El milagro de las hermanas Corr o cómo las chicas de la banda irlandesa han vuelto a ser relevantes en 2021
En su momento, el grupo puso la música a los años del Tigre Celta facturando un pop mainstream de raíces folk apto para todos los públicos. Sharon Corr, que vive en Madrid, dará seis conciertos en los Veranos de la Villa.
A finales de los noventa, una chica como Caroline Polachek, la clase de chica que firma un álbum inspirado en las cartas de Magic, el tartán escocés, un grabador francés del siglo XVII, una campaña de Versace de Steven Meisel y el colectivo de electrónica PC Music, jamás hubiera hecho una versión de The Corrs, o como mucho la hubiera abordado de manera irónica.
El grupo irlandés estaba considerado lo más blanco del mainstream, una ban...
A finales de los noventa, una chica como Caroline Polachek, la clase de chica que firma un álbum inspirado en las cartas de Magic, el tartán escocés, un grabador francés del siglo XVII, una campaña de Versace de Steven Meisel y el colectivo de electrónica PC Music, jamás hubiera hecho una versión de The Corrs, o como mucho la hubiera abordado de manera irónica.
El grupo irlandés estaba considerado lo más blanco del mainstream, una banda ultralimpia formada formada por tres hermanas y un hermano de la católica Irlanda que tomaba los sonidos folkies de su país y los diluía en un pop comercial pensado para pincharse en las radios, en las bodas y en los supermercados.
Afortunadamente para algunas cosas, ya no estamos a finales de los noventa. Y las categorías que dividían el pop comercial de las músicas que entonces aun se llamaban “alternativas” hace tiempo que se dinamitaron. Por eso pasan cosas como que Polachek incluyese una versión de Breathlessde The Corrs en el disco de remixes de su álbum Pang, sin trazos de ironía. La cantante y compositora, que formaba parte antes de Chairlift, la tocó recientemente en el programa de James Corden, la suele cantar en sus conciertos y el tema está entre los más escuchados de todos los suyos en Spotify. La escritora Jia Tolentino dijo que la versión, que mantiene el característico yodelling de la original (los gorgoritos tiroleses que hacía Sharon Corr) parecía recordar a una “Enya industrial”. En realidad, la original era un artefacto pop perfectamente construido. La escribió la cantante y frontwoman, Andrea, con el productor Matt Lange, que entonces estaba casado y era co-responsable de los éxitos de Shania Twain.
Polachek y Tolentino no son las únicas que reivindican este tema, que cumplió 20 años el verano pasado y fue el único número 1 de la banda en Reino Unido y también la canción que abrió al grupo irlandés el mercado estadounidense. Taylor Swift, que sabe bien cómo moverse en ese terreno entre la música de raíz y lo comercial, puso esa canción al principio de todo de una playlist que creó el año pasado para el mes de la Historia de las Mujeres y dijo que The Corrs eran sus “profesoras”; la danesa Myrkur conceció al grupo el mérito de haberle introducido en el sonido celta que hay en su último álbum, Folkesange y, quizá en las antípodas de estas credenciales más o menos cool, Ed Sheeran se declara fan absoluto y asegura que fueron su inspiración para su canción Galway Girl, un pastiche de sonidos irlandeses que grabó con la banda tradicional Beoga y que incluye un fragmento de rap cantado en gaélico. Al parecer, la discográfica no quería incluirla en el álbum de Sheeran y éste les convenció con un argumento infalible: “a 400 millones de personas en el mundo que dicen ser irlandeses y a todos ellos les va a encantar”. Motivo similar por el que triunfaron The Corrs en Estados Unidos, en primer lugar.
¿Se puede hablar ya de revivalo rescate de The Corrs? Se podrá comprobar en la tanda de conciertos que dará Sharon Corr actúe en la sala Clamores de Madrid los próximos días 6, 7, 8, 13, 14 y 21, dentro de los Veranos de la Villa. La que fuera la violinista de la banda vive en en el centro de la capital española desde 2018, cuando se trasladó con su marido y sus hijos. Aquí se divorció en 2019 del abogado Gavin Bonnar, que pasó a ser pareja de Telma Ortiz, la hermana de la reina Letizia. Curiosamente, cuando dio la rueda de prensa de presentación de estos conciertos, que dice que serán “íntimos y orgánicos”, contó que ya no se identifica con Breathless, esa canción que ahora enamora a los fans de Taylor Swift y Caroline Polachek. Sí dijo que tocará otros hits de la banda que compartía con sus hermanos, como Radio, So Youngo Runaway,de los que es co-autora.
Sergi Cuxart, selector musical de Radio Primavera Sound (él se encarga de gestionar la lista de éxitos semanal allí) y también, oficialmente, una Persona Joven (tiene 27), cree que “tiene muchísimo sentido” que se reivindique ahora a The Corrs. “The Corrs sonaban mucho en mi casa, mucho. Mi padre es muy fan de la música celta y derivados y si lo envuelves todo en un bonito envoltorio pop, pues mucho más fáciles de escuchar. A gente como Taylor Swift y Caroline Polachek les debe ocurrir algo parecido. Es música de su preadolescencia y adolescencia, aunque a mi me picó más pequeño. Son temas que seguramente escuchaban en todos lados y que ahora reivindican como también puede estar ocurriendo con otras cosas denostadas como Enya, Blink-182 o incluso la música makina. Era música que estaba mal vista por el monocultivo indie y alternativo, pero toda esa gente que se ha criado escuchándola ahora la rescata como propia y relevante”.
En cambio, Quique Ramos, que escribe y habla de música en lugares como El Bloque TV –su bio de Twitter es “contra la música buena desde 1979”– tiene edad suficiente como para haber militado en el monocultivo indie del que habla Cuxart (no es grave, se le pasó hace mucho) y aun culpa a The Corrs de no haber podido apreciar el folk británico hasta bien entrada la veintena. “La mitad de mis manías tienen que ver con algunos de los grupos comerciales de la época”, admite. Tampoco le perdona a Sharon Corr una versión despojada de todo pathos del clásico Fairytale of New Yorkque encontró buceando en YouTube.
Eso sí, Ramos entiende que The Corrs triunfaran en Estados Unidos mientras que los grupos del britpop coetáneos nunca conseguían romper esa barrera. Breathless fue la canción principal en la banda sonora de la película Chocolat, un bombazo de Miramax con Juliette Binoche y Judi Dench, y la cantó Meadow Soprano en Los Soprano. La banda tocó en una fiesta organizada por Ted Kennedy, teloneraron a Celine Dion en una gira norteamericana y aparecieron en programas como Good Morning America.En 1998, Vogue America nombró a Andrea Corr, la cantante y frontwoman, “la mujer más guapa del año”. “Tiene todo el sentido que lo petasen allí. Todo über limpio, una especie de raíz común…es como cuando la música cubana triunfa en el Congo, son ritmos de ida y vuelta. Llegan a Cuba a través de los esclavos, se filtra con la tradición española y acaba volviendo al lugar de origen a través de la radio transformada en algo casi exótico. La música irlandesa es la base de todo el country, el bluegrass…aunque en el caso de The Corrs es más bien como escuchar Ketama y considerarlo flamenco”, apunta.
En su momento de máximo esplendor, cuando publicaron su primer álbum Forgiven not Forgotten (1995) y el segundo, con el productor de Alanis Morrisette, Talk in Corners (1997) se consideraba que hacían algo así como música para chicas que estudian ADE y hasta participaban de la imagen de Irlanda de aquellos años como Tigre Celta, protagonizando un supuesto milagro económico que después derivó en una crisis durísima. “Su música era análoga de una Irlanda rica, brillante y moderna surfeando el boom capitalista”, le dijo el historiador de la música popular Noel McLaughlin a Laura Snapes en este reportaje en The Guardian. Junto con Boyzone y, claro, U2, que eran amigos de los hermanos Corrs, solidificaron la idea de que el pop irlandés podía ser parte de un rebrandingnacional.
En realidad, los cuatro hermanos Corr tenían un origen de clase trabajadora, a pesar de que un tío suyo llegó a triunfar en el fútbol y a jugar en la liga inglesa. Su padre, Gerry, trabajaba como electricista en Dundalk, una ciudad pequeña junto a la frontera norirlandesa, y tenía un grupo de folk con su mujer, Jean. Ellos animaron a todos los hijos a tocar el piano, el violín, la guitarra y varios instrumentos del folk celta, como el bodhrán, una especie de pandereta que se toca con una baqueta corta, o el tin whistle, la flauta de hojalata. En 1991, el único chico, Jim (hubo un quinto hermano, Gerald, que murió atropellado a los tres años), convenció a sus hermanas para presentarse al casting de The Commitmentsy los cuatro acabaron saliendo en la película en papeles pequeños. A partir de ahí, formaron la banda y no tardaron mucho en pasar de tocar en el pub de su tía a acompañar a Luciano Pavarotti y U2. El aspecto de las tres hermanas Corr, a las que se rifaban las firmas de moda y las revistas femeninas, ayudó bastante, aunque las tres han lamentado después que eso les restara credibilidad como compositoras e instrumentistas. “Resultó que lucíamos como lucíamos, pero eso no era lo principal. Era tentador para la gente pintarnos con como una banda sino como un grupo de casi-modelos, y eso significó que nuestra música se trataba como algo más ligero de lo que en realidad era. Es como poner una portada chick liten un libro que no es chick lit”, comentó Andrea Corr en una entrevista con el Daily Mailen 2019. Andrea se casó en 2009 con el millonario Brett Desmond y vive en Dublín. De los cuatro, Jim es el que ha protagonizado más titulares polémicos. Empezó a mostrarse conspiranoico cuando aseguró que el 11S estuvo orquestado por el gobierno estadounidense y en los últimos tiempos ha hecho también declaraciones antivacunas y asegurando que el cambio climático es un invento. En 2017, los cuatro se reunieron para lanzar un nuevo álbum, Jupiter calling.