán SáizEn las paredes del salón hay pinturas que evocan algunos de los libros del autor. En la foto, un grabado de Pomar con el rostro de Blimunda, la protagonista de Memorial del convento; otro de Bartolomeu dos Santos, con Pessoa y el Tajo de fondo, que arranca El año de la muerte de Ricardo Reis y el primer lienzo que se pintó sobre un libro del portugués sobre Levantado del suelo, entre otros.Germán SáizRetrato de su abuelo frente a su escritorio. Su discurso del Nobel empezó así: "El hombre más sabio que he conocido no sabía leer ni escribir…".Germán SáizDespacho donde Saramago comenzó a escribir Ensayo sobre la ceguera, rodeado de sus discos (siempre escribía con música), las fotos de los autores que admiraba y su viejos diccionarios.Germán Sáiz"Los olivos, símbolo de paz y sabiduría, son su paisaje", dice Pilar del Río. El que hay en el patio de la biblioteca llegó en una maceta entre las piernas del escritor desde su Azinhaga natal.Germán SáizPiedras de los cinco continentes (Islandia, Timor, Acteal, Castril, Chiapas…), estilográficas y tinteros, figuras de caballos y cerámica. «Eran sus pequeños tesoros».Germán SáizLa despedida de SaramagoGermán Sáiz