Cuando Hillary descubrió el humor
Aconsejada por la ex gurú de Michelle Obama, la candidata trata de borrar su antiguo rictus forzado para mostrarse risueña y simpática
El vídeo con el que Hillary Clinton anuncia su candidatura para 2016 empieza con una broma. Una estadounidense más o menos de su edad está cuidando sus brotes de primavera –no hay que ser muy listo para captar la metáfora– y se ríe comentando que sus tomates “son famosos en el barrio”, a la vez que hace un par de poses graciosas. Vale, no sería un chiste tipo Richard Pryor pero sí es un toque de ligereza que vuelve a repetirse en el resto del vídeo. En la pareja multirracial cuyo plan más importante para el año es enseñar a su perro a dejar de comerse la basura y en el niño adorable que cant...
El vídeo con el que Hillary Clinton anuncia su candidatura para 2016 empieza con una broma. Una estadounidense más o menos de su edad está cuidando sus brotes de primavera –no hay que ser muy listo para captar la metáfora– y se ríe comentando que sus tomates “son famosos en el barrio”, a la vez que hace un par de poses graciosas. Vale, no sería un chiste tipo Richard Pryor pero sí es un toque de ligereza que vuelve a repetirse en el resto del vídeo. En la pareja multirracial cuyo plan más importante para el año es enseñar a su perro a dejar de comerse la basura y en el niño adorable que canta la canción del pez con cara de máxima concentración. Todos esos americanos corrientes escogidos para ilustrar el tema de la campaña –“necesitan un defensor para hacer algo más que salir del paso”– cierran la pieza luciendo enormes sonrisas.
El contraste es enorme si se compara con el vídeo con el que la ex Secretaria de Estado anunció su candidatura en 2007. Aquel tenía mucho más contenido político, como han señalado algunos críticos, que señalan que el nuevo anuncio podría provenir de un banco o una aseguradora, y mucha más Hillary, que aparecía en pantalla desde el segundo 1, y no esperaba hasta el 90. Pero también tenía un aire de gravedad y estaba lastrado por ese rictus que mantenía entonces la candidata, que parecía incapaz de esbozar una sonrisa auténtica. Aquella era la Hillary Que No Sabía Sonreir, muy distinta a la de 2015. Entonces se habló mucho de cómo le había ayudado, aunque ya demasiado tarde, a la candidata la lágrima que se le escapó tras perder las primarias de Iowa. Eso humanizó su imagen y la hizo mostrarse vulnerable pero, a la larga, no han sido las lágrimas sino las risas lo que ha ayudado a la re-candidata.
En las redes sociales, muchos de sus fans utilizaron el domingo una de sus fotos más icónicas para anunciar su apoyo o crear memes. Es esa en la que aparece enviando un mensaje de texto a bordo de un vuelo a Trípoli y que dos periodistas de la web Politico, Adam Smith y Stacey Lambe, aprovecharon en 2012 para crear un Tumblr humorístico llamado Texts from Hillary en el que imaginaban a una Clinton enormemente jefa enviándose mensajitos con Meryl Streep, Mark Zuckerberg o Anna Wintour y poniendo en su lugar a Obama.
La página estuvo activa durante sólo un mes y medio –los autores la clausuraron tras conocer a la propia Hillary, que les dedicó la foto con el mensaje “gracias por los muchos LOLZ”– pero la foto que la originó hizo fortuna en Internet y ha seguido generando versiones. La propia candidata, consciente de lo mucho que le debe por servicios a su imagen, la usaba como avatar en Twitter hasta el mismo domingo, cuando la sustituyó por la H rojiazul de su (muy criticado) logo de campaña.
Algunos de los memes que circularon a propósito de la imagen de Hillary con su móvil
Cuando se lanzó el Tumblr, un veterano periodista de Newsweek que había cubierto su fallida campaña presidencial comentó que si aquello hubiera sucedido en 2008, la respuesta de su entorno hubiera sido: “1. ¿Qué es Tumblr? 2. ¿Qué es Facebook?. 3. ¿Cómo los destruimos?”. Aquella ronda electoral, que chocó con el tren de carisma de Barack Obama, dejó embarazosos recuerdos de los intentos de Hillary por parecer suelta y simpática. En un mítin, también en Iowa –es sabido que en las campañas estadounidenses, todos los caminos llevan a Iowa– dijo: “Nos enfrentamos a muchos hombres malvados. Me viene a la cabeza Osama bin Laden. ¿Y qué hay en mi historial que me equipo para enfrentarme a los hombres malos?”. Y luego soltó una especie de graznido dando a entender que aquello era el fin del chiste. ¿Se refería a su marido?, ¿al fiscal Kenneth Starr?, ¿A Newt Gingrich? Los reporteros presentes, lívidos y confusos (pero no precisamente muertos de risa) le preguntaron después al respecto y ella contestó, frustrada: “Vosotros os pasáis el día diciéndome que me relaje y que sea divertida. Total, que lo hago y ahora empezáis a psicoanalizarme”. La columnista Meghan Daum dijo después de la escena que localizar el sentido del humor de Hillary Clinton era más difícil que encontrar una lentilla en el Mar Muerto.
Pero después llegó la Hillary de los SMS y la Hillary Secretaria de estado que bailaba salsa en Colombia y danzas africanas en Suráfrica, la Hillary bien aconsejada que es consciente de su papel en la cultura popular y se define en su biografía de Twitter como “aficionada a los trajes pantalón”, “icono de pelo” y, también hasta el domingo, “FLOARK”, es decir, ex primera dama de Arkansas. Durante la promoción de Hard choices, el libro que resume su experiencia al cargo de la diplomacia estadounidense, lidió bien con los programas nocturnos de humor. Frente a Stephen Colbert lució al principio cierta mirada maníaca pero después supo atender a las reglas del late night y sostener con el presentador una “batalla de ver quién conoce a más famosos”.
En la nueva campaña, se esperan muchas más apariciones de este tipo, sobre todo si se tiene en cuenta que Clinton a fichado a Kristina Shake, la relaciones públicas que diseñó la estrategia de imagen de Michelle Obama, que pasaba por bailar con Ellen DeGeneres y protagonizar vídeos virales con Jimmy Fallon. Schake, una californiana ajena a los tejemanejes de Washington, lo tiene más difícil a priori con su nueva jefa, pero se ha marcado el objetivo de dejar que salga a relucir “la auténtica Hillary”, la que, según recalcan todos sus conocidos, tiene un “endiablado sentido del humor”.
Una de las primeras decisiones que deberán tomar ambas es cómo lidiar con Saturday Night Live. El programa de humor adelantó el sábado por la noche el vídeo de anuncio de campaña y lo hizo con la cómica Kate McKinnon, que lleva meses perfilando su imitación de Hillary a la campaña, mostrándose entre ansiosa y terrorífica. Su retrato, el de una candidata poco humana y hambrienta de poder, es mucho menos halagüeño, aunque más certero, que el que hacía en 2008 Amy Poehler.
Los medios ya se preguntan cómo afectará la imitación a la campaña y citan el precedente de Sarah Palin. El popular retrato que le hacía Tina Fey llegó a confundirse con la auténtica candidata. Llegó un momento en que el público no sabía quién había dicho “¡veo Rusia desde mi casa!”, si la actriz o la gobernadora de Alaska. Años atrás, al equipo de Al Gore le preocupaba tanto la imitación que hacía Darrell Hammond –quien, por cierto, interpretó a Bill Clinton en el sketch del pasado sábado– que le obligaban a ver sus escenas antes de los debates, para que tuviera en mente cómo no debía comportarse. Schake puede hacer lo mismo con su candidata pero también podría, irónicamente, aprender de la desastrosa Palin, quien finalmente se prestó a aparecer en el programa y compartir plano con Tina Fey. Todo es posible con la nueva Hillary.
Hillary, los memes están contigo.