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Discos ‘kitsch’: el arte de hacer una portada fea

Repasamos los vinilos que, involuntariamente, han hecho de la creación artística una parodia de lo más sofisticada.

  Paisaje con figuras Sonny and Cher. Maman Was A Rock and Roll Singer. Mientras fueron pareja sentimental y artística, Sonny and Cher se propusieron no dejarnos nunca indiferentes, como confirma esta portada. No sabemos si la decoración, en este caso, fue toda obra suya, o hubo alguna mano colaboradora en el interiorismo shock. Suponemos que en este singular ambiente dio sus primeros pasos Chastity, la hija del dúo musical.
Made in Germany Heino. Deutsche weihnacht...Und festliche lieder Su nombre suele figurar en los primeros lugares de las listas de las portadas de gusto equívoco o dudoso que cada temporada desde la red se extienden urbi et orbi. En honor a la verdad, debemos decir que méritos no le faltan a este cantante alemán, por otro lado, todo un ídolo en su país de origen y con millones de discos vendidos. Y es que lo cortés no quita lo kitsch.
Terrores infantiles Enrique y Ana. Para nuestros amigos. Hagamos un hueco para nuestro kitsch más próximo y sentimental. Las canciones de Enrique y Ana estigmatizaron a toda una generación mientras sus rostros nos proyectaban el lado más freudiano de la infancia. Afortunadamente, las secuelas solo fueron superficiales, y la mayoría de sus seguidores consiguieron salir adelante sin la ayuda de ansiolíticos y otros antidepresivos.
  Ensalada de frutas Isaac Hayes. Juicy Fruit (Disco Freak) A Isaac Hayes le debemos como músico pionero del soul y otros aliños, grandes placeres musicales, pero aquí, véase, culpa del director de arte o diseñador, hubo un error de cálculo a la hora de meter en una piscina al autor del Tema del Shaft y un grupo de señoritas semidesnudas con sombreros frutales. Lo que se proponía como imagen sensual y erótica acabó dando como resultado, algo más cercano al porno kitsch…
Músculos playeros Annete Muscle Beach Party. La asociación playa, culturismo y en este caso, la hoy olvidada, Annete Funicello (una de las estrellas del cine juvenil americano de los 60 y pareja inseparable del cantante Frankie Avalon) es sin duda un cóctel irresistible para los degustadores de este tipo de portadismo. Aquí, en su variante más voluptuosa y sexualmente equívoca.
  Typical Spanish Alejandro Magno. Los chulos son pa’ cuidarlos. Alejandro Sanz antes de tener el “corazón partío”, se mostró como uno de los discípulos más aventajados de Miguel Bosé y del glam autóctono, pero ya se sabe que segundas partes nunca fueron buenas y la cosa no acabó de funcionar. Nos consolamos con la portada del álbum.
  Orgullo y Excesos Cher. Prisoner. Aunque le hemos dado la vuelta en este caso a la portada, la cara B de Cher sigue resultando insuperable y dejándonos con la boca abierta cada vez que se pone delante de un objetivo. La sobriedad siempre le ha producido urticaria a la estrella, y aquí, nos imaginamos con la ayuda de su estilista, Bob MacKie, no se cortó un pelo (ni una extensión) a la hora de convertirse en heroína Heroic Fantasy.
  Melodía portuguesa Quim Barreriros. Recibi um convite ( a casa da Joquina). Mucho antes de que Borat/ Sacha Baron Cohen desembarcara en la tierra, este simpático acordeonista portugués no lo dudó un instante a la hora de promocionar su música como Dios lo trajo al mundo. Ya se sabe que el acordeón suele ser una caja de música…y de sorpresas.
  Cuestión de desahogo Millie Jackson. Back to the S_ _ t! En el extremo del kitsch del peor gusto, Millie Jackson sigue figurando entre los cinco primeros del ranking. Aunque no fue la primera en mostrarse en público en un váter, hay que felicitarla por la desinhibición con que se mostró en un momento tan embarazoso e íntimo.
  Kitsch & Brushing The Europe. Final Countdown. La épica del rock suele jugar a veces malas pasadas, se llamen Queen o Iron Maiden, y su estética, como en este caso, más propia de un cartel publicitario de peluquería para seguidores del brushing y la decoloración exprés. Hasta podrían ser repescados para una ópera rock de tema wagneriano o un episodio de Juego de Tronos.
  El rey del mal gusto Liberace. The Glitter Man. De no haber existido el kitsch, seguramente Liberace lo hubiera inventado tarde o temprano. Para su entronización como Rey del Mal gusto nada mejor que el paisaje de Las Vegas, un piano de metacrilato y un guardarropa con cola de visones en todos los tamaños y formas. No es extraño que Elton John descubriera su vena artística cuando lo vio, siendo un niño, en un programa de televisión.
  La rubia explosiva Jayne Mansfield. Shakesperare, Tchaikovsky & Me. Jayne Mansfield hizo de su propio personaje y figura, la mejor obra. Como Mae West, provocadora permanente, entre el kitsch más exuberante y la cultura pop. El mito saltó por los aires una noche de verano de 1967 cuando su coche se estrelló contra un camión. La leyenda ha querido que la cabeza y la peluca peroxidada de la estrella cruzaran el río Mississippi. Antes, os dejó estas confidencias entre el músico ruso y el dramaturgo inglés.
  ¡Que difícil es ser modernos! Village People.Reinassance. Despues de su paso triunfal por la senda más festiva de la música disco, Village People buscaron oxigeno en los nuevos vientos musicales que comenzaban a soplar. El resultado, tanto musical como estético, no pudo ser más desastroso y fallido. Y es que, para make up y pintarrajeados ya teníamos a los muchachos de Kiss para alegrarnos la vida, y además, mucho más artísticos.
  Fruta prohibida Rosa Morena Rosa Morena fue nuestra bomba nacional para alegría de cuarteles, campamentos y solitarias travesías de camioneros por la Nacional 340. Su momento de mayor gloria llegó con una versión flamenco-pop del “Échale guindas al pavo” y un programa de televisión cantando a los soldados españoles en el Sáhara.
  Feliz navidad The Sinatra Family Wish You At Merry Christmas. La Navidad suele ser una época propicia para los sentimientos más edulcorados, para las emociones más falseadas y para las canciones más insoportables. Si al paisaje, le sumamos la familia Sinatra al completo en blanco radiante y navideño, la estampa resultante confirma que Frank era un visionario: que pregunten si no a todos aquellos que se han dejado por las white parties que se estilan ahora.  
Que familia más original The Patridge Family. Up To Date. Serie televisiva de éxito (aquí se llamó Mamá y sus increíbles hijos) y que acabaría engendrando el fenómeno David Cassidy como ídolo juvenil. Aquí está en toda su salsa el kitsch más almibarado, la estética bubble-gum, el pop llevado a sus territorios más indigestos. No apta para diabéticos.
Dulces como miel Carpenters. A Kind of Hush. Portavoces de la melodía de la felicidad, los hermanos Carpenter nunca pudieron sustraerse a una atmósfera kitsch que se reflejó en la portada de sus discos. Quizás como contrapeso a este exceso de glucosa, la tragedia sobrevino como antídoto y nos dejó tras esa máscara de felicidad kitsch, la voz inolvidable y crepuscular de Karen Carpenter.
  Un toque de distinción Bee Gees. Spirits Having Flown. Pasada la primera juventud pop los Bee Gees pusieron todo su empeño en ser los abanderados de la elegancia más hortera y las melenas mejor peinadas del espectáculo con permiso de Catherine Deneuve. Los dos objetivos los cumplieron satisfactoriamente y durante años nadie les pudo arrebatar estos títulos tan duramente conquistados.
  Vestidos para matar Loco Mia. Rumba Samba Mambo. Los chicos de Loco Mia demostraron que el sentido del ridículo era una cosa que no iba con ellos y que en cuestión de estilismos y hombreras no había nadie que les ganara. No sabemos si su vestuario escénico forma parte en la actualidad de la colección permanente del Museo del Traje de Madrid.
Los bárbaros del norte Manowar. Into Glory Ride. Los grupos de heavy metal suelen exhibir toda clase de excesos y desmesuras atendiendo a su naturaleza indómita y roquera. A la hora del atrezzo y puestas en escena, no hay nada que se les resista y si el guión lo requiere, hasta son capaces de posar como feroces guerreros a lo Conan El Bárbaro.
  Volando voy Parliament. Mothership Connection La música negra por naturaleza acostumbra a proyectar una imagen exuberante y barroca, pero no siempre, y más aún cuando entran en juego estéticas futuristas, ciencia-ficción, los resultados son los deseables. O quizás si…
  Desde Arabia con amor Dalida. Arabia songs. La figura de la diva francesa Dalida siempre ha estado rodeada de una irresistible atmosfera kitsch. Después de su trágica desaparición, las reediciones de sus discos han proyectado y magnificado esta imagen, gracias en parte a las nuevas artes informáticas y digitales, proyectándola como icono kitsch.
  Comunicando Henri René and His Orchestra. Music for Bachelors. Hasta un mundo tan sofisticado como Mad Men y su cultura visual no se ha podido librar ni sustraer de las texturas y telaraña kitsch. Si, además tiene como soporte gráfico la imagen de Jayne Mansfield en camisón Baby Doll con conversación telefónica incluida, las interferencias kitsch están más que garantizadas.
Deslices estéticos Janelle Monáe. The ArchAndroid. Que los territorios o dominios del kitsch suelen ser ambiguos, salta a la vista. Hasta para una estrella del soul-pop como Janelle Monáe: La tentación de transformarse en una heroína de ciencia-ficción, look Metrópolis pero que acaba dando una imagen más propia de una drag queen del Carnaval de Tenerife. De todas formas, como sobre gustos, no hay nada escrito, no se flagele, si le gusta.
  Horror Vacui Alice Cooper. Welcome 2 My Nightmare. El heavy metal, al igual que los astrólogos televisivos y otros comunicadores de lo oculto, acostumbra a tener connotaciones kitsch. Si, además, le añadimos la estética Tren de la Bruja y dosis de goticismo de la que hace gala un artista como Alice Cooper, los resultados no pueden ser más espléndidos para el Museo del Horror.