La canción del verano de 9 españolas ilustres
Recorremos de la mano de célebres escritoras, cantantes, artistas, políticas, actrices y diseñadoras, la banda sonora de su memoria estival.
"De la casa de mi vecino brotaba la música durante las noches de aquel verano…”. Nick Carraway, el narrador de la novela de El gran Gatsby escrita por Francis Scott Fitzgerald, enunciaba hace casi noventa años esa alianza renovada y sensual que se produce con la llegada de la estación estival y la música como banda sonora.
La literatura nos ha dejado excelentes ejemplos de esa unión victoriosa entre el verano y música que puntúa ese tiempo expectante de felicidad y placer. Un periodo que suele venir a menudo acompañado de una época de transición de nuestra ...
"De la casa de mi vecino brotaba la música durante las noches de aquel verano…”. Nick Carraway, el narrador de la novela de El gran Gatsby escrita por Francis Scott Fitzgerald, enunciaba hace casi noventa años esa alianza renovada y sensual que se produce con la llegada de la estación estival y la música como banda sonora.
La literatura nos ha dejado excelentes ejemplos de esa unión victoriosa entre el verano y música que puntúa ese tiempo expectante de felicidad y placer. Un periodo que suele venir a menudo acompañado de una época de transición de nuestra vida. El inicio de un periodo de aprendizaje señalado por un futuro incierto, pero que quedará para siempre depositado en nuestros recuerdos. Y anudado misteriosamente a la melodía de una canción. La banda sonora que hará perdurable ese reencuentro con la vida que queremos soñar o vivir.
Ana Belén
La actriz y cantante Ana Belén sabe bastante de esa hermandad fraternal de verano y canciones, en su caso, señalada por giras intensas que a lo largo del periodo estival cruzan la geografía española de norte a sur dejando en el aire noches cómplices y melodías compartidas. Para su memoria más intima y familiar retrocede a esos primeros pasos de la adolescencia. “Los veranos solíamos pasarlos en casa de unos tíos de Rota, allá en Cádiz, y recuerdo aquellos primeros bailes juveniles con esas pandillas que se forman en los meses de verano, bailando sin parar el Eleanor Rigby de Los Beatles. Ahora, cuando lo pienso, hasta me parece un poco extraño, quizás por la canción que no es precisamente La Yenka. Seguramente en aquella época bailar, aunque fuera el Eleanor Rigby, suponía una forma de afirmación en ese periodo de incertidumbres que es la adolescencia”.
Cordon Press
Carmen Alborch
“Creo que todos tenemos más de una canción de verano” dice la senadora socialista y escritora Carmen Alborch que sale de unos meses intensos de promoción de su último libro Los placeres de la edad (Espasa). “Mis primeros recuerdos están unidos a los veranos con la familia en la playa de Gandía y mis primeras salidas, un poco a escondidas, a alguna de las salas o pistas de baile de verano que olían a jazmín y donde se escuchaban aquellas canciones italianas y francesas de Mina, Adriano Celentano, Françoise Hardy, etc.” recuerda la senadora. “Años después, ahora ya sin la tutela familiar, y en un momento de mi vida de reflexión personal, hice un viaje por el Mediterráneo, cruzando Francia, Italia, donde nos embarcamos a Grecia. Recuerdo que todo el trayecto en el radiocasete del coche no paró de sonar la canción Breakfast in America de Supertramp. Cuando llegamos a Corfú, para nuestra sorpresa, lo que había sido la residencia de verano de la famosa Emperatriz Sissi se había transformado en un casino” cuenta Carmen Alborch. Y añade. “Creo que el verano produce en nosotros una especie de mutación o pequeña metamorfosis y siempre regresamos, con algún tipo de reflexión o sensación que se produce en ese interludio de nuestra vida”.
Getty
Almudena Grandes
La escritora de Las tres bodas de Manolita, Almudena Grandes señala en su álbum particular la canción Para ti del grupo Paraíso, una de las formaciones que cruzaron el mapa musical de la movida madrileña. La canción, más de treinta años después, sigue desprendiendo toda esa melancolía juvenil que encontró en el pop su mejor refugio. “Es esa época de tu vida en que tienes veinte años, en la que todo se vive con intensidad, esta canción ha significado mucho para mí. Fue como el himno de los veranos más intensos de mi juventud. Cuando escribí la novela Castillos de cartón (Tusquets) me sirvió de banda sonora”.
Getty
Bibiana Fernández
La actriz y colaboradora televisiva Bibiana Fernández regresa a sus años de adolescencia en Tánger y a aquellas canciones francesas a ritmo de twist o balada que interpretaban los llamados ídolos ye-ye y a las que la revista Salut les copains les dedicaba semanalmente su portada. “Creo que nuestra memoria guarda, como también ocurre con las películas, las canciones que hemos escuchado en un momento de nuestra vida en sintonía con nuestra maduración emotiva. Esto lo deben saber muy bien los expertos de marketing, porque si escuchamos muchas de las canciones de los anuncios de publicidad suelen ser temas con una gran carga nostálgica” comenta Bibiana Fernández. Y en el disco duro de su memoria sentimental se encadenan La plus belle pour aller danser que cantaba una jovencita encantadora llamada Sylvie Vartan y aquel Retiens la nuit que mostraba la cara más romántica de un rocker rebelde como Johnny Hallyday…“Retiens la nuit, pour nous deux jusqu’à la fin du monde…”
Getty
Alicia Giménez Bartlett
Alicia Giménez Bartlett, la creadora de la inspectora Petra Delicado, una de las primeras voces en femenino de la novela negra española confiesa: "La canción que me trae gratos recuerdos del verano es On ira tous au paradis, de Michel Polnareff. Recuerdo mi juventud, años 68-70, cuando el dictador Franco aún estaba vivo y coleando”. Una banda sonora para ella junto al mar. “El Mediterráneo, noches cálidas, grupo de amigos entre los que abundaban los franceses. Cuba libres de ginebra, charla y la main dans la main, que no estaban los tiempos para mayores efusiones” comenta Alicia. “El cantante Michel Polnareff, un rubio un tanto lánguido, se marcaba una canción absolutamente ácrata con una letra que decía” todos iremos al cielo, nos hayan bendecido o maldecido. Las monjas bondadosas y los ladrones. Los virtuosos y los asesinos. Creamos o no en Dios, todos iremos al Cielo” evoca la escritora a propósito de la canción. I añade. “Era un mensaje lleno de espíritu revolucionario, aunque esa revolución no fuera política. Me producía una sensación enorme de libertad, y le hacía un buen corte de mangas a la Iglesia, que había presidido con sus prohibiciones y terrores morales, la educación de muchos de nosotros. La idea de un Paraíso en el cupiera todo el mundo me reconfortaba y lograba que aquellas noches se volvieran más mágicas todavía”. He buscado vía Internet una foto de Polnareff en la actualidad. Está hecho un asco, y tiene pinta de hortera. Pero el paso del tiempo es otro tema."
Cordon Press
Paola Dominguín
David Bowie, verano, pasta italiana y un viaje a Turín es la quiniela que forma el recuerdo de la modelo y diseñadora Paola Dominguín. “Viajamos mi hermana Lucía y yo, en la veintena ambas, a Turín para estrenar un coche (entonces hacíamos lo que se llamaba ‘el rodaje’). Era verano del 83 y ese año salió el disco de David Bowie Let’s Dance, que abrasamos durante las más de treinta horas que duró la ida y la vuelta en aquel carro brillante. El casete, si, aquel cacharro infernal que rebobinábamos con el Bic, nos lo regaló nuestro hermano Miguel y lo machacamos durante el verano en que se convirtió en un hit. A la vuelta llevábamos el coche lleno de paquetes de pasta de todo tipo, fresca y seca, penne, gnocchi, tallarini, spaghetti, concette, lasagna, caneloni, de todos los colores, sabores y gustos, para padres, para madres, para tías, para tíos, para ‘tatas’, para primos y primas, para los ‘amici’… Una fiesta que iluminó el bello de los ojos bicolores”.
Cordon Press
Soledad Puértolas
“Una canción o varias” dice la escritora Soledad Puértolas. “La que acude ahora a mi cabeza es Non, ho l´ etá de aquella jovencita italiana, Gigliola Cinquetti. Ahora me parece una canción romántica y muy bonita, pero en la casa de los veranos, en Pamplona, donde nos reuníamos varias familias, me la cantaban para tomarme el pelo y me daba mucha rabia. Yo no tenía pandilla propia, y me gustaban los chicos de la pandilla de la mi primo (mayor que yo) y de mi hermana (también mayor que yo). También yo les gustaba a ellos, a los chicos mayores -mejor así, claro-, así que tuve algún que otro novio. Pero fui una novia muy inconstante. Eso de ser novia no me convencía. Si es que uno de esos novios -o pretendientes, como aún se decía por entonces- me venía a recoger al portal y yo bajaba las escaleras para reunirme con él, algunas veces con la idea de romper ese mismo día, escuchaba la canción a mis espaldas de labios de mis primas… Era algo que me ponía enferma. ¿Cuántos tenía yo? Creo que 16. Ahora mismo la estoy escuchando, ¡qué bonita!".
Getty
Carmen Calvo
Estos días la escultora Carmen Calvo es actualidad con la exposición que presenta en el Palacio Molina de Cartagena y que con el titulo Una jaula para vivir se podrá ver hasta finales de agosto coincidiendo con el Festival La Mar de Músicas que se celebra en la ciudad mediterránea. “Yo creo -dice Carmen Calvo- que eso que llamamos periodo estival o tiempo de verano lo recuperamos a través de nuestros recuerdos y de la banda sonora de esos recuerdos”. “La memoria, continúa, se tiene, aunque pocos la ejercen. Yo soy de las la ejerzo. Hay melodías que se quedan siempre dentro, como otras que solo lo hacen durante un tiempo para luego desaparecer. Como los olores. A una edad como la mía, la nostalgia es inevitable, aunque procuro dosificarla, porque para mí, cualquier tiempo pasado desde luego no fue mejor. En esa banda sonora señalaría las canciones que escuchaban mis hermanos mayores: Los Platters, Ricky Nelson, Los Cinco Latinos, luego más tarde Los Beatles, The Supremes, Otis Redding… Y al final del todo, me sigo quedando con Frank Sinatra, y si tuvieran que escoger una canción, sería I’ve got you under my skin compuesta por ese genio que era Cole Porter”.
Uxue Barkos
Para la diputada y portavoz de Geroa Bai en el Congreso de los Diputados, Uxue Barkos su memoria sentimental está unida a una canción del grupo vasco ya desaparecido Itoiz. “Fue canción no de uno, sino de muchos veranos” recuerda Uxue. Una bella melodía en euskera que evoca ese tiempo de felicidad que recorre el verano y los amores juveniles. Lau Teilatu de Itoiz -dice Uxue Barkos- es casi una referencia musical para los adolescentes y jóvenes vascos de finales de los 70 y principios de los años ochenta”. Y señala: “Las primeras escapadas, las primeras verbenas, fiestas…Las primeras salidas a la vida tienen para mí en Lau Teilatu una banda sonora que me ha acompañado durante muchos años”.
Gorka Lejarcegi/EL PAIS